-¿Cómo es? -«Señor, dame la serenidad necesaria para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje para cambiar las cosas que sí puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia». -La Oración de la Serenidad -dijo Demi, que la conocía. Y la repitió en su mente y encontró su poder. Ella no podía cambiar el hecho de que su hermana hubiera sido secuestrada, pero si podía cambiar su reacción a ese hecho. Y tenía que encontrar la calma que la ayudaría a ser útil en lo posible. -Joe -dijo sonriendo débilmente-. Esta será la peor luna de miel del mundo. -De todos modos, la luna de miel no la íbamos a pasar del modo convencional -declaró él, ruborizando a Demi-. Bueno, hemos de regresar enseguida a Thortonburg. ¿Te parece bien dejar aquí a Carly? Demi pensó en el trabajo de atender a la pequeña y sabía que sería más difícil concentrarse en lo que debía hacer para encontrar a su hermana. -Sí, quiero dejarla. Este lugar, esta isla, me parece segura, Joe. Y de pronto todo el resto me parece inseguro y horrible. -Nunca dejaré que le ocurra nada a Carly -dijo él con firmeza. -Gracias. -Ni a ti. Ella se rió, temblorosa. -¿Te gustaría oír algo irónico? -¿El qué? -En esta semana, mi hermana y yo nos hemos convertido en princesas. Volvieron al castillo y esa vez Joe detuvo el coche en una entrada lateral. Eran sus aposentos y Demi no los encontró muy acogedores. Aunque las habitaciones eran más pequeñas que en la otra parte del castillo, seguía encontrándolas muy serias e intimidantes, con sus altos techos, pesadas alfombras y recargados cortinajes. Él la llevó por un pasillo con cuadros de sus antepasados. Luego abrió unas puertas dobles al final del pasillo y llegaron al dormitorio principal. Una enorme cama dominaba el lugar. Unas puertas daban a una terraza y otra a un dormitorio más pequeño. Demi pensó que esa era la habitación más bonita que había visto en todo el castillo, alegre y cómoda. -Es perfecta -admiró. Y entonces vio lo perfecta que era. Cuando por la noche cruzaran las puertas dobles, nadie sabría donde dormirían. Era el lugar perfecto para dos personas que fingían estar casadas. Que fingían... Ella no lo había pensado de esa forma, y lo encontró perturbador. ¿Era posible que ellos formaran un matrimonio fuerte en todos los sentidos de la palabra excepto en uno? De algún modo, al estar tan cerca de la intimidad de su dormitorio, no estuvo tan segura de eso. Joe le recordó que tenían prisa. Demi vio las cajas de la boutique apoyadas contra la pared del dormitorio más pequeño. Quiso protestar por su generosidad, pero no pudo. Se había convertido en una princesa y necesitaba parecerlo. Joe fue al cuarto de baño y cerró la puerta. Ella abrió las cajas y se puso un traje pantalón color beige. La ducha dejó de oírse y entonces ella llamó a la puerta del dormitorio principal. -Entra. Entró y se detuvo. Él llevaba puestos unos pantalones y estaba desnudo de cintura para arriba. Se estaba secando el pelo con una toalla. Su cuerpo era magnífico, fuerte y musculoso; su piel, dorada con unos remolinos de vello en el pecho que bajaban por el estómago. A Demi se le secó la boca. El matrimonio la había puesto en una posición patética. -¿Es este el único modo de salir de aquí? -preguntó, intentando no mirarlo-. Quiero despedirme de Carly. Si él notó su incomodidad, no lo demostró. -Es la única puerta. Pero podemos poner otra si quieres. O cambiarnos los dormitorios. O mudarnos a Cliff Croft. Demi memorizó el nombre de la casita de campo que le había encantado. -Bueno, ya lo solucionaremos -dijo -. ¿Por dónde está Carly? -Si esperas, iré contigo. No creo que la encontraras sola y, además, a mí también me gustaría verla. Ella lo observó mientras se ponía la camisa, sintiéndose cada vez más desesperada. Joe era guapísimo. Le aceleraba la sangre en las venas. Y ella había accedido a un matrimonio solo nominal. Un error. Joe la llevó por el laberinto de su casa. Carly seguía en la cocina. De algún modo, Demi había imaginado que su hija estaría esperándola con nerviosismo, pero Carly estaba de pie en una silla junto a la mesa, con Bonnie a su lado. La niña estaba haciendo formas en una masa de galletas y probando la masa al mismo tiempo. La niña echó un vistazo a su madre y, entonces, con la lengua bajo su único diente, apretó el molde de plástico hacia abajo y sonrió. Demi se acercó a ver su trabajo. Había hecho un árbol de Navidad y Bonnie lo puso encima de una bandeja de horno, junto a un Santa Claus y un reno. -Solo tenemos moldes de navidad -se disculpó con timidez. Pero obviamente a Carly le daba igual. Estaba cubierta de harina y masa, y parecía feliz. -Mami tiene que marcharse una temporada -le dijo Demi.
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Una Boda Real- Jemi "Terminada"
RomancePrologo Demi Lovato necesitaba un caballero de brillante armadura... y el príncipe Joe Jonas precisaba una esposa. En otra época, este lo había tenido todo, pero aprendió que los príncipes no estaban por encima del dolor... ni a salvo de perder a lo...