capítulo 20

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Pero Joe vio una luz iluminarse en sus ojos verdes. -¿Se te ocurre algún sitio para comer? -preguntó él mientras caminaban. Ella se rió. -Yo acabo de llegar aquí. Me temo que el único lugar que conozco bien es el McDonald's. Él también se rió, gustándole lo que había dicho. Era fresca y natural, y no intentaba ocultar quién era ni pretendía ser otra cosa. Era genuina. -Yo conozco un pequeño lugar aquí cerca. Joe supo por la mirada del maître, que en ese lugar nunca había entrado un bebé. Pero lo reconocieron y le dieron una salita privada a petición suya y, sin que tuviera que pedirlo, le llevaron una trona para Carly. Demi estudió el menú. -¿Qué toma Carly? -le preguntó Joe. -¿Tienen aquí patatas fritas? -Preguntó Demi en voz baja-. Es lo que normalmente le pido cuando salimos. Ordenaron la comida y Joe pidió las patatas. El camarero pareció perplejo, pero les dijo que no había problema y se marchó corriendo. Joe sospechaba que enviaría a un recadero a McDonald's. Demi se fijó en los cubiertos de plata y el mantel de lino, en el mobiliario de anticuario y en la araña que colgaba sobre la mesa. Estaba evitando mirarlo a él, y Joe notó que estaba abrumada y asustada. -Este es el momento que estabas esperando -le dijo Joe. -¿En serio? -preguntó Demi confundida. -Sí, voy a hacer malabarismo. -Aquí no, Joe. -¿Por qué no? Estamos solos. Es una salita privada del restaurante. -¿Y si rompes algo? -Pues nos echarán -bromeó Joe. -Posiblemente saldrías en la portada de la prensa sensacionalista de mañana -declaró Demi levantando elegantemente la barbilla. Joe quería encontrar un modo de decirle que ella pertenecía a ese lugar más que él, con ese aire maravilloso, su gracia innata y la preciosa forma en que levantaba con orgullo la barbilla. ¿No sabía que podía encajar en cualquier parte? Y de pronto, Joe se sintió honrado de tener la oportunidad de enseñarle algo. -Prefiero que mi nombre salga en titulares por algo así -dijo él levantando un vaso y comprobando el peso-, que por otras cosas. Demi se rió y le dio otro vaso. Joe lanzó el vaso y lo recogió, y luego el otro. Carly dejó de intentar salir de la trona y lo miró con los ojos muy abiertos. Sus grititos de alegría cuando él empezó a lanzar los dos vasos muy despacio lo animaron. Tomó más velocidad. Demi y la niña estaban riéndose de buena gana. Joe dejó los dos vasos en la mesa un segundo antes de que el camarero regresara llevando el pan. -¿Algo más, señor? -Dos vasos más, por favor -pidió Joe. El camarero sabía que no debía mostrar curiosidad ni sorpresa. Demi se rió tapándose con su pañuelo. Los vasos llegaron inmediatamente. Tenían una forma algo incómoda para hacer malabarismo. De nuevo, Joe levantó los dos vasos y, cuando había creado un ritmo, añadió el tercero. En ese momento no se atrevió a mirar a su público. Y una vez más, con el ritmo creado, añadió el cuarto vaso. Por supuesto, la mejor parte fue cuando se cayeron todos. Demi se dobló de risa. Carly golpeó su sillita pidiendo más y los vasos cayeron sin daño alguno sobre el suelo enmoquetado.

Una Boda Real- Jemi "Terminada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora