Capítulo 32

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Juan 

Estoy viviendo una tortura, cada día pierdo más y más las esperanzas con ella. Jamás pensé estar en esta situación y mucho menos con ella. Todo venía tan bien y un día se desmoronó todo. Ella me desea algo, que solo pienso formar con ella y se que Alicia desea formar una familia. No me importa esperar, no me importa ser un padre grande. Solo me importa que ella este a mi lado por el resto de mi vida en este planeta y ella no lo comprende. 

Es lo que siempre soñé, lo que siempre imagine, de lo que mi madre me hablo cuando apenas tenía nueve años. Finalmente luego de unos cuantos años en este planeta, lo había encontrado, había encontrado esos sentimientos que siempre estuvieron dormidos en mi. 

Durante meses estuve enviándole mensajes, enviándole regalos. Pero ella simplemente me agradecía aquello y no me daba ninguna esperanza. ¿Acaso ya no siente nada por mi? ¿Se fue todo ese amor que sentía por mi? ¿Se olvidó de todos los momentos que vivimos? ¿Todas las promesas que nos hicimos fueron en vano? 

Día a día pierdo las esperanzas, hace un mes que decidí no enviarle más nada. Ella con su silencio, me dio su respuesta. Quizás es momento de que la deje ir, durante casi más de medio año insistí, estuve a punto de viajar y decirle que la amo y que solo imagino mi vida a su lado. Pero ella me pidió el bendito espacio y se lo di, creo que la perdí. 

-Hermanito -mi hermana ingresa a mi despacho. 

-Cariño -levanto la vista de mi computadora. 

-Debemos ir a comprar tu atuendo para mañana -asiento mientras tipeo un mail. 

-Esta tarde iré no te preocupes -ella me observa, se que esta triste por mi situación. 

-Me mata verte así -levanto mi vista y la observo, sonrió débilmente. 

-No pasa nada, en mi vida había sufrido por amor. En algún momento me iba a suceder -intento reír ante mi comentario, mi hermana no emite palabra alguna. 

-Se que ella te ama, se que sigue enamorada de ti.

-Ya no estoy tan seguro de ello, pero no quiero hablar del asunto. 

-Lo entiendo -se acerca a mi mesa y me da un abrazo, escondo mi ojos se llenan de lagrimas, pero no largo ninguna. 

-Pasaré por ustedes -ella asiente y me da un beso. 

-Te amo Juanito.

-Te amo pepi.

Y así continuo mi día, con mi semblante triste. Intento poner una mascara, ir a las reuniones y hacer mi trabajo. Pero desde hace ya unos cuantos meses que soy un muerto vivo. 

Mis amigos intentan sacarme adelante, distraerme, ayudarme. Pero lo único que necesito está muy lejos mío y no me refiero a la distancia, sino a sus sentamientos. 

Quizás es tiempo de seguir adelante, se que por mi parte nunca lo haré. Viviré en automático, lo que siento por ella no va a cambiar nunca. Siempre será mi pequeña Alicia, la reina de mis pensamientos. 

Luego de trabajar sin parar, fui a buscar mi atuendo para mañana. Soy el padrino y debo estar acorde, Mandy se encargo de mi vestuario. Mi traje es azul marino, hecho a medida. Ella se está encargando de que todo este esplendido, de que cada uno tenga su traje de que todo este a tono y equilibrado. 

Mandy es una chica especial y Esteban la supo conquistar. Son el uno para el otro, a ellos si le funcionó y estoy feliz por mi amigo. Feliz por su felicidad, él se lo merece. Mandy es una mujer que sufrió mucho, tuvo una historia complicada allí en España, es casi huérfana a excepción de una abuela que falleció. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora