23: Sensaciones familiares.

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NATHANIEL.

Todas las sensaciones que recorrieron mi cuerpo fueron realmente confusas. Sentía mucho dolor en mi pecho y en mi cabeza, luego de que todo aquél dolor, paró repentinamente las emociones negativas también, porque si, era como si hubiese sentido tristeza, como si extrañara a alguien, y realmente no lo entendía. A la única persona que podría extrañar sería a Marck, y sin embargo no lo hago ya que Víctor me recuerda mucho a él. En fin, retomando, luego que aquello paró de golpe las repentinas ganas de llorar me abordaron, pero, yo no iba a llorar, sentí mi labio inferior temblar y un nudo en la garganta, así que opté por morderme el labio.

Ella también estaba de la misma manera, cuando volteé a verla por un impulso repentino vi su labio inferior temblar y sus ojos cristalizarse. Una palabra comenzó a danzar por cada rincón de mi, y sentí la necesidad de dejarla salir.

La dije, sin embargo, antes de que pudiera procesarlo ella dijo otra.

«Farías...»

Se me hacía tan familiar aquella palabra, y se me hacía tan familiar la forma en la que lo decía. De una manera totalmente inexplicable mi corazón comenzó a martillar contra mi pecho como loco.

¿Qué demonios es esto?

«Thompson...»

Como si fuese posible mi corazón comenzó a galopar con muchísima más intensidad.

Mis ojos no dejaban de ver los de ella y ella no dejaba de verme con lágrimas bajando por sus mejillas.

Entonces allí me di cuenta de una cosa bastante obvia, o bueno, de dos:

Ella era hermosa, y yo no quería verlo, ella podía tener a sus pies a cualquier hombre, pero, estaba conmigo, claramente me detestaba, y no me malinterpreten, yo también a ella, pero, a lo que me refiero es que ella está aquí, mirándome a mi, perdiendo el tiempo conmigo ya que solo estoy jugando con sus emociones, solo la seduzco para lograr arrebatarle el poder que tanto ama.

Y la segunda, pues, aquellas dos palabras eran apellidos, la pregunta es: ¿De quién?

—¿Quién es Farías?—Pregunté luego de unos largos segundos.

—No tengo ni la más mínima idea.—Su rostro derrochaba confusión por doquier.—¿Quién es Thompson?

—Yo... no lo sé. No entiendo.

No comprendía porqué me sentía tan bien escuchando aquellos apellidos, pero, mucho más el que había salido de mis labios. Aquél apellido me aceleraba el pulso de solo pensarlo.

La vi bostezar y me pareció el acto mas tierno que vi en todo lo que puedo recordar de vida. Sentí como mis labios intentaron curvarse hacia arriba creando una sonrisa, pero, reprimí aquel acto. ¿Por qué diablos iba a sonreír?

No iba a sonreír de manera genuina, y mucho menos con ella. ¿Quién era ella para que me hiciera sonreír? Nadie, absolutamente nadie.

Sentí el sueño abordar mi sistema y un bostezo brotó de mi boca.

—La escuché reír, sin embargo, aquella pequeña risa fue cortada de inmediato.—Creo que te pegué el bostezo, Farías.

—Puedes pegarme cualquier otra cosa, Thompson.—Sonreí pícaro.

Luego de unos segundos el mundo se detuvo por un momento. Me había dicho "Farías." Y se había escuchado tan familiar que ni siquiera le presté atención, yo le había dicho "Thompson." Sin siquiera pensarlo, eso simplemente salió de mí de forma natural.

Agité mi cabeza.

Estaba sumamente abrumado, confundido, y encima, ahora tenía sueño. Por lo que me levante de la cintura para arriba.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora