Pero Joe se apartó de la llama de su propio deseo. Necesitó todas sus fuerzas. Si él iba a devolverla a su mundo ilesa, era primordial que no consumaran el matrimonio. Y así, él podría pedir la nulidad sin que la vida y el nombre de Demi sufrieran daño alguno. Joe salió de la cama y vio el dolor y el desconcierto en la mirada de Demi. Algún día ella le daría las gracias por haberse alejado de lo que le acababa de ofrecer. Se fue a su dormitorio, se quitó la ropa arrugada, quedándose en calzoncillos, y se metió en la cama, que le pareció muy grande y vacía. Pasado un rato, se quedó dormido. Se despertó con el sonido de las risas de Carly. Se levantó, se puso los pantalones y se asomó al dormitorio de Demi. La niña estaba jugando con un enorme oso de peluche que había dentro de la cuna y riendo sin parar. El traje de Demi estaba arrugado en el suelo y él pudo ver su larga pierna desnuda entre las sábanas. Pero tenía la cabeza metida debajo de la almohada y no se despertó. -Buenos días, princesa -le susurró a Carly, entrando de puntillas. Sacó a la niña y al osito de la habitación para que la madre pudiera dormir, y puso a Carly en su cama. Le quitó el oso y lo hizo saltar por la cama en dirección a ella. El osito le besó la mejilla y habló con tono gruñón. -Sabes a masa de galletas. Carly se rió. -Yo adoro la masa de galletas -dijo Joe con el mismo tono, e hizo que el osito fingiera lamerla mientras hacia sonidos grotescos. Carly no paraba de reír. -¿Hay algo de masa en tus pies? -preguntó el oso. -¡Nooo! -gritó Carly. Pero el oso lamió igualmente. -¡Sí hay! ¿Y hay masa en tu... ombliguito? -¡Nooo! Pero el oso metió la cabeza en su tripa, haciendo sonidos de lametones. -Estoy seguro de que huelo a masa de galletas -siguió el oso-. ¡No es en el ombligo, es en tu oreja! Carly pegó al osito, gritando de alegría. Y entonces Joe vio a Demi de pie en la puerta, con una camiseta arrugada y pantalones cortos. Tenía el pelo enmarañado, los ojos hinchados, las piernas largas y sensuales; la camiseta era un poquito transparente. -Oh, mira -dijo con su voz de oso-. Ahí está mamá oso. ¿Crees que ella tendrá masa de galletas? -¡Síí! -¡No tengo nada! -exclamó Demi, dando un paso atrás. -No debes huir de un oso hambriento. Ella corrió y Joe y el oso la persiguieron, mientras Carly no dejaba de chillar. -¡Déjame, Joe! -No me llamo Joe. Soy Bernie, el oso. -Bernie, ¡yo no huelo a masa de galletas! Y riendo, Demi tropezó y cayó sobre la cama. Él acercó el oso a su cara y ella se ahogaba de la risa. El oso olisqueó su pelo. -No hay nada aquí. Carly, ¿dónde está la masa de galletas? -¡Nariz! El oso olisqueó obedientemente. -No, no hay. -¡Pies! -chillo Carly, casi histérica. El oso fue hasta sus pies. Demi se retorció, pero Joe sujetó su tobillo. -Sí, aquí está -declaró el oso, haciendo cosquillas a Demi. Y Joe pensó que era feliz. Demi gritaba de risa, suplicándole que parara, lo que solo le hacía buscar la masa con más intensidad. Y entonces llamaron a la puerta. Demi abrió mucho los ojos. -¿Sí? -gritó Joe. La puerta se abrió y su madre se quedó de pie, pequeña y regia, vestida con un elegante traje de tweed. Joe miró a Demi, que estaba intentando meterse bajo las sábanas. Él se dio cuenta de que seguía desnudo de cintura para arriba y de que todo parecía muy escandaloso e impropio. Soltó una carcajada. -Joe-declaró su madre-, parece que tienes invitados. -Sí -dijo él con naturalidad. Tomó a Carly en brazos y se acercó a su madre. -Quiero presentarte a Carly. Su madre lo miró fijamente, intentó sonreír a la niña y miró a Demi, que en ese momento solo había dejado visible sus ojos y nariz bajo las sábanas. -¿Qué está sucediendo, Joe?
ESTÁS LEYENDO
Una Boda Real- Jemi "Terminada"
RomancePrologo Demi Lovato necesitaba un caballero de brillante armadura... y el príncipe Joe Jonas precisaba una esposa. En otra época, este lo había tenido todo, pero aprendió que los príncipes no estaban por encima del dolor... ni a salvo de perder a lo...