capítulo 10

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Joe la miró. Tenía que elegir entre tomarla en brazos o llamar a su madre en busca de ayuda. La tomó en brazos y entonces notó un fuerte olor procedente de la adorable personita. De algún modo, cuando había imaginado su paternidad perdida, solo había pensado en momentos mágicos: leer a su bebé un cuento, besarlo en la cuna... Por supuesto, con tantos empleados, ni él ni Sharon habrían tenido que ocuparse de otra cosa. Y entonces pensó que se habrían perdido algo muy, muy importante. Y, al tomar a la niña en brazos, pensó que en su interior se haría añicos y que sentiría un profundo dolor al pensar que nunca tendría así a su propio hijo. Pero no fue así como se sintió. En lugar de eso, el peso de la niña le resultó cómodo; su calor, e incluso el olor, hicieron que su corazón se sintiera de una pieza. Ella apoyó la cabeza en su hombro y se metió el dedo en la boca, cerró los ojos y en segundos se quedó dormida. Así de fácil. Joe se quedó quieto como una piedra, sin estar seguro de qué hacer, sin saber qué había hecho para que la niña confiara en él de ese modo y sin saber bien qué era esa ternura que parecía estar llenando el centro de su pecho. Miró los rizos dorados, las pestañas y las mejillas gordezuelas. Era como su madre. Y el pelo se le oscurecería y se le pondría como a ella. La niña suspiró y, al hacerlo, unas burbujitas salieron de sus labios. Joe se relajó, miró a su alrededor y volvió a sorprenderse de lo pequeño que era ese lugar. Y también se maravilló del modo en que Demi lo había hecho parecer encantador con adornos personales. Nada en la habitación era caro, pero aun así era más acogedora que ninguna de las que conocía. Exceptuando el cuarto de los niños de su casa. Joe apartó el pensamiento y entonces sonó la tetera. Oyó a Demi canturreando y de pronto, se le ocurrió algo: «Cásate con ella». Era una idea ridícula. Un hechizo causado por el duendecillo que estaba llenando de babas su camisa. ¿Era tan ridícula? Sus padres lo estaban presionando para que encontrara una esposa. Y a él le gustaba esa mujer más que ninguna de las que había conocido. En poquísimo tiempo, ella se había ganado su respeto. Parecía una mujer capaz, amable y valiente. Y él tendría la oportunidad de hacerle a alguien un favor. ¿Quién si no Demi merecería la oportunidad de una nueva vida en la que pudiera tener tiempo y dinero y pudiera mimar a su niñita? Solo sería un matrimonio de nombre. Su corazón no podía dar otra cosa. Pero sus padres no lo sabrían y tampoco sus compatriotas. Ellos solo verían lo que querían ver. Si él les proporcionaba una bella novia, ellos seguirían con el cuento de hadas. Demi volvió a la habitación con la bandeja del te. Miró a Joe con la niña dormida y movió la cabeza. -Podía haber hecho eso con la pobre señora Krumble -dejó la bandeja y tomó a la niña. Demi arrugó la nariz-. ¿No sabes cómo causar buena impresión? -riñó a la niña dormida antes de desaparecer por otra puerta. Joe sintió los brazos extrañamente vacíos cuando Carly se fue. Demi volvió unos minutos. Después, con la niña aún dormida y llevando con ella el maravilloso aroma a talco. Dejó a Carly suavemente en un parque en una esquina de la habitación y la tapó con una manta. Joe se preguntó si esa sería la cama de la niña y pensó en la cuna vacía en su casa, un mueble maravilloso que no se usaba. -Siéntate -dijo Demi. Él se sentó en el sofá y ella en la silla frente a él. Sirvió té en unas tacitas preciosas y desiguales, que posiblemente también serían del mercadillo. Joe miró a la niña dormida y se sorprendió de notar que acababa de conocerla y deseaba ciertas cosas para ella. Mejor aún, no deseaba ciertas cosas. No quería que creciera llevando ropa de segunda mano de mercadillos y no quería que durmiera en un parque en lugar de en una cuna. Y también había cosas que no deseaba para Demi. La oferta de trabajo de Crenshaw lo preocupaba. No quería que madrugara y se despidiera de su niña para estar bajo las órdenes de alguien como Crenshaw. Volvió a pensar lo mismo. «Cásate con Demi». Aunque también había muchas otras cosas que podía hacer si quería ayudar a Demi y a Carly. Podía enviarles la cuna de forma anónima junto con un cheque generoso. Sí, eso estaría bien.

Una Boda Real- Jemi "Terminada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora