Capítulo 29

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Alicia

Luego de esa tarde, nunca más volví a ver a Juan. Nunca más supe nada de él, con lagrimas en mis ojos siempre lo recuerdo. Mi corazón se acelera, de solo pensarlo. Mi cuerpo lo extraña, mi alma anhela aquellas caricias. Pero quiero creer que está fue una buena decisión, él se merece ser feliz y se que lo va a lograr.

Las fiestas se pasaron en un soplo, fuimos a la casa de mis abuelos y todos comimos, reímos y cantamos. Mi familia no sabe lo que ocurrió con Juan y mucho menos pensaba contarlo cuando Julio se apareció en plena cena. 

Se que Esteban se da cuenta, al parecer es al único que no logro engañar. Mandy me observa curiosa, pero simplemente intento poner una mascarilla en mi rostro y hacer como si nada pasara. 

Pero internamente me voy destruyendo, mi alma solloza esta perdida. Juan se metió en lo más profundo de mi corazón y mente, sacarlo de mi sistema será todo un desafió. Y si soy sincera, creo que nunca lo haré. Él es mi gran amor en esta vida, ese amor que tanto habla la gente. 

A pesar de todo, el tiempo se fue pasando volando y de un día para el otro estaba en el avión sentada observando el cielo y sacando algunas fotos. Recordado las noches en la terracita de Juan, cuando observamos las estrellas y las contábamos o le queríamos poner forma a las nubes. 

Debo decir que vivimos momentos hermosos, un hombre con un profundidad admirable. A pesar de su dinero, de sus empresas, siempre fue y es sencillo. Esa fue una de las razones que más me conquistaron. A él el dinero no lo mueve, tuvo que luchar muchísimo para conseguirlo, para darle alimento a su hermana y a su pequeño sobrino. 

Hablando de Sofi, con ella aún me hablo y está al tanto de todo. Le pedí por favor que no me cuente nada de su hermano y ella respeto mi decisión. También le rogué que no le diga mi paradero, ni nada. 

De vez en cuando me envía algunas fotos de Mateo o él mismo me manda audios con su voz y me dice lo mucho que me quiere. Pocas fueron las veces que estuvimos juntos, pero le tome mucho aprecio al pequeño y ni hablar a su hermana. 

En mi corta vida, no fui una persona muy social. En el colegio tuve algunas amigas y luego en facultad otras. Pero mis amigos verdades, esos que están en las buenas y en las malas, esos que se preocupan por uno. Solo puedo hablar de Sergio, él siempre estuvo ahí para mi y yo siempre estoy para él. Ahora podría agregar a Sofi, desde aquella merienda nos fuimos uniendo más y más. Ella me confesó cosas, que ni su hermano sabe. Es una excelente persona y decidió ser madre soltera, para que el padre de su hijo pueda resolver sus asuntos familiares. 

EN la residencia que me designaron, estoy compartiendo el piso con una muchacha que es de España. Ella se gano la beca el año pasado y desde entonces está allí. Debo decir que es una chica muy dulce y muy inteligente. Me dio una cálida bienvenida y me explico todo. Vamos a ser compañeras de carrera, en este ultimo año las cosas se ponen bastante densas y no mencionemos que estoy estudiando en otro país, con otro idioma y con un programa mucho más difícil. 

Mi compañera tiene un novio, que tuvo que quedarse en España. Mientras me contaba su historia de amor, era inevitable no pensar en él. Pero con mucho esfuerzo, logre contener mis lagrimas, aunque Cristina no es ninguna tonta y se dio cuenta de todo. Pero le agradezco el espacio que me da. 

Con la convivencia nos hicimos grandes amigas, teníamos horarios bastantes similares, pero las pasantías las hacíamos en estudios distintos. Titi, es muy buena cocinera. Ella me enseña comidas españolas y yo le enseño comidas de mi país. Es muy interesante el intercambio de culturas y eso es algo que me distrajo bastante. 

Algunos fines de semanas íbamos a museos o simplemente a recorrer la preciosa ciudad. La universidad estaba llena, los estudiantes eran tremendamente inteligentes, me hacían sentir muchísima inseguridad Para mi suerte pude seguir manteniendo el prometido, pero requería el doble de mi esfuerzo. Día y noche estudiando arduamente, en las épocas de examen, no salía los fines de semana. Solamente leía y leía. Además esto me ayudaba a no pensar en él. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora