Una vez más, Diana se ve envuelta en un extraño suceso que la lleva a Scorched Earth, otro mapa de ARK.
Un viaje salvaje y peligroso la espera, y más todavía estando en un gigantesco desierto.
Este pequeño dragoncito me hará la vida mucho más fácil cuando crezca. De momento, no doy abasto con la cantidad de carne que tengo que conseguir para alimentarlo y las peticiones a tener en cuenta para cuidarlo. Necesita mucha comida, mucho cariño y estar siempre cerca de él, básicamente como un bebé, que es lo que es.
Por éste Wyvern no puedo irme muy lejos, así que me estoy dedicando a picar todo lo que hay en la cueva, crear muros de pinchos para los extremos de la cueva y matar con Haru los animales de la montaña para conseguir comida para todos.
No sé cuántos días tardará en crecer pero, mientras tanto, tengo que ir creando armas, balas y otras cosas para prepararme. Tengo materiales suficientes para ir llenando los armarios de munición y otros objetos útiles. Ahora debería centrarme en ir a las cuevas y encontrar los artefactos y si no me equivoco, creo conocer la ubicación de dos de ellas. De una no estoy al 100% segura, pero la otra la vi mientras buscaba refugio la otra noche. No sé lo que puede haber en las cuevas, pero no será nada agradable. Me pregunto si estaré capacitada y preparada para entrar...
El pequeño Wyvern parece no necesitar mi atención durante un par de horas, tiempo suficiente, espero, para ir y volver.
Equipo a Haru con todo lo necesario y salimos del refugio, poniendo rumbo hacia el desierto. En una de las ruinas donde lo encontré a él, ahí dentro creo que hay una. Volamos rápidamente hacia allí viendo como las nubes del cielo se vuelven lilosas con la caída del sol. En unas horas será de noche y prefiero estar en casa cuando eso pase. El paisaje no ha cambiado, sigue haciendo muchísimo calor y sigue estando todo desértico. De lejos veo los pilares de roca puntiagudos que nos guían hasta nuestro destino y poco a poco nos acercamos a él. Una vez en el desierto, diviso las ruinas y ponemos rumbo a las más grande, con una especie de cúpula y llena de agujeros y brechas por todas partes. El techo es un buen lugar por el que entrar y sin duda, el único lugar por el que Haru podría entrar.
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Una vez dentro, me bajo de Haru y me quedo observando cada rincón. Los escombros del suelo, las vigas de madera apelotonadas, rotas o esperando a construcciones que nunca se llevaron a cabo. El suelo cubierto de arena que entra por lo que alguna vez fueron ventanales, y una puerta por la que poder salir. Y lo más importante, unas escaleras que conducen bajo tierra.
Saco una escopeta y la dejo cargada. Me monto en Haru y nos adentramos en la cueva sin volar. Bajamos las escaleras y una cascada de arena y polvo nos da la bienvenida. Los escombros nos acompañan en el camino y las ruinas siguen presentes a cada paso que damos. ¿A cuántos metros se debió de hundir ésto? La verdad... ¿qué importancia tiene? Es solo un juego.
Seguimos bajando las escaleras y llegamos a un pasillo estrecho que va cuesta abajo. Es en ese momento cuando empiezo a ver a los habitantes de la cueva. Me bajo de Haru y empiezo a disparar mientras ella me ayuda y me protege. No son suficientes para acabar con nosotras. Seguimos caminando. Fachadas de lo que fueron casas y columnas de piedra siguen intactas bajo tierra. Los desprendimientos y las cascadas de arena siguen apareciendo, hasta que llegamos a una nueva zona. Nuevos bichos se esconden tras los cristales y las rocas. Vuelvo a disparar y recargar mientras Haru se entretiene matando a algunos de ellos. Sin duda, hice bien en entrenarla.