Una vez más, Diana se ve envuelta en un extraño suceso que la lleva a Scorched Earth, otro mapa de ARK.
Un viaje salvaje y peligroso la espera, y más todavía estando en un gigantesco desierto.
Arándano cada vez necesita menos mi atención, lo cual me permite hacer más cosas y eso es un lujo. No tengo que estar tan pendiente. Me dispongo a salir del refugio con Haru y dar una cuidadosa vuelta para encontrar las siguientes cuevas.
Me llevo mi odre lleno de agua y unas bayas para el hambre. Y hablando de hambre, aprovecharé para conseguir algo más de carne. Al salir, puede sentirse el calor encima de nuestras cabezas, hoy la temperatura es peor que el resto de la semana. El sol pesa sobre mi cuerpo y Haru, recubierta de plumas, se cansa más rápido. Asco de temperatura. Ese loco maníaco tenía que encerrarnos en un maldito desierto... ¡Joder! ¡Cómo lo odio! Y pensar que estuve a punto de acostarme con él... Intento borrar esos desagradables momentos.
Después de dar vueltas como idiotas, hacemos una parada donde, para mi sorpresa, hay una caja.
–No pensaba que encontraríamos ninguna más...
Es de metal. Es suya. Sea lo que sea lo que haya, me confirmará al 100% que todo ésto es culpa suya o de lo contrario, me hará parecer una estúpida, aunque no dudo ni un segundo de mi sexto sentido.
Para ello voy a usar el mapa de Scorched Earth y voy a entrar a trabajar en el nuevo juego de realidad virtual con la consola mejorada de la que tú tienes, pequeña.
Un repulsivo sentimiento me da escalofríos y después un dolor de cabeza. Imágenes entrecortadas de mi vida después de salir de ARK. Todo es confuso. Tal vez si encuentro alguna nota más... tal vez lo recordaré todo.
Rompo la nota en pedazos pequeños, como hice con el resto, y vuelvo a subirme a Haru. La tarde cae y el calor disminuye un poco. Seguimos dando vueltas con los últimos rayos de sol y volvemos a casa. Ha sido un día extraño, con la nota y la decepción de no haber encontrado nada, aunque lo comprendo, esas cuevas tienen que estar más ocultas que la primera. La segunda cueva que conocía, ha resultado estar más oculta de lo que la recordaba. Mañana volveré a buscar. Está bastante cerca de donde él está, y eso me pone nerviosa y de mal humor. Pero tengo que seguir concentrada hasta el final.
***
Buenos días por la mañana para todos, y mi vida es un asco. Tengo que encontrar esa cueva como sea.
Desayuno algo rápido y me vuelvo a equipar con las armas y munición. Me despido de todos mis dinosaurios y monto en Haru, la reina del grupo por excelencia. Ojalá poder llevarla conmigo al otro lado... aunque ya pasé por ésta etapa con Cacahuete. Lo superaré.
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Nos dirigimos a las enormes grietas que habían cerca de nuestra antigua casa y descendemos. Al menos aquí abajo no podrá vernos. Empezamos a volar por la zona, una vuelta y hasta dos, pero no más. Diviso la posible entrada de la cueva y aterrizamos. Es una zona segura, así que no va a pasar nada.
Entro con Haru a mi lado y empezamos a caminar, yo con la escopeta en la mano. Vuelven a haber pequeñas cascadas de arena que nos ensucian. Algunas paredes tienen algo que las hacen brillar y sobretodo... hay telas de araña. ¡Qué maravilla! Empezamos a descender con cuidado y con todos los sentidos alerta. Como en la anterior cueva, tengo el corazón encogido y estoy asustada, sí, tengo miedo de que me salte algo encima. Miedo de que Haru no sea suficiente y morir...
