Antes de agrandar mi pequeño refugio, voy a aprovechar la luz del día para explorar más allá.
Salgo de casa y veo al Parasaurio comiendo. Parece feliz. Después de beber agua de la veta y haber comido unas pocas bayas, me subo a lomos del Parasaurio y empezamos a explorar.
Hay muchas rocas y arena. Arbustos y flores lilas. Árboles normales y árboles de cactus. La verdad es que es un poco repetitivo.
Mi Parasaurio parece tener un sensor con el que capta animales peligrosos y agresivos. Cuando pasa eso hace un pequeño ruido, como avisándome y cambia la dirección en la que vamos. Con la tontería, no hemos tenido ningún problema aún cruzandonos con ningún depredador y hemos llegado a una zona que parece todo desierto.
El calor aumenta. El Parasaurio sigue adelante y Hopi mira atenta en todas direcciones y olisqueando el aire para captar cualquier peligro. La verdad es que estoy acompañada de unos buenos radares.
Dejamos cada vez más atrás la zona rocosa y nos adentramos a un desierto que parece no tener fin.
Dinosaurios peligrosos caminan a unos metros de nosotros, lejos, sin sentir nuestra presencia. Me va el corazón a cien.
Seguimos caminando y de repente diviso a lo lejos, y un poco distorsionadas por las ondas de calor, unas ruinas. Pero no son ruinas pequeñas como las que encontré ayer. Éstas parecen ser los escombros de lo que antiguamente fue una gran ciudad.
No puede ser... ¿Será mi pueblo? ¿Por eso estaba sola? ¿Soy la única superviviente?
Miles de preguntas sin respuesta me rondan por la cabeza cuando de repente, el Parasaurio empieza a ponerse nervioso y detecta algo peligroso acercándose. Sin poder controlarlo, el Parasaurio empieza a caminar, volviendo sobre nuestros pasos. Me giro, curiosa por saber qué se acercaba.
¡No puede ser!
–Para bonito, para –le digo al Parasaurio mientras traigo la correa hacia mí haciendo que frene.
Me bajo y voy corriendo hacia él.
–Oh Dios... ¿Estás bien? –le digo preocupada mientras le cojo de un brazo e intento levantarlo.
No habla, se limita a hacer gemidos secos. Tiene que estar muriéndose de sed. Con toda la fuerza que tengo y un poquito de su ayuda, le pongo un pie en uno de los estribos y conseguimos hacer que suba al Parasaurio, pero de seguida se deja caer hacia delante.
–Esperemos que no te caigas...
Camino de pie junto al Parasaurio acariciando su cuello de vez en cuando y controlando que ésta misteriosa persona no caiga.
Con el radar del Parasaurio evitamos todos los peligros hasta llegar a casa. Creo que es momento de agrandar el refugio...
Bajo con dificultades al chico y lo llevo hasta el interior de la casa pasando su brazo izquierdo por encima de mis hombros. Una vez dentro, lo estiro con cuidado encima del saco de dormir y salgo fuera para coger un poco de agua con las manos. Doy varios viajes hasta que el chico ya no quiere más y cojo algunos materiales de la caja para empezar las obras.
Pondré una altura más en la casa para dejar de rozar el techo y la haré toda de madera para estar más fresquita. También crearé unos armarios para aumentar el espacio y poder dejar más materiales. Y lo mejor va a ser construir la cama. Podré dormir cómodamente de una vez por todas.
***
Una vez más, el día llega a su fin. He estado toda la tarde y parte de la noche recogiendo materiales y agrandando la casa un poco. Tampoco es que sea mucho más grande, pero al menos hay un poco más de espacio, y bien necesario ahora que tengo un invitado.
Enciendo una hoguera en frente de casa y me apoyo en una de las paredes de casa. Juego con un palo en la arena y en las brasas del fuego mientras pienso en mis cosas. Como por ejemplo, que tengo que volver a esas ruinas. No he podido explorarlas y eso me mata de curiosidad.
El Parasaurio me mira.
–Amigo, supongo que te mereces por fin un nombre, ¿no? Perdóname por no habértelo dado antes...
Me levanto y empiezo a acariciarle el morro.
–¿Qué tal Ridar? –Ridar asiente. Parece que le gusta y le sonrio.
Me siento otra vez en el suelo apoyada en una pared y extendiendo los brazos para sentir el calor de la hoguera. ¿Quién iba a pensar que en un sitio tan caluroso se estaría tan bien al lado de una hoguera?
De repente oigo la puerta abrirse y mi nuevo inquilino sale de casa casi cayéndose al suelo. Me levanto rápidamente y lo sujeto.
–Ey... con calma. No creo que debas levantarte aún. ¿Tienes sed? –le pregunto.
Intenta decir algo pero no puede. Señala hacia la veta de agua y lo llevo hasta ahí. Nos arrodillamos con cuidado y le ayudo a beber agua. Se arrastra hacia la pared en la que estaba apoyada y suspira mirando hacia arriba. Me siento a su lado y me quedo mirándolo.
–Gracias –me dice casi sin voz–, por salvarme y acogerme...
–No hay nada que agradecer. No iba a dejar a una persona ahí tirada muriendo en el desierto –le sonrío amablemente.
–Yo... No recuerdo nada...
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ARK: Tierra Ardiente
FanfictionUna vez más, Diana se ve envuelta en un extraño suceso que la lleva a Scorched Earth, otro mapa de ARK. Un viaje salvaje y peligroso la espera, y más todavía estando en un gigantesco desierto.