Ya han pasado unos largos días.
Me he limitado a descansar y recuperarme del susto de las arañas... Haru y Hopi han estado muy pendiente de mí, y Arándano también. Me he pasado los días descansando, bañándome en el lago y observando sin parar los Artefactos, entre otras cosas. Intuyo que el pequeño Wyvern ya es suficientemente mayor como para yo poder montarlo y volar con él, por lo que tal vez hoy será nuestro primer día juntos en el cielo.
Antes de ir a por las garras de los Wyverns, tendré que entrenarlo un poquito. La verdad es que estoy un poco nerviosa. Me dirijo a la salida de atrás con Haru y Arándano y al poco rato siento a Hopi trepando por mi cuerpo hasta llegar al hombro.
–Muy bien. Hoy será nuestro primer día, pequeño –se le ve ansioso por salir.
Haru se adelanta mientras yo me subo en Arándano. Él agacha un poco la cabeza y extiende un ala. Yo empiezo a subir como puedo e intentando no hacerle daño. Me acomodo como puedo ya que no hay montura y me agarro de las aletas que le recorren la columna vertebral. La vista desde esta altura ya es increíble, así que no me puedo imaginar como será en el cielo.
Empieza a andar y retumban sus pasos. Una vez fuera de la cueva, extiende sus enormes alas y se alza. La sensación es indescriptible. Es diferente a cuando me monto en Haru. Aquí me siento mucho más segura y ligera. Siento las patitas de Hopi agarrarme con fuerza y yo la agarro y me la coloco delante de mí para que no salga volando. Haru va a nuestro lado y sin duda, es mucho más rápida que él.
Nos alejamos un poco de la zona para que él no se extrañe al ver un Wyvern en el cielo y no pueda localizarme. Volamos durante un buen rato y nos recorremos prácticamente toda la zona. No es igual de rápido que Haru, pero al ser más grande, recorre una mayor distancia más despacio, pero va bastante rápido igualmente. Es maravillosa la sensación de sobrevolar el cielo montada en un dragón. Durante un pequeño momento, me animo a separar los brazos de mi cuerpo y extenderlos para saborear aún más el momento.
Pasado un buen rato, volvemos a la cueva y entramos con cuidado de no chocarnos contra los muros de pinchos. Arándano y Haru aterrizan y yo me bajo de un salto. Me giro y cojo a Hopi que da un enorme salto hacia mí para bajar del Wyvern. Comemos un poco y empiezo a pensar en los días de entrenamiento que se vienen. Ya no me importa tanto la velocidad con Arándano, sino más bien el daño que sea capaz de hacer.
***
He perdido la cuenta de los días que han pasado, pero más de dos semanas seguro.
Haru y Arándano compiten todas las mañanas en velocidad y daño. Traen kilos y kilos de carne, por lo cual no me quejo, y kilos de piel y otros materiales de criaturas. Arándano se ha convertido en una máquina robusta de matar y puedo decir con orgullo y seguridad que cuando salgamos mañana a la caza de garras de Wyverns, dará la talla y más.
Estamos preparados y casi 100% sincronizados. Todo saldrá bien.
***
El hocico de Arándano olisqueándome me despierta de golpe. Está ansioso por salir y parece que no me dejará dormir más. Me desperezo y estiro medio dormida, frotándome los ojos y salgo lentamente hacia el lago para lavarme la cara y beber un poco de agua.
Hoy me he levantado bastante hambrienta así que me preparo dos trozos de carne y voy picando algunas bayas mientras se cocina.
Mientras comemos, voy tachando las cosas que necesito llevar de mi lista mental. Armadura, armas, jarra con agua... Todo listo y preparado, solo tengo que cambiarme la armadura antes de salir y podremos empezar con la caza.
Me levanto y, ya con la armadura cambiada, aviso a Arándano y Haru para que se preparen para partir. Nos acercamos a la salida trasera y me monto en Arándano. Alza el vuelo y veo pasar a Haru, quien se adelanta. Volamos detrás de ella a una buena velocidad y empiezo a prepararme mentalmente para lo que vamos a hacer ahora. No tengo muy claro si estoy preparada. En pocos minutos llegamos a la grieta de los Wyverns y empiezo a sudar, nerviosa. Todo mi cuerpo grita que dé marcha atrás pero, si no hago esto, me quedaré aquí hasta que alguien de fuera me pueda sacar o encerrada para siempre.
Esperamos a Haru parados en el aire. Ella entra velozmente en la grieta y la pierdo de vista. Empiezo a ponerme nerviosa. Todas las visiones negativas que existen empiezan a cruzarse por mi mente. ¿Y si no ha esquivado los ataques? ¿Y si le han dado? ¿Y si está en una situación crítica? ¿Y si son demasiados y morimos? Todo puede salir mal.
De pronto aparece de nuevo ascendiendo como una bala y se para en seco para graznar. Vuelvo la vista a la grieta y empiezo a ver los Wyverns salir de ella. Dos de relámpago y uno de veneno. Haru empieza a volar tan veloz que no tienen tiempo de apuntar hacia ella. Arándano y yo empezamos a acercarnos con decisión a la pelea y entonces los rayos y chispas azules empiezan a saltar alrededor. No puedo ver casi nada. Oigo muchas chispas chocar y veo bolas verdes rodeadas de humo verde y dejando una estela detrás de sí cruzando el cielo por encima de nosotros. Empezamos a volar en círculos y Haru va atacando para distraerlos y así poder atacarlos mejor nosotros. Vamos desplazándonos lentamente hacia el desierto para que sus cuerpos no caigan a la lava de la grieta y poder obtener las garras.
Empiezo a ver manchas de sangre y heridas en Haru y Arándano, pero ellos siguen. Yo me limito a disparar cuando puedo con las armas de fuego o las flechas y cubriendome de los rayos. De pronto veo bajar en picado a Haru y el Wyvern verde siguiéndola velozmente. Parece que se va a estampar contra las dunas de arena pero en el último segundo alza el vuelo de nuevo ejecutando una maniobra perfecta. El Wyvern, al ser tan grande, pierde el control y no le da tiempo a frenar, estampandose en la arena y creando una nube de polvo que asciende hacia nosotros. Arándano aprovecha la distracción y la nube para camuflarse y baja disparando rayos al Wyvern herido. Uno menos.
Los otros dos no tardan mucho en localizarnos de nuevo y bajan a por nosotros. Somos una presa fácil en el suelo así que, Haru los intenta distraer para que nosotros podamos elevarnos de nuevo. Los rayos vuelven a entrecruzarse unos con otros. Siento mis oídos que van a estallar con tanto ruido y pierdo por un momento la concentración. Nos alcanza un rayo y del movimiento de Arándano, resbalo al no haberme sujetado más fuerte. Voy deslizándome por su cuerpo hasta acabar agarrada con brazos y piernas a una de sus patas. Empiezo a marearme un poco estando aquí agarrada. Arándano da la vuelta y empieza a huir de los otros Wyverns mientras ellos siguen lanzando rayos, pero es inútil, Arándano es más rápido y nada de lo que nos lanzan nos alcanza. Aparece debajo de mi Haru y veo la perfecta oportunidad para saltar a ella. Está tan cerca mío que el miedo por caerme es inexistente.
Haru se adelanta y da la vuelta. Arándano aprovecha que no estoy yo encima para hacer piruetas peligrosas y abalanzarse hacia los Wyverns cubriéndose con las alas mientras de vueltas y vueltas, parece una pelota de rugby. Uno de los Wyverns cae al suelo, abatido. Mientras tanto, aprovecho para bajar con Haru y recoger las dos garras de Wyvern: una verde y otra azul. Volvemos a la batalla. Arándano está bastante herido y al otro Wyvern casi no le quedan fuerzas y empieza a huir. Haru y yo nos abalanzamos y le picotea mientras yo le disparo con balas. Nos apartamos unos metros y Arándano le proporciona el golpe final con los últimos rayos.
El Wyvern cae sobre la arena del desierto y nos quedamos unos segundos mirando desde el cielo. Me quito el casco de la armadura y me quito el sudor de la frente, estoy exhausta y eso que casi no he hecho nada. Bajamos sin prisa a recoger nuestro botín, otra garra azul. Por hoy ya está bien. Ninguno de los tres podemos continuar. Necesitamos descansar y recuperarnos un poco, pero sinceramente, creí que sería un poco más sencillo.
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ARK: Tierra Ardiente
FanfictionUna vez más, Diana se ve envuelta en un extraño suceso que la lleva a Scorched Earth, otro mapa de ARK. Un viaje salvaje y peligroso la espera, y más todavía estando en un gigantesco desierto.