capítulo 31

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-Ayer me casé -contestó él, sintiéndose muy libre al haberlo dicho. Su madre lo miró fijamente. Por el rabillo del ojo, él vio a Rachel desaparecer completamente, bajo la sábana. -¿Te casaste? -repitió su madre. -Me casé -declaró él con firmeza. La boca de su madre se abrió, resopló unas cuantas veces, dio media vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta. Joe miró las sábanas. Estaban temblando. Se acercó y las apartó. Demi estaba muerta de risa. Él también empezó a reírse y lo mismo hizo Carly. Él levantó el osito. -Volviendo a esa masa... -Oh, Joe -dijo Demi-, gracias. -Yo te las debería dar -dijo él con la voz de oso-. Nunca he probado una masa tan deliciosa -y habló con su voz normal-. Demi Devonne, ¿por qué me das las gracias? -Necesitaba reírme. Me siento fatal por lo de mi hermana y quizás sea horrible reírme cuando ella está en peligro, pero lo necesitaba más que nada. -Lo entiendo -dijo Joe, acercando el oso a la niña, que se rió. -¿Te gustaría que Carly te llamara papá? -preguntó Demi con timidez. En ese momento, todo el mundo de Joe se tambaleó. Él también había necesitado las risas, el juego. Pero en ese momento, había vuelto a la realidad. Sabía lo que ella le estaba ofreciendo. Todo lo que tenía y lo que era. Pero él tendría que dejarlas marchar en cuanto estuvieran listas. Solo les haría más daño a todos si sucedían ciertas cosas. Como que su preciosa hija le llamara papá. Su corazón lo deseaba. Pero se endureció. -Aún no. Y entonces tuvo que darle la espalda a la mirada perpleja de Demi. Le había hecho daño dos veces. La noche anterior al rechazar la invitación de sus labios y de nuevo en ese momento. Sonó el teléfono. Él respondió, escuchó, colgó y miró a Demi. -¿Quieres unirte a mis padres para desayunar? -¿Tengo alternativa? -preguntó ella-. Qué horrible primera impresión. ¡Ella debió oír mis gritos! Y estoy sin vestir. -Lo tiene merecido por entrar sin ser invitada. -¿Lo hace a menudo? -preguntó Demi, angustiada. -Nunca lo había hecho. Debió ser por el sonido de personas divirtiéndose. -¿Es poco frecuente ese sonido aquí? -Ya no -dijo Joe-. Bueno, ¿te apetece desayunar? Demi hizo una mueca. -Pan -anunció Carly. Demi se rió. -Eso lo decide todo. ¿Joe? -Sí, cariño. Las palabras le salieron con naturalidad y los dos de quedaron paralizados. Pero Demi se levantó de la cama, como si nada. -¿Qué me pongo? -Lo que quieras. Yo me pondré vaqueros. Pero ella no se puso los suyos. Tenía que borrar la mala impresión que había causado esa mañana. Así que se puso un traje pantalón de lino gris que era elegante y aburrido, y se recogió el pelo hacia atrás con un pasador que también era elegante y aburrido. Al mirarse en el espejo, le pareció que iba muy correcta. ¿Se notaba la tristeza en sus ojos? Esa mañana, atrapada en el maravilloso momento de juegos con Joe y Carly, casi había olvidado su rechazo la noche anterior. Pero estaba ahí, en su mirada. Un dolor que era distinto de los que ella había conocido. No era como el dolor que sintió al descubrir la verdadera naturaleza de Bryan, ni con la muerte de su madre, la desaparición de su hermana o la traición de su padre. No era más profundo, sino diferente. Entonces vio unas cajas junto a la cuna y abrió una. Dentro había un precioso vestido para Carly, con un delantal blanco, mangas de cuadros rojos y una falda blanca con volantes.

Una Boda Real- Jemi "Terminada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora