Capítulo 21

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Alicia

La noche con Juan fue perfecta, me trato como una princesa. Finalmente nos entregamos el uno al otro y es algo que nunca me voy a olvidar, creo que me marco para siempre. Jamás sentí todas esas emociones, creía que las novelas exageraban en ese punto, pero aquí estoy. 

-Buenos días princesa -Juan me atrae más a su cuerpo. Mis manos acarician su cabello, sus manos recorren mi espalda. 

-Buenos días osito -beso su mejilla, pero al parecer eso no es suficiente, porque une nuestros labios. No quiero espantarlo con mi mal aliento, me separo y escondo mi rostro en el hueco de su cuello. 

-Quiero mi beso de los buenos días -exige con cariño. 

-Tengo feo aliento -deposito un beso en su cuello. 

-No me importa -toma suavemente mi rosto y me vuelve a guiar hasta su boca. Finalmente nos damos el beso de los buenos días y apoyo mi cabeza e su pecho, observo el techo. 

-No puedo creerlo -comento, mientras acaricio su cabello. 

-¿Qué cosa? -me atrae más a él, una de mis piernas está sobre su estomago, su mano acaricia suavemente mi rodilla. 

-Siempre soñé con esto, siempre y aquí estoy contigo -miro su rostro. 

-¿Cumplí con tus expectativas? 

-Las superaste ampliamente -beso su cuello.

-Hay algo curioso en todo esto.

-Iluminame. 

-Jamás pensé que iba a estar en esta situación, jamás creí que finalmente iba a encontrar a esa persona que te gira tu mundo de esta manera, que no te importa nada que no sea ella. 

-Pero si sos un hombre joven, tenías un largo camino. 

-Con las mujeres que estuve, jamás me sentí de esta forma, contigo todo es mucho más intenso. 

-¿Eso es bueno?

-Demasiado y a la vez me asusta, porque si algún día no vamos a estar más juntos será el mismísimo infierno para mi -tomo su rostro entre mis manos, sus palabras me emocionaron y mierda si no siento lo mismo que él. 

-Vivamos el día a día, solo te puedo decir que veo mi futuro y tu estás en el. 

-Mierda Alicia -besa mis labios de una manera intensa, apasionada, demostrando cada una de sus palabras. Mis manos viajan por su cuerpo, al igual que las suyas. 

-¿Te gustaría que te haga el desayuno? -pregunto mimosa.

-Yo te lo preparo a ti -me da un beso fugaz y salta de la cama. Me permito observarlo, su espalda trabajada, sus glúteos perfectos y sus piernas largas y definidas. Me comentó que siempre que puede va al gimnasio, al menos tres veces por semana, le gusta correr. Quizás podría contagiarme un poco, y salir a correr. Hace mucho que no lo hago, estoy fuera de estado. 

Mientras debato en mi mente, me levanto de la cama y me coloco mi bata. Me compre especialmente una bata muy similar a la que tengo en casa, me llega hasta las rodillas y tiene un estampado floreado. No llevo nada debajo, excepto ropa interior, la parte de abajo. 

Voy directo al baño, me lavo mis dientes y me observo, mi cabello está desalineado, mis rulos están revueltos y mis labios hinchados. Mi rostro está hinchado, pero mis gestos son descansados. Y eso no lo conseguía hace mucho tiempo, durante unos largos años que soy casi noctambula, es la primera vez en mucho tiempo que duermo de corrido. 

 Cuando salgo de la habitación, voy caminado por el pasillo y veo algunos marcos de fotos, en ellos están su sobrino y hermano, foto de sus padres, él con sus amigos. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora