Capítulo 13

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Alicia

-Vamos cariño debes decirme que sucede. Últimamente estas un poco extraña. 

-No es nada, solo es cansancio de muchas tareas y entregas de la facu -se que esto que estoy diciendo no se lo cree nadie. 

-A mi no cariño, se que algo sucede con este socio llamado Juan. 

-Que va, no sucede nada -intento observar a los peatones que caminan felices por la calles de buenos aires. 

-¿Estaba en tu casa cenando? -me preugnta curioso, obvieo que sabe todo. Su padre también estaba.

-Sí -me limito a contestar. 

-Seguro estaba bien guapo, como el acostumbra a estarlo. 

-No le preste mucha atención -y en parte era verdad, intente no observarlo. Pero admito que se me escaparon un par de miradas y estaba precioso con su cabello y barba perfectamente cortada y esas camisas que usa que le quedan pintadas. 

-Si claro, como si fuese un chico que pase desapercibido -comienzo a reírme de su comentario. Sergio está saliendo con un muchacho, pero no puede ocultar cuando un chico le llama la atención. Pero que no se entere que su novio hace lo mismo, porque le agarran unos celos que no se lo aguanta nadie. 

-Sos muy injusto -le digo acusándolo con mi dedo. 

-Claro que no. 

-Si tu novio estaría haciendo este tipo de comentarios con una amiga o amigo, tu ya estarías loco de los celos. Pero tu puedes ir por la vida observando a todos. 

Se queda en silencio, sabe que lo atrape. 

-Tenes razón, es algo que estoy trabajando. 

-Me parece muy bien que lo reconozcas. 

-La verdad que mi bebé es un amor conmigo, no puedo quejarme. 

-Es divino, ¿Cuando vamos salir a cenar?

-¿Que te parece si el viernes vamos a cenar los tres a nuestro resto favorito? 

-Me parece perfecto. 

-Tenemos una cita muñeca. 

-Si que la tenemos. 

La noche estuvo muy linda, con amigas y Sergio disfrutamos una linda velada. Poniéndonos al día, contándonos un poco que estuvo pasando en la semana. 

Ellas son mis amigas del secundario, quedamos muy amigas y nos vemos todos los sábados una vez al mes. Obvio que tenemos un grupo de WhatsApp, donde ahí hablamos siempre. Pero no hay nada comparado como vernos y cenar, o quizás salir a tomar algo a un bar. 

Luego de esta velada, Sergio me dejo en casa. Eran pasadas las dos de la madrugada. Mi casa seguía con las luces aprendidas y escuchaba risas. Al parecer la reunión continuo a largas horas, suele suceder bastante seguido. 

Mi padre es muy buen amigo de los socios, muchos fueron compañeros de la facultad y otros se fueron haciendo a medida que estaban en este gran mundo de los negocios. 

Mis pies piden a gritos que me quite los tacos que llevo puestos, una vez ingresada al interior de casa. Me quito los zapatos y me asomo por la puerta de la sala. Donde veo a los mismo hombres que antes, riendo y contando anécdotas. Me llama la atención también verlo a Juan, sin su amigo y socio Franco. Mis hermanos tampoco están, seguramente salieron de fiesta. 

-Hija, cariño. Llegaste temprano -mi padre me volvió a divisar y ahora todos los ojos me observan. 

-Si, estaba bastante cansada. Le pedí a Sergio que me dejara aquí, ellos iban a bailar al boliche de siempre -me encojo de hombros, mientras que me acerco a mi padre y le doy un beso. 

PERDURARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora