11: Desconocido.

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Había llegado la noche, el día había pasado súper rápido, entre hablar, planear, ajustar cuentas, revisar el negocio, adaptar, evaluar, entrenar, etcétera, el tiempo se fue volando.

No había vuelto a ver a Ethan en todo el día porque seguramente está enfocado en su trabajo, y lo mismo digo de las chicas. La hora de la cena había pasado y al parecer todos comimos por nuestro lado, el comedor estaba totalmente lleno, pero, nunca los vi.

Volví a mi cuarto y saqué mi cuaderno para dibujar, pero, todo rastro de inspiración se me fue cuando la luz de un relámpago se filtró en mi habitación.

Respiré profundo y sentí como mi corazón comenzó a latir con fuerza.

No tenía miedo, estaba fascinada.

Amaba con todas mis fuerzas las tormentas, son tan hermosas e interesantes.

Las tormentas me representan, siempre son fuertes, y desatan su furia, pero, al final terminan siendo hermosas y envolventes, muchos le temen, pero, varios la aman. Y así me consideraba yo.

Me levanté de aquel escritorio y me dirigí a la ventana que está junto a mi cama, me senté allí y comencé a admirar aquel producto hermoso de la naturaleza.

Las gotas cayendo, los truenos, los relámpagos, los rayos.

Es simplemente perfecto.

Llevé una mano a mi pecho cuando sentí mi corazón galopar en mi pecho. No entendía porqué siempre me pasaba, siempre latía así al ver la tormenta. Una puntada se hizo presente y me quejé levemente.

Pasaban los minutos y yo seguía viendo a través de la ventana hasta que toda admiración fue cortada por una sensación de amargura.

Volteé instintivamente hacia atrás y no vi a nadie, volví mi mirada al cielo y me sentí acompañada.

Me levanté totalmente extrañada de la cama y paseé mi mirada por toda la habitación.

No había nada.

Cerré mis ojos y respiré pausadamente.

No era mentira, sentía cierta presencia en la habitación.

Entonces la luz se apagó y se volvió a encender.

Mi corazón comenzó a latir desbocado, pero, era de nervios.

No tenía miedo, pero, si estaba nerviosa.

—Tal vez estás siendo paranoica, eso fue un bajón de luz debido a la lluvia.—Me dije a mi misma.

Logré tranquilizarme y así mismo la lluvia fue cesando.

Me senté en la cama de nuevo y otro apagón se hizo presente.

Me levanté para buscar mi celular y alumbrar, pero, la luz se encendió.

Fruncí el ceño confundida, saldría a ver que pasaba.

Me dirigí a la puerta para ver qué era lo que estaba pasando con la electricidad pero, el tercer y el que sería el último apagón hizo que reinara la oscuridad en mi cuarto.

Sentí una presencia...

Sentí un escalofrío...

Sentí una sensación extraña...

Me apresuré en tomar el pomo de la puerta y salir, pero, sentí como me tomaron de la cintura y me apartaron de la puerta.

Me removí fuertemente soltándome del agarre de quien quiera que fuese la persona que me agarró.

Traté de correr a la puerta, pero, me jaló esta vez del brazo y me pegó a la pared fuertemente.

Traté de alejarme del sujeto, pero, se me hizo imposible, tenia mucha fuerza.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora