NATHANIEL.
Tantas cosas pasaban por mi mente que no podía ni dormir, había pasado todo el día escribiendo en mi cuaderno forrado con cuero negro y pensando muchas cosas, llegó la noche y por más que lo intenté se me fue imposible pegar un ojo, entonces opté por distraerme, luego de eso me metí a bañar y ahora que salgo me doy cuenta de que sigo sin sueño.
Busqué en los cajones y luché por encontrar el que tenía los bóxers, no tenía el suficiente tiempo aquí para saber donde se ubica cada cosa, supongo que después me adaptaré. Luego de conseguir unos de color negro—que son el color que prefiero usar o en su defecto blanco, o rojo podría ser— me lo coloqué y despeiné mi cabello con brusquedad soltando gotas de agua por toda la habitación.
No podía quejarme por la comida, la ropa, el celular y la habitación, pero, maldición, yo no quería estar aquí.
El ambiente y las personas están infestadas de sexo, puro sexo, y sé que puedo caer.
Odio el sexo, no me gusta, pero, soy jodidamente débil ante él.
Caminé hacia un escritorio que tenía el cuarto y agarré mi cuaderno negro y para pasar el tiempo y que me diera sueño comencé a leer lo que escribí hoy para ver si lo termino.
"—Me dirigí a la puerta luego de escuchar los tres típicos toques y la abrí encontrándome con ella solo en ropa interior arrodillada y con la cabeza baja.—Apenas te llamo apareces, muy bien, Kiara.—Felicito con la voz ronca de excitación.
Le ordeno que se levante y se acueste en la cama y eso hace en silencio y sin mirarme a la cara.
—Los brazos a los lados y abre las piernas lo más que puedas.—Ordeno.
Ella hace caso inmediatamente y me dirijo a atar sus extremidades a la cama dejándola totalmente expuesta.
Expuesta para mi.
Solo para mi.
Mía y solo mía.
Kiara, mi sumisa y de nadie más.
Me deshice del bóxer rojo que llevaba puesto desatando mi evidente erección.
—Me pones tan caliente jodida perra.—Comenté con brusquedad tomando mi miembro en mi mano acercándome a la cama."Eso era lo que tenía escrito e iba a terminarlo. No sé porqué lo hacía, pero, solo escribía escenas así, eran algo cortas y explícitas, pero, eran únicamente de ese estilo y con los mismos dos personajes.
Odiaba el sexo, pero, escribía escenas sexuales. Si, yo tampoco lo entendía, pero, eran cosas que venían a mi mente y yo solo lo plasmaba en aquél cuaderno.
Agarré un lápiz que había en ese escritorio y comencé a pensar lo siguiente que pondría para continuar y terminar esa escena y cuando la inspiración llegó a mi las luces comenzaron a parpadear.
—Maldición.—Susurré viendo como todo a mí al rededor se quedaba oscuro.
De pronto la oscuridad me había absorbido.
Jodido lugar de mierda que ni electricidad estable tiene.
Escuché unos pasos y me levanté por instinto.
Todo continuó en silencio pero, yo juraba que había escuchado unos pasos por lo que me quedé allí viendo a todos lados aunque todo lo que podía admirar no era más nada que oscuridad y más oscuridad.
Sentí una respiración en mi cuello e instintivamente me volteé alzando mi mano para pegarle a cualquiera que estuviese aquí, impulsé mi mano hacia adelante, pero, el contacto con su rostro nunca llegó porque aquella persona sujetó mi mano con firmeza, la dobló con agilidad y por más feo que suene la llevó así doblada hacia mi espalda y entré quejidos por mi parte me llevó hacia la cama y estrelló mi rostro contra ella dejando mis nalgas algo elevadas mientras la persona estaba detrás de mi.
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Solo una adicción.
RandomDos jóvenes que fueron sometidos a lo mismo, pero, llevado a mundos totalmente diferentes, para que se olviden y después volverlos a juntar. Todo entre ellos está calculado, no hay ninguna casualidad, todo es parte de un plan para que aquel negocio...