29: ¿Sueño o recuerdo?

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Inhalé y exhalé lentamente, luego le pedí a Allison que me dejara sola y eso hizo.

Me quité todas mis prendas, tendí las mojadas en el baño y peiné mi húmedo cabello. Me quedé desnuda, después de todo era mi habitación y una inspiración repentina me abordó. Rápidamente me senté en la silla frente a mi escritorio, tomé el lápiz, el block y comencé a plasmar lo que sea que mis manos quisieran dibujar.

Varias horas después por fin había terminado el dibujo, tardé bastante ya que el dibujo tenía varios detalles y algunas cosas tuve que borrar, hasta tuve que repetirlo. Tardé tanto que puedo ver por la ventana que oscureció.

Bien, lo qué plasmé en la hoja es una especie de fiesta o reunión porque habían muchas personas con vasos en las manos, con las manos arriba como si estuviesen bailando, lo intrigante del dibujo es el chico del piercing, está parado en un lugar, con muchísimas chicas a su alrededor.

Al detallar mejor mi dibujo me doy cuenta de que cada chica quiere llamar su atención. De manera casi inmediata por mis venas la sangre que corría era sumamente caliente, un sabor amargo se hizo presente y un nudo se hizo en la boca de mi estómago. Ahora me encontraba molesta.

—...o celosa.—La conciencia hizo eco en mi cabeza.

Estaba celosa.

¿Estaba celosa? No, claramente no, ¿Por qué de un dibujo? Imposible.

—Tal vez es una señal.

No me jodas.

Después de colocar la firma en el lugar típico, cerré el block con fuerza y me levanté, fui a bañarme, cuando salí con la toalla enrollada a mi al rededor fui a mi closet, de la parte más escondida saqué un peso y un metro. Los dejé frente al espejo y me quité la toalla, me monté en el peso, mi cara fue de horror al ver que tenía cinco gramos de más. Tomé la cinta y la coloqué alrededor de mi abdomen midiendo, luego alrededor de mis glúteos, y ahora alrededor de mis senos.

Al parecer todo bien a excepción de esos cinco malditos gramos.

Muy bien, alguien no va a cenar hoy.

Guardé nuevamente lo que había sacado, dejé la toalla extendida en el baño, volví a mi habitación, tomé una party, mi bata de seda roja y me puse ambas prendas, apagué la luz dejando que el cuarto fuese consumido por la oscuridad y me acosté en la cama.

A mis pensamientos inmediatamente vinieron esos ojos marrones con verde, esos labios carnosos, esas cejas pobladas, esa nariz grande y perfilada, esas facciones tan perfectas que parecen irreales. Mi corazón comenzó a golpear tan fuerte en mi pecho que temía que hiciera eco en la habitación.

Lo más cumbre era que no pensaba en el chico del piercing, porque a mi mente no venían tatuajes, o cabello morado o el mismo piercing.

Estaba pensando en ese malditamente hermoso hombre que había raptado hace semanas.

«¿Qué mierda me está pasando?»

Y con ese pensamiento y esos ojos aceituna en mi mente, me dormí ignorando el hambre que comenzaba a atacar mi cuerpo.

Desperté de golpe y sin importarme nada abrí la ventana de mi habitación y salí por allí, inmediatamente sentí la arena bajo mis pies, y a lo lejos podía visualizar la silueta de él en la orilla de la playa. Corrí hacia él y lo abracé por la espalda.

—Mi amor.—Le dije con mi mejilla chocando con su caliente espalda.

—Gorda.—Se volteó hacia mi viéndome con cariño.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora