Cojo mi lanza y me apoyo en ella para no caerme. Todo tiembla y caen rocas del techo. Una nube de polvo empieza a formarse, ascendiendo desde abajo, y las columnas que sostienen el islote en el que estoy empiezan a resquebrajarse. empiezo a tambalearme violentamente y la plataforma se desequilibra, empezando a inclinarse hacia un lado. Veo la oportunidad de poder saltar cuando la plataforma esté suficientemente cerca del otro lado, y al saltar, miles de trozos salen disparados por el golpe. Corro hacia delante para no caerme abajo, ya que el trozo en el que estaba se iba a desprender por el golpe, y uso la ayuda de la lanza para poder subir la primera rampa, resbaladiza por la arena. Las rocas que caen y las estructuras que se rompen hacen que el camino de vuelta sea más complicado. Tengo que saltar en varias zonas que antes no tenían agujeros y ahora parecen un colador. A cada paso que doy, el suelo cae tras de mí y en algunos momentos me quedo estúpidamente paralizada. Para mi desgracia, me quedo atrapada. La plataforma a la que necesito llegar está muy lejos como para saltar y no hay forma de escalar.
Estoy perdida... ¡No puedo hacer nada!
Siento bajo mis pies cómo la estructura en la que me aguanto va a venirse abajo y decido saltar hacia atrás para poder seguir viva. Clavo la lanza en la pared y me sujeto al mismo momento que el suelo en el que me apoyaba, y pensaba que aguantaría más, cae también.
El polvo no me deja ver con claridad lo que hay a mi alrededor y me hace tener los ojos cerrados la mayor parte del tiempo. Toser tampoco me ayuda en éste momento, pero creo que estoy en mis últimas. Una pequeña roca cae sobre una de mis manos y suelto la lanza con ella. Me duele demasiado como para agarrarme, pero intento subir un poco con la ayuda de los pies en la pared y agarrarme rodeando la lanza con el brazo. No me quedan oportunidades.
Los pies se me resbalan y vuelvo a quedarme colgada, y del tirón, la lanza empieza a ceder. La pared en la que está clavada empieza a tener grietas preocupantes. Sigo tosiendo e intento mantener los ojos un poco abiertos para estudiar la situación y ver si algún milagro puede salvarme, pero no hay nada, solamente rocas afiladas bajo mis pies y rocas pesadas que caen del techo. Justo en ese momento, una cascada de arena decide aparecer y tener su trayectoria sobre mi cabeza. Por si no tuviera suficiente con el polvo y el sudor, ahora tengo miles de granos de arena fina pegándose a mi cuerpo, metiéndose por dentro de la armadura, creándome un dolor punzante seguido y haciendo que ya casi no pueda ni respirar.
Cuando todo parecía perdido, oigo el dulce y agradable graznido de Haru. El derrumbamiento ha debido de crear grietas por las cuales ha podido llegar hasta mi. Voy a seguir viviendo, no todo está perdido. Casi no la veo, pero imagino que está esquivando ágilmente las rocas que le pueden caer... con esos ojos de decisión y esa fuerza de voluntad que saca y consigue en todo su cuerpo... Todo para salvarme, poner su vida en peligro para salvarme... otra vez.
Me agarro a la montura y consigo subir con la poca fuerza que me queda. Justo entonces, una piedra me golpea en la cabeza y siento como los ojos se me cierran poco a poco. Lo único que llego a alcanzar a ver es la luz del sol en el enorme agujero que se ha creado. Nuestra salida.
***
Me despierto de golpe y sobresaltada al sentir el agua en mi piel.
Mi respiración se acelera y empiezo a parpadear muy seguidamente intentando ubicar mi cabeza. Me retiro los pelos de la cara y miro a mi alrededor con cierta tensión. Entonces, veo a Haru de pie, mirándome con la cabeza inclinada y a Hopi encima de su cabeza. Las dos me miran y parpadean a la vez.
Me quedo perpleja unos segundos y entonces me viene un fuerte dolor de cabeza. Me llevo la mano a la frente y veo sangre. Entonces empiezo a recordar las cosas. Me pongo de pie, con cuidado, y miro el inventario. Han pasado unos días... Supongo que al no despertarme, me habrán traído al agua. Suspiro. Todavía tengo el Artefacto en el inventario, debería ir a dejarlo en el armario junto al otro.
Voy hacia el refugio y todos se giran al verme entrar. Parecen alegrarse y cada uno lo hace a su manera. Arándano está mucho más grande y eso me alegra. Los acaricio a todos y entonces empiezo a concentrarme. Tengo agujetas por todo el cuerpo y me duele muchísimo. Dado que no me he quitado la armadura en unos días, todavía tengo la arena dentro. Y mi pelo está asquerosamente sucio, por el sudor y el polvo... Que asco. Guardo el Artefacto en su sitio y saco la la ropa de tela. Salgo fuera otra vez, mirando alrededor por si veo algo extraño y me dirijo al lago de nuevo.
La zona es bastante tranquila, por suerte. No hay cocodrilos que puedan volver a atacarme o Raptores que me quieran comer. Haru y Hopi vuelven a salir detrás mío y vuelvo a quedarme mirándolas con extrañez. Entonces, Hopi da un brinco hasta el suelo y empieza a remojarse y limpiarse con las patas delanteras en el agua, y Haru hace lo mismo. Entra en el lago y empieza a sacudirse por todas partes. El agua empieza a ponerse sucia a su alrededor. ¿Todavía no se había mojado? ¿Ha estado sin despegarse de mi lado? Me quedo felizmente mirándolas y entonces hago lo mismo que ellas. Antes de entrar, me quito la armadura de metal quedándome únicamente con los primeros trapos que cubren las zonas íntimas, y sacudo a conciencia cada parte de armadura para quitar la arena, incluso las remojo en el agua para evitar que se queden granos dentro. Son bastante molestos.
Una vez la armadura limpia, me meto en el agua y siento como toda la suciedad que me recubria va desapareciendo. Es el primer momento tranquilo y relajante que tengo... casi desde el primer día. Me quedo tumbada en el agua un buen rato, sin ningún tipo de preocupación sabiendo que Haru está a mi lado. Respiro profundamente y solo oigo los dinosaurios moverse y el agua chocando en mis oídos. Podría estar así todo el día. Entonces recuerdo la herida en mi frente y me incorporo para lavármela. Restriego cuidadosamente la zona y quito la sangre seca de mi cara. Me duele bastante si lo toco...
Me levanto y ayudo a Haru a quitarle la arena de zonas a las que no llega y una vez limpias, volvemos a entrar al refugio mientras la noche cae a nuestras espaldas. Me pongo la ropa y guardo la armadura en el inventario. Enciendo la hoguera y nos quedamos todos al amparo del cálido fuego. Las noches son más fresquitas, y estando toda empapada, el fuego es bastante aliviador. Parece mentira, estando en el desierto.
Me apoyo en Haru, y Hopi en mi. Algunos andan comiendo y otros solo están acurrucados, listos para descansar. Mientras se me cierran los párpados, me viene a la cabeza toda la aventura de la cueva y mañana tendré que hacer un nuevo pico y una nueva lanza. Las mías están bajo los escombros.
Jo... Las plumas de Haru son tan suaves... Y Hopi tan calentita...
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ARK: Tierra Ardiente
FanfictionUna vez más, Diana se ve envuelta en un extraño suceso que la lleva a Scorched Earth, otro mapa de ARK. Un viaje salvaje y peligroso la espera, y más todavía estando en un gigantesco desierto.