Las conversaciones de las delegaciones de los clanes en el salón de banquetes de la Torre de Polis, cuna de la Coalición y hogar de la Comandante de la Sangre y su descendencia se habían alargado hasta la madrugada y algunas de ellas se habían vuelto demasiado intrascendentes como para mantener interesada a Aranae.
La Natblida había hecho acto de presencia en la reunión y la celebración tal como se esperaba de ella, pero su atención estaba muy lejos de allí.
A pesar de los manjares, las delicias y las exquisiteces dispuestas sobre las mesas, la joven líder del Clan Trishana Kru no había querido probar apenas nada. Su apetito prácticamente había desaparecido con la muerte de sus amigos, especialmente de Treior.
No había tenido tiempo aún de asimilar lo ocurrido y aún anhelaba y esperaba que en algún momento ambos Natblidas volviesen a aparecer por la puerta como si tal cosa dispuestos a charlar, entrenar e intercambiar muestras de afecto con el resto de ellos.
Los Natblidas de Heda habían comenzado siendo siete. Primero habían perdido a Yakut y a Ivory, después a su hermana Hashelee la cual les había traicionado más allá de toda lógica, ahora Keryon y Treior habían compartido la misma suerte que ellos dejando a Aden y a ella como únicos supervivientes y eso le rompía el corazón.
Pocos eran los Natblidas que nacían en cada generación, pocos los que conseguían superar el entrenamiento y optar al Cónclave, ahora que el Cónclave había sido abolido para siempre por orden de la Comandante y su primogénita, todos iban a poder tener la oportunidad de tener una vida real, futura, lejos de la muerte y la sangre.
O al menos eso era lo que la habían hecho creer hasta ahora.
Su bebé, los de Heda, Eilan, nunca conocerían a sus padres. Crecerían en un mundo en el que ellos solo serían recuerdos, historias, leyendas y se lamentaba por ello.
No podía quitarse de la mente la imagen de Treior cayendo frente a sus ojos, profiriendo aquel doloroso grito que ella jamás olvidaría y que aún le parecía escuchar en su mente.
Aranae tuvo que apoyar la mano de una de las sillas para sujetarse mientras aquella sensación la invadía y la respiración se le entrecortó sintiendo sus ojos humedecerse ligeramente.
Octavia...
Hacía a Octavia kom Skykru directamente responsable de su muerte. Ella había atacado a la reina trakara, ella había desencadenado aquella lucha encarnizada en lugar de conseguirle más tiempo de actuación a Halena.
La veía a lo lejos sola de pie junto a la pared y no podía evitar querer romperle el cuello con sus propias manos.
Un rumor, un ronroneo hizo que bajase la mirada a tiempo de ver a Natshana suelta por el grandioso salón frotándose junto a sus piernas en busca de caricias y consuelo.
Aranae no había visto a la blanca pantera desde que partió de Polis y creía que Halena tampoco había tenido ocasión de verla.
Alargando la mano la deslizo por la cabeza del fiero animal y este cerro sus ojos disfrutando plenamente de la caricia.
Aden que hablaba con Yham no muy lejos de ellas las miro fijándose en la relación que ambas mantenían de protección y cariño y en buena medida se alegro de que Natshana estuviese allí para consolarla.
Debía estar devastada por la muerte de Treior y aun así se mantenía integra, tan firme y resistente como les había enseñado desde pequeños.
Se sintió culpable por lo ocurrido allí. Tal vez si él no hubiese ido a Polis los acontecimientos se hubiesen sucedido de otra manera. Quizás no hubiesen tenido que llegar a nada de eso y Halena lo hubiese solucionado a su manera, ya nunca lo sabrían.
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Una guerra se avecina, la diosa Ina Anak no se de...