493. Particularidad

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El camino a pie se había hecho largo y pedregoso, complicado. Halena kom Kongeda heredera de la Coalición y futura líder del Pueblo Trigeda avanzaba por la alta montaña viendo cada vez mas abajo en la lejanía las pequeñas luces de las fogatas y hogueras, desde aquellas alturas los fornidos y fieros guerreros parecían pequeñas hormigas, insectos.

Rashesh que lo había dispuesto todo avanzaba ante ella conduciéndola a un pequeño terraplén de dura tierra.

Darshan su hermano menor, tropezó y tras él y Halena algunas rocas se desprendieron del borde de la ladera y rodaron colina abajo cayendo.

El pequeño de los Noharas miro hacia atrás y se mostró inseguro al respecto, aquello le daba mala espina.

—Esto es peligroso, ¿y si mejor volvemos?

—Debemos hacer esto —le dijo Rashesh volviéndose a mirarlo junto a Halena que parecía mucho mas concentrada en mirar donde pisaba en el suelo.

—¿Donde la has encontrado?

—En realidad fue ella la que me encontró a mi —admitió Rashesh mirando hacia Halena la cual había hablado.

La heredera se desconcertó y cuando bordearon una gran roca llegando al terraplén, vio a Yham allí de pie actuando nerviosamente junto al fuego.

Halena volvió la cabeza parar interrogar a Rashesh y este le devolvió la mirada con seguridad.

—La Orden de la Sagrada Llama la mantenía oculta en la Torre —dijo tras unos momentos—. Ahora que hemos hablado, ella sabe porque.

—¿Y está dispuesta a ayudarnos? —preguntó Halena inquiriente.

—Lo está —reconoció Rashesh fijándose en como su hermano miraba con cierta distancia y prudencia hacia la Natblida situada junto a la hoguera.

—¿Conoce los riesgos? —quiso saber Darshan mirando a su hermano con dudosa moralidad.

—Los conoce y aún así está dispuesta —le aclaro Rashesh devolviéndole la mirada.

Darshan no tuvo mucho mas que objetar y avanzo junto a ellos no muy convencido de lo que iban a hacer allí.

Yham lucia nerviosa, inquieta y aterrada, lo estaba.

Nunca, en toda su vida había oído hablar de nada así y a decir verdad, aún dudaba de que fuese posible.

Ella no tenía nada de especial tal como decía Rashesh.

Si, puede que su sangre la convirtiese en Natblida pero nada más, nada extrañamente particular o al menos eso era cuanto había creído hasta ahora.

Ahora que había descubierto la peculiaridad de su esencia, la cosa cambiaba y mucho. Al fin comprendía porque Gaia no le permitía ir con los otros Natblidas, porque la había destinado exclusivamente al Templo desde su llegada a Polis bastante tiempo atrás.

Era una Caminante de Sueños, una Natblida Caminante nada menos, cosa particularmente extraña de hallar entre los suyos al menos.

Yham no había sabido nada hasta ahora, su sangre abría la puerta a otros mundos, mundos desconocidos y singulares para ella.

Otros tiempos, otras realidades.

Y ahora iba a ayudar a Halena kom Konjeda, heredera del Pueblo Trigeda y la Coalición a cruzar por uno de ellos cosa peligrosa la cual no había hecho vez alguna antes.

Ni siquiera sabía como funcionaba su don, su habilidad innata y no recién adquirida. Rashesh la guiaría en el proceso, el Nohara si que parecía saber lo que se hacía.

Darshan vio a Halena detenerse viendo sobre el suelo algunos utensilios, entre ellos cuencos y cuchillos.

Rashesh se acerco a la hoguera que se mantenía avivada y alta hacia el cielo. Oscurecería pronto y debían aprovechar el momento.

Yham que también se fijo en ello desvió la mirada no queriendo dar demasiada importancia a los detalles.

—Bien, hagámoslo —dijo Halena respirando profundo.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora