Capitulo 5

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Jungkook

-¡¿Qué está pasando aquí?! -gritó escandalizado. Me quedé de piedra. ¿Y... ahora qué?

-TaeTae... Tu perro me atacó -HyunA empezó a lloriquear, se levantó y se abalanzó entre lágrimas a los brazos de Tae. Quien la recibio y trató de consolarla, con una expresión algo sorprendida y preocupada por ella.

Ladré un par de veces, por instinto, tratando de que Tae de alguna manera se dé cuenta de lo que en verdad ocurría.

-¡Silencio! -me gritó. Guardé silencio rápidamente, asustado y sorprendido, él nunca me había gritado.

Bajé la cabeza y las orejas y traté de acercarme a él. HyunA seguía en pleno llanto desconsolado.

-¡No! -gritó de nuevo y me alejé. Apartó con delicadeza a HyunA sentándola en el sofá, luego volteó a verme, furioso- ¡Vete de aquí! ¡Fuera! -apuntaba demandante hacia la puerta abierta.

Sentía mi corazón romperse en mil pedazos, tal vez más. No podía creer lo que oía, y lo que oía dolía, y mucho. No me moví.

-¡No quiero volverte a ver! -sus palabras eran afiladas, y mi corazón muy frágil, dolía. Me empujó a la calle y volteó a ver cómo estaba HyunA.

Ladré una vez más, una última vez, aunque sonó más como un sollozo.

-¡Ya dije que te fueras! -salió y se me acercó. Yo temblaba. En contra de todo lo que me imaginé que pasaría en ese instante, me pateó- ¡Largo!

Aterrado, salí corriendo. Llevaba el corazón hecho trizas y las lágrimas ya caían descontroladamente por mis mejillas, las cuales nadie notaría debido a una lluvia algo intensa que había empezado a caer.

Seguí corriendo. No sabía a dónde. Las calles pasaban rápidamente bajo mis patas y yo no me detenía, lo único que sabía era que cada vez me alejaba mas y mas del que alguna vez fue mi hogar. Del que alguna vez fue mi primer amor.

Por fin paré, creo que una hora después. No tenía idea de en dónde estaba. Entré en pánico.
Me movía frenéticamente de un lado a otro confundido, asustado.

Habían algunas personas por las calles, todas moviéndose a prisa por la lluvia. Algunas me esquivaban, sin mirarme, otras simplemente me empujaban y seguían su camino. Al cruzar las calles, los autos tocaban sus bocinas con fuerza y eso me ponía aún mas nervioso.

Poco después, logré encontrar un callejón entre dos edificios y corrí hacia él rápidamente buscando un refugio, la lluvia había aumentado.

Dentro del callejón, había una gran caja de metal y no pude evitar recordar el día en el que llegué a la ciudad y conocí a Tae. Empezé a aullar bajito, sollozando.

Me recosté a un lado de la caja. Tenía hambre, frío y mucho miedo. Jamás creí que esto pasaría. Me dolía todo el cuerpo. Y la escena, con Tae gritándome y echándome, daba vueltas y vueltas en mi cabeza. No pude parar de llorar y sollozar en toda la noche, y tampoco paró de llover.

A la mañana siguiente, el ambiente era frío y melancólico.
Me puse de píe y me asomé a la calle. Habían pocas personas alrededor, deducí que no podía quedarme en ese callejón para siempre, así que eché a andar por las calles lentamente.

Algunas personas me miraban con lástima, otras simplemente me ignoraban, y unas pocas me dejaban algo para comer, un par de caricias y luego sólo se iban.

A los 3 días de lo ocurrido, yo seguía andando por las calles, con la cabeza y las orejas agachadas y la cola entre las patas. Andaba triste por la ciudad todo el día, obteniendo algo de comida de algunas personas o encontrándolo por las calles y entre las bolsas de basura.
Al anochecer, buscaba algún callejón y me recostaba al lado de la caja metálica. Tomaba mi forma humana, escondiéndome en la oscuridad, y me estiraba un poco antes de volver a mi forma animal para pasar la noche. Dormitaba un poco, pero no alcanzaba a conciliar el sueño. Trataba de acurrucarme todo lo posible y conseguir algo de calor, y no lo lograba en absoluto.

Llegue a Enamorarme [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora