13: Toxicamente adictivo.

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Aquél abismo del que nos iba a costar salir.

Aquél abismo que nos iba a consumir.

Aquél abismo que iba a sacarnos todo el veneno, juntarlo y devolverlo a nuestros cuerpos el doble de fuerte.

Aquél abismo peligroso.

Aquél abismo lleno de besos.

Nuestras bocas se juntaron con intensidad y nuestros labios estaban bailando al ritmo de la ferocidad que nuestro cuerpo nos exigía, el beso no era nada lento, ni dulce, era un beso lleno de fuerza, era un beso como para descargar tensión, era un beso tóxico.

Mis brazos se enredaron en su cuello y sus dedos se clavaban con fuerza en mi cintura.

No era suficiente con el roce de labios, nuestras lenguas exigían tocarse y explorar la cavidad del otro, y así fue, ambos exigimos paso a nuestras bocas y accedimos. Cuando mi lengua estuvo en contacto con la suya hubo una explosión increíble, en vez de disminuir el fuego dentro de mi, lo alenté a seguir propagándose por todo mi cuerpo.

Sus manos comenzaron a subir por mi cuerpo acariciando mi abdomen dejando ardiente cada parte de mí que tocaba, mientras yo me comía su boca velozmente. Sus labios contra los míos causaban una sensación tan exquisita, el veneno que ambos inyectábamos con nuestra boca, a parte de peligroso, era adictivo.

Peligrosamente adictivo...

Caminó entre besos pegándome al mesón que estaba en medio de la cocina, pasé mis brazos por sus hombros dejando caer la Nutella y luego los dirigí a su pecho dejándolos allí. Un fuego intenso nos abordaba, el calor tanto en el ambiente como dentro de mi era evidente y la tensión sexual era suficiente para embarazar a todo aquél que se acercara.

Un deseo inexplicable comenzó a recorrer cada vena de mi cuerpo cuando comenzó a succionar con fuerza cada centímetro de mis labios haciendo que empuñara su camisa. Sus manos se dirigieron a mis glúteos y los apretaron y masajearon placenteramente haciendo que casi gima en su boca, y terminó por subirme y sentarme en el mesón logrando que se cayeran algunas cosas.

Sin importarme el ruido abrí mis piernas dándole entrada a su cuerpo, se acomodó entre mis muslos y siguió besándome con fuerza, mordí su labio inferior sacándole un gruñido, y cuando nuestros cuerpos nos exigían oxígeno elegimos desafiar nuestro sistema respiratorio y perdernos en la boca del otro. Todo el aliento que necesitaba él iba a dármelo con sus besos y viceversa.

Subí una de mis manos y la posé en la parte trasera de su cuello para apretarlo más contra mi. Nuestras bocas presionadas una con la otra y nuestros labios rozándose con agilidad era realmente placentero y excitante.

Entonces casi pierdo el control cuando me arrastro hacia él y pude sentir su erección en contacto con mi feminidad, casi pierdo el control cuando nuestras partes rozaron, casi pierdo el control cuando se frotó contra mi. Y digo casi, porque escuché pasos desde afuera.

Maldije internamente. Nos escucharon por lo que habíamos tirado al suelo.

Lo alejé de un empujón de mí arrepintiéndome de inmediato cuando me sentí fría sin su tacto y calor corporal, y me bajé rápidamente de la isla en la que estaba sentada. Caminé apresuradamente hacia la puerta del comedor y vi difícilmente siluetas en la oscuridad, casi corrí a la puerta por la que entré y metí mi cabeza de inmediato al ver más guardias acercándose por ahí.

«Jodida mierda.»

Divisé la silueta del extraño que acaba de follar mi boca y estaba inmóvil.

¿Acaso no sabe que no nos pueden ver aquí?
Gruñí con frustración y rápidamente sentí su mirada fija en mi silueta, porque está más que seguro que él no puede verme así como no puedo verlo yo a él.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora