29. Huevo

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Ya es completamente de día. La tienda de campaña con una cama dentro y una caja esta lista. He puesto algunos suelos para poder poner la herrería y demás muebles y algunos muros de pinchos en la otra entrada. Con todos los materiales que me he traído, no me ha hecho falta salir más que un par de veces.

He picado casi toda la obsidiana, cristal y metal de mi alrededor y he de admitir que soy bastante rica en minerales ahora mismo, pero no puedo relajarme. El plan sigue siendo el mismo. Necesito un Wyvern para matar Wyverns y obtener garras, iré a las cuevas a buscar los artefactos e invocaré al Boss para salir de aquí y que metan preso a éste psicópata.

 Necesito un Wyvern para matar Wyverns y obtener garras, iré a las cuevas a buscar los artefactos e invocaré al Boss para salir de aquí y que metan preso a éste psicópata

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Con tanto metal, no es de extrañar que ya pueda pasar al período de las armas de fuego. Un bonito rifle para hacer daño pero también usar los dardos. Toda una armadura de metal que llevaré cuando no haga mucho calor y otra del desierto para cuando me ase de calor.

De momento todo va de maravilla.

Y ha llegado el momento de ir a por un Wyvern. Me monto en Haru y salgo de la cueva. Estoy bastante nerviosa por si me descubre, pero dudo mucho que sea capaz de capturar nada, al menos, no de momento. Tal vez ya se ha despertado y estará maldiciendo a todo el que se mueve.

Me dirijo a la grieta de los Wyverns dispuesta a hacerme con uno de los huevos. No será tarea fácil pero, Haru ha estado entrenando muchas semanas para ésto. Es el día. Una vez hemos llegado, noto como el sudor me recorre todo el cuerpo, estoy muy nerviosa y es imposible esconderlo. ¡Estamos hablando de robar un huevo a un maldito dragón!

–¿Estás preparada?

Ella parece estarlo, ya que empieza a volar despacio hacia el interior de la grieta. Yo por otro lado, no estoy tan convencida de la locura que voy a cometer.

La grieta parece vacía. Solo veo un par de Wyverns en la parte más profunda, cerca de la lava. Es imposible que nos vean desde ésta distancia. Haru empieza a descender un poco y se diría que tiene todos los sentidos alerta. Yo miro de lado a lado buscando nidos. Por el momento solo veo agujeros vacíos o nidos sin huevos. Mis nervios incrementan a cada metro que avanzamos, solo quiero conseguir el huevo y salir rápidamente de aquí. Haru se desvía de la ruta y veo que va directa hacia un agujero con nido. Y lo más importante de todo, con un huevo.

Al llegar, aterriza y me quedo congelada pensando en que tengo que bajarme, pero un rugido la mar de imponente me despierta de mis pensamientos y me hace actuar sin pensar demasiado

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Al llegar, aterriza y me quedo congelada pensando en que tengo que bajarme, pero un rugido la mar de imponente me despierta de mis pensamientos y me hace actuar sin pensar demasiado. Me bajo rápidamente y me dirijo hacia el huevo. Es prácticamente tan alto como yo pero, esta vez no es rojo, es azul, un azul brillante y deslumbrante. Cojo el huevo como puedo y lo dejo dentro del inventario de Haru. Me subo como puedo y Haru empieza a volar. Es entonces cuando me doy cuenta de que hemos enfurecido a toda la familia. Haru se ha preparado para ésta carrera, sé que podemos lograrlo.

Empieza a dar piruetas hacia arriba y abajo, por encima de ellos y entre medio. Yo solo tengo ganas de vomitar del mareo y el miedo que todavía recorre mis venas. Los Wyverns que nos persiguen nos escupen cosas y cada vez estoy más segura de que voy a morir. Por suerte, Haru se las apaña de maravilla esquivando todo y yo me aferro a ella como nunca antes lo había hecho. Salimos de la grieta y la luz del sol me ciega unos segundos. Mis ojos solo alcanzan a comprender que hay arena, rocas y cosas brillantes en el cielo, los ataques de nuestros amiguitos. Todo lo demás lo veo borroso, del revés o ya no sé ni cómo. Está siendo sin duda un viaje muy movidito. Veo a otros dinosaurios saltar hacia nosotros con los dientes bien afilados, pero se van a quedar con las ganas ya que Haru esquiva al 200%. Está hecha una campeona.

Vamos perdiendo de vista uno a uno todo ser que nos persigue. Los Wyverns se pierden entre las montañas matando otros dinosaurios y los otros dinosaurios les dan caza a ellos o a cualquier cosa que no sea de su espécie. Se podría decir que hemos salido casi ilesas. Haru entra a nuestra cueva con sus últimas fuerzas, pero está tan agotada y herida de algunos ataques que ha recibido, que acaba estrellándose en el suelo al intentar aterrizar. Salgo despedida de la montura y ruedo sin parar hasta chocarme con una roca que me destroza la espalda y otras partes del cuerpo. Mis dinos se giran hacia nosotras y Hopi viene con cara triste dando saltitos. Me incorporo como puedo y voy lo más rápido posible hacia Haru. Me siento a su lado y empiezo a acariciarla y abrazarla.

–Lo has hecho de maravilla Haru. Grácias a ti hemos conseguido el huevo y hemos llegado a casa. Descansa. Te pondrás bien.

La ayudo a incorporarse como puedo con todo lo grande que es y lo mucho que pesa. Entonces, Ridar y los demás me ayudan. Serán animales, serán dinosaurios extintos, pero cuando crean un vínculo con la persona que los ha capturado, lo dan todo por esa persona siempre y cuando haya respeto y amor mutuo. Es maravillos. Si no lo veo no lo creo.

–Ahora vengo. Cuidádmela.

Abro uno de los armarios y saco las antorchas que había creado antes de irnos para ésta ocasión. Las pongo todas creando un círculo y las enciendo con cuidado de no quemarme. Cojo el huevo que tiene Haru y lo suelto con cuidado en el centro de la hoguera.

–Esperemos que se abra...

Mientras espero, me acerco a Haru para ver cómo se encuentra y alimentarla un poco, y después miro mis heridas, las limpio con agua del odre y las vendo como puedo. El resto será reposar y dejar que el tiempo pase para que los moratones se extingan de mi piel. De vez en cuando oigo crujidos que provienen del huevo, pero no se rompe. Me dedico a ordenar algunas cosas de los armarios y crear un segundo horno. Amplio la base del suelo para un futuro y me quedo mirando el mini campamento que hemos montado. Todos conmigo por un mismo propósito... ojala pudieran hablar.

***

–¡Diana, Diana! ¡Despierta! El huevo se está rompiendo, ¡despierta!

Me despierto de golpe y entonces todo cobra sentido. Me he quedado dormida unos segundos y el murmullo de Hopi me ha hecho imaginarme que me hablaba. Pero no deja de saltar y tirarme del pantalón hacia afuera... Será posible que...

Al salir de la tienda veo a todos los dinos alrededor de las antorchas. El huevo no deja de moverse y empieza a resquebrajarse.

–Oh dios mío... ¿Se va a abrir?

Y respondiendo a mi pregunta, se rompe del todo y aparece un adorable y pequeño Wyvern azul que empieza a caminar poquito a poco y mirarlos a todos. Apago las antorchas y me arrodillo en el suelo llamandolo.

–Ven bonito –él se acerca a mí poco a poco y cuando me olisquea la mano, se arrima a mí y empieza a restregarse por mis piernas buscando caricias, como si de un gato se tratase.

ARK: Tierra ArdienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora