Monstruos

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Eran apenas las 5:00 de la mañana, sin embargo, era la hora en la que una joven madre regresaba de estar toda la noche fuera de la casa junto con su pequeño hijo de 8 años, ellos salían todas las noches, dejando la casa sola, ya que era madre soltera y, prefería siempre llevarse a su hijo con ella, antes que dejarlo solo en casa.
Y es que, ya se habían reportado muchos casos de robos en el área y, las personas eran muy precavidas, sobretodo esta joven, que cada vez que llegaba a su casa por la mañana antes de que saliera el sol, revisaba la sala, los cuartos y, hasta la cocina, cuidando que nadie se le hubiera colado dentro.
El niño, en ocasiones decía, que escuchaba ruidos que provenían del armario, o aveces pasos en la cocina y en la sala, esto no era muy frecuente, tal vez unas dos veces al mes, para el, estos eran monstruos que se lo querían llevar, por supuesto para su madre no y, cada vez que su pequeño hijo entraba al cuarto de su ella visiblemente asustado por haber escuchado algo, la madre lo dejaba en la habitación y, salía a revisar toda la casa, para luego regresar donde su hijo con el problema resuelto.
Realmente, no solo la hora en la que llegaban a casa todas las mañanas era muy inusual, también lo era que por algún tipo de alergia, tanto de la madre y heredada por el hijo, siempre mantenían las ventanas cubiertas con sábanas, ellos no hablaban con los vecinos, por algún motivo, las personas estaban desapareciendo en el lugar, asi que las personas no confiaban en nadie, tampoco se sabía a que se dedicaba la joven, las personas solo conocían que no llevaban mucho tiempo viviendo en el área.
La madre siempre lograba controlar la situación con su hijo, hasta que una mañana, mientras dormía, el niño despertó por un ruido que parecía provenir de su armario, como todo niño, lo primero que hizo fue cubrirse con la sábana hasta la cabeza, dejando solo un ojo fuera para poder mirar en dirección al armario.
El tiempo parecía detenerse, mientras la puerta se abría lentamente y, a pesar de que estaba oscuro dentro de la casa, la silueta de un hombre saliendo del armario era clara, el niño muy asustado intentó correr donde su madre, pero ya era tarde, aquel monstruo que se coló dentro de la casa ya estaba cerca de él.
El monstruo se subió en la cama del niño, sin hacer ruido, apenas se le veían los ojos como brillaban, además de una leve sonrisa por haber encontrado a su víctima, con una mano le quitó la sabana de encima al chico y, con la otra, sosteniendo un madero filoso en el aire, se disponía a clavarlo en el pecho del niño, quien comenzó a gritar y a gritar para alertar a su madre, mientras del miedo que sentía, su rostro cambió de pronto, sus ojitos se tornaron rojos como la sangre, su piel blanca y pálida, sus dientes se convirtieron en colmillos, logrando distraer a aquel monstruo que lo atacaba, dándole el tiempo necesario a su madre para entrar velozmente al cuarto destruyendo la pared, tomando al monstruo por el cuello, para luego arrancar su cabeza en un instante.
El cadáver de aquel monstruo tirado en el suelo, sostenía una estaca en su mano y, un rosario en lo que quedaba de su cuello, revelando que no era mas que un hombre normal, tal vez un cura. La madre abrazaba estaba en el suelo también, bebiendo la sangre y comiendo algunas partes del cuerpo, luego fue al lado de su niño para confortarlo después del enorme susto que había tenido.
Mientras su madre le acariciaba su cabecita, con unas largas y pálidas manos el niño le dijo:
– Mami, creo que los monstruos nos han encontrado otra vez.
– No te asustes hijo, nos iremos esta noche, tendremos que ir a otro pueblo a alimentarnos.
– Crees que nos volverán a seguir los monstruos mami?
– No lo sé hijo, pero yo siempre estaré para protegerte de ellos.
Esa noche, madre e hijo dejaron aquel pueblo en dirección a alguno otro, donde seguramente las personas comenzarán a desaparecer y, ellos volverán a ser perseguidos por los monstruos.

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