21: Pelea.

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Ethan tenía acorralado a punto de golpear—nada nuevo para ser él.— a Nathaniel quien lo ve desafiante, esto si es nuevo, nadie nunca se había atrevido a enfrentar a Ethan, excepto yo, claro.

Atraída por la situación me acerco a ellos hasta el punto en quedar a su lado, aunque ellos por sus gritos y miradas furiosas no logran percatarse de mi presencia.

—¿Qué es lo qué pasa aquí?—Hablé firme, pero, sin alzar la voz.

Error, debo hacerme escuchar.

—¡¿Qué diablos es lo qué pasa aquí?!

Me ignoraron por segunda vez.

—¡PAR DE INEPTOS!—Los gritos cesaron.—¿Qué mierda les pasa?—Pregunto con autoridad.

Ambos voltean a verme y en Ethan puedo ver una expresión de sorpresa, pero, también de confianza, como que si supiera que mi llegada le convendría a él. Por otro lado, en Nathaniel puedo ver la tranquilidad y la picardía, eso me llamaba un poco la atención de él, era atractivo y lo sabía.

Me guiñó un ojo y yo solo rodé los míos con fastidio.

«La que seduce soy yo Nathaniel, deja de intentarlo conmigo.»

—Sucede que el idiota este.—Ethan mira a Nathaniel con desprecio mientras aún lo tiene agarrado por el cuello.—No quiere cumplir con su trabajo.

—¿Qué es lo que tiene que hacer?

—Le tocó una de las parafilias.—Me explicó.
Desviaciones sexuales, interesante.

—¿Me tocó o me pusiste?—Contraataca el idiota.

—Da igual, de todas maneras debes cumplir.—Responde el otro idiota.

—¿Cuál parafilia es?

Ethan se quedó en silencio.

—Una de unos insectos.—Responde Nathaniel.

¿Qué diablos?

Una indignación inexplicable comenzó a abordar todo mi cuerpo.

—Apreté mis dientes y dirigí mi mirada penetrante a Ethan.—¿Eso es cierto?

—Eh... si, yo...—

—¡¿Como diablos vas a ordenarle a hacer una parafilia de esa magnitud?!

—Él tiene que aprender, Kendall.—Intentó excusarse.

—¡¿Si?! ¡¿Tiene que aprender?! ¡Él no lleva ni tres meses aquí!

—¡Hay que entrenarlo!—Aplica más fuerza en el agarre del cuello del novato.

—Suéltalo.—Sentencié.

—¿De qué lado estás?

—Del justo, suéltalo.

—¿Es justo estar de su lado y no el de tu novio?

—¡Que lo sueltes!—Dudó un poco y a regañadientes lo soltó.—Si es justo, novio.—Dije aquel apodo afectivo con burla.—Porque tú en los dos años que llevas aquí no has hecho ninguna parafilia, ¡Ni una! Y a él que a penas se está entrenando quieres mandarlo a hacer una con insectos. ¿Sabes lo difícil que es manejar una parafilia? ¡No! ¡No sabes!

—¡Claro que sé! De otro modo no sería el jefe de todos estos idiotas.

Todo estaba en silencio y toda la atención estaba puesta en nosotros.

—No, Ethan, no lo sabes. Tú no has hecho una por cobarde, siempre quieres mandar a los demás. Tú no sabes manejar una parafilia, para lo único que sirves es para golpear a las mujeres.—Disparé firme.

Solo una adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora