30. Artefacto

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Este pequeño dragoncito me hará la vida mucho más fácil cuando crezca. De momento, no doy abasto con la cantidad de carne que tengo que conseguir para alimentarlo y las peticiones a tener en cuenta para cuidarlo. Necesita mucha comida, mucho cariño y estar siempre cerca de él, básicamente como un bebé, que es lo que es.

Por éste Wyvern no puedo irme muy lejos, así que me estoy dedicando a picar todo lo que hay en la cueva, crear muros de pinchos para los extremos de la cueva y matar con Haru los animales de la montaña para conseguir comida para todos.

No sé cuántos días tardará en crecer pero, mientras tanto, tengo que ir creando armas, balas y otras cosas para prepararme. Tengo materiales suficientes para ir llenando los armarios de munición y otros objetos útiles. Ahora debería centrarme en ir a las cuevas y encontrar los artefactos y si no me equivoco, creo conocer la ubicación de dos de ellas. De una no estoy al 100% segura, pero la otra la vi mientras buscaba refugio la otra noche. No sé lo que puede haber en las cuevas, pero no será nada agradable. Me pregunto si estaré capacitada y preparada para entrar...

El pequeño Wyvern parece no necesitar mi atención durante un par de horas, tiempo suficiente, espero, para ir y volver.

Equipo a Haru con todo lo necesario y salimos del refugio, poniendo rumbo hacia el desierto. En una de las ruinas donde lo encontré a él, ahí dentro creo que hay una. Volamos rápidamente hacia allí viendo como las nubes del cielo se vuelven lilosas con la caída del sol. En unas horas será de noche y prefiero estar en casa cuando eso pase. El paisaje no ha cambiado, sigue haciendo muchísimo calor y sigue estando todo desértico. De lejos veo los pilares de roca puntiagudos que nos guían hasta nuestro destino y poco a poco nos acercamos a él. Una vez en el desierto, diviso las ruinas y ponemos rumbo a las más grande, con una especie de cúpula y llena de agujeros y brechas por todas partes. El techo es un buen lugar por el que entrar y sin duda, el único lugar por el que Haru podría entrar.

 El techo es un buen lugar por el que entrar y sin duda, el único lugar por el que Haru podría entrar

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Una vez dentro, me bajo de Haru y me quedo observando cada rincón. Los escombros del suelo, las vigas de madera apelotonadas, rotas o esperando a construcciones que nunca se llevaron a cabo. El suelo cubierto de arena que entra por lo que alguna vez fueron ventanales, y una puerta por la que poder salir. Y lo más importante, unas escaleras que conducen bajo tierra.

Saco una escopeta y la dejo cargada. Me monto en Haru y nos adentramos en la cueva sin volar. Bajamos las escaleras y una cascada de arena y polvo nos da la bienvenida. Los escombros nos acompañan en el camino y las ruinas siguen presentes a cada paso que damos. ¿A cuántos metros se debió de hundir ésto? La verdad... ¿qué importancia tiene? Es solo un juego.

Seguimos bajando las escaleras y llegamos a un pasillo estrecho que va cuesta abajo. Es en ese momento cuando empiezo a ver a los habitantes de la cueva. Me bajo de Haru y empiezo a disparar mientras ella me ayuda y me protege. No son suficientes para acabar con nosotras. Seguimos caminando. Fachadas de lo que fueron casas y columnas de piedra siguen intactas bajo tierra. Los desprendimientos y las cascadas de arena siguen apareciendo, hasta que llegamos a una nueva zona. Nuevos bichos se esconden tras los cristales y las rocas. Vuelvo a disparar y recargar mientras Haru se entretiene matando a algunos de ellos. Sin duda, hice bien en entrenarla.

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