12: Cayendo en el abismo.

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Luego que todo lo sucedido me haya dejado confundida, intrigada y aunque me cueste admitirlo, jodidamente caliente, me fui a bañar. Me duché con agua fría para ver si se me bajaba el exceso de temperatura hormonal—No sé si eso existe, pero, si no, acabo de inventarlo.— lo cual fue totalmente inútil porque seguía igual, es por ello que me dediqué a distraer mi mente y a dibujar.

Me senté en mi escritorio, agarré el block negro y admiré aquella frase que tiene en la portada, siempre me gusta leerla, luego agarré el lápiz y abrí dicho block, me fui a la página en blanco que le sigue a la que tiene el último dibujo que hice, suspiré, cerré mis ojos y dejé que todo fluyera...

Trazaba líneas, conectaba puntos, hacia sombras, borraba, giraba el block para hacer mejor diferentes ángulos, todo hecho con agilidad.

No sé cómo ni dónde aprendí a dibujar, bueno, realmente no sé cómo ni dónde nada de mi, es decir, yo no sé quién era hace dos años atrás, todo lo que sé de mi es porque—y se verá extraño— me he ido conociendo a mi misma en estos dos años que llevo aquí.

Recuerdo que mis comienzos en este lugar no fueron nada fáciles, yo no quería estar aquí, incluso mi virginidad la perdí aquí.

¿Con quién? No lo sé, en ese tiempo todo era muy borroso para mi, y es imposible que lo torne nítido a estas alturas.

Luego de varios minutos, quizás hasta horas logré culminar el dibujo, y eso que no lo había estado haciendo con detalles. Claro, si lo perfeccioné, como todos mis dibujos anteriores, si algo no me terminaba de gustar, lo borraba y lo hacía mejor, por eso tardé, pero, con "Detalles." Me refiero a que no dibujé a alguien en específico así que no me dedicaba a hacerlo lo más parecido posible.

Miré el resultado final y aires de nostalgia me invadieron. Totalmente desconcertada por eso negué con mi cabeza para quitar ese sentimiento de mí.

Lo que había dibujado eran dos chicos en un auto, ella viendo la lluvia a través de la ventana en el lado del copiloto y él viéndola a ella mirar aquella cosa fantástica en el lado del conductor.

La perspectiva era como que si yo los estuviese viendo desde atrás, es decir, solo dibujé sus perfiles, la parte de atrás de sus asientos, el parabrisas, lo que se podría apreciar del volante, la radio y obviamente la tormenta que se desataba.

Por alguna razón sentí una puntada a la altura del corazón haciendo que nuevamente me quejara.

Respiré profundo, volví a ver aquél dibujo y finalmente cerré el block dejando ver su portada de cuero negro.

Me levanté de la silla y me senté en la cama, para mi sorpresa seguía deseando tener sexo con alguien, y no, no tenía ninguna debilidad por el sexo, simplemente aquella persona desconocida me había prendido y necesitaba saciar mis ganas.

Miré por la ventana tratando de quitar aquellos pensamientos y sensaciones para poder dormir, pero, como de costumbre, comenzaron los pensamientos a rondar por mi cabeza afectando mi serenidad dándome cierta ansiedad.

«¿Quien era yo y por qué no recordaba nada de mi vida años atrás? ¿Quién era mi familia? ¿Por qué acabé aquí? ¿Por qué soy así?»

Muchas más preguntas martillaban mi mente y de alguna forma me desesperaba, porque como era de esperarse, yo no tenía esas respuestas y desconocía quién las tenía.

Un momento.

El desconocido.

Él me dijo que sabía cosas de mí.

Tal vez yo podría... ¡No! ¡Claro que no! Yo no jugaría como él quería, lo haría a mi manera, él quería ser el dueño del juego, pero, yo sería dueña de la tienda que lo vendía. Solo debía hacerlo creer que lo haríamos todo a su manera, para luego hacerlo mi peón y manejarlo a mi manera.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora