Real
El siguiente testimonio llegó a mis manos recientemente gracias a un viejo amigo. Desde aquella ocasión no he sabido de él, pero espero que se encuentre bien.
Como debes saber, me estoy preparando para ser un juez. Mi educación estaba casi terminada y estaba laborando en una estadía remunerada con un médico legista bien conocido en el distrito de Washington.
Todo eso cambió hace algunas horas, cuando me despidieron del cargo por rehusarme a participar en lo que creo es un encubrimiento. Aunque me hayan alertado sobre las “consecuencias” si llega a filtrarse alguna información respecto a este caso, mi conciencia no estará tranquila si me quedo callado.
Esto es algo que las personas deben conocer.
Hace un par de días recibimos un telefonazo de la policía del Metro sobre un posible cadáver descubierto en la línea roja. Desde que inicié mi trabajo como legista, hemos respondido algunas llamadas provenientes del sistema del metro.La primera de estas fue una mujer que tropezó con la maleta de otro usuario al intentar rebasar en las escaleras automáticas. La mujer terminó con el cuello hecho pedazos. En dos ocasiones se nos requirió por un ataque cardíaco.
Y una vez por un asalto en la tarde-noche. A la pobre víctima la apuñalaron repetidas veces en el estómago, pese a que entregó su reloj y cartera al asaltante.
Hasta entonces no había visto nada específicamente sangriento y me sentí un poco decepcionado cuando nos dijeron que simplemente se trataba de un hombre que había caído en el tren. ¿Hay algo de malo en ser llamado a un caso en el que alguien fue empujado a las vías del tren?
En fin, cuando llegamos, los paramédicos ya estaban presentes, y nos percatamos de que había sido un mal entendido. Inmediatamente nos llamaron al exterior. Pero la cinta policial bloqueaba toda la plataforma en la estación.
Desde nuestro punto de vista en la cima de las escaleras automáticas se podía deducir que algo no andaba del todo bien. Los paramédicos situados en la parte exterior de la puerta del vagón no estaban haciendo nada, excepto discutiendo y apuntando a un cuerpo caído contra una ventana en el interior.
Pudimos habernos retirado en ese momento, pero decidimos quedarnos y dar una mirada para ver que estaba pasando.
Cuando nos acercamos, escuché un poco de la conversación entre los paramédicos. “¿Está muerto, verdad?”, dijo el más viejo de los dos. “Sí, pero los muertos no hacen… eso.” ¿Hacer qué? Pensé.Al momento en que se dieron cuenta de nuestra presencia, rápidamente estuvieron de acuerdo en que el hombre estaba muerto y se retiraron de la escena para que nosotros hiciéramos el trabajo.
Resultaba evidente que esta no era una llamada con la que ellos querían lidiar; Podía sentirlo.
La policía tampoco resultó de mucha ayuda. Intercambié algo de información con los agentes mientras el Doc ingresó para dar un vistazo al hombre en el tren.
Uno de los detectives comentó que no había señales de asesinato. Todos los testigos relataron que el sujeto simplemente se sentó como todos los otros e inmediatamente después, dejó de respirar. Causas naturales, pensé, parecía otro caso simple, pero cuando vi por encima de mi hombro hacía el Doc, parecía… confundido.
– Mira – me dijo mientras entraba al vagón. Al acercarme, parecía que el hombre estaba dormido, como lo hace cualquier pasajero cuando sabe que su parada aún no está próxima.
– ¿Mirar qué? – Pregunté.
– Los ojos.
La cabeza del hombre estaba echada hacia el frente, con la quijada en el pecho, de modo que tuve que arrodillarme para obtener una buena vista de su rostro. Cuando hice esto, el Doc comenzó a hablar consigo mismo, como acostumbra a hacerlo, apenas repasando su lista mental.
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Historias De Terror
HorrorHistorias de terror Algunas Reales Otras No Tú decides cual creer que es real.