519. Oscuras Redenciones

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Tras el incidente del salón de banquetes y a pesar de estar ya casi amaneciendo, Aden había decidido acudir a Halena.

La primogénita de Heda debía saber que Octavia kom Skykru había sido quien había dado paso a la contienda al matar imprudentemente a la reina trakara. No solo era un peligro para los demás, también lo era para si misma.Y el comportamiento que estaba teniendo al respecto, llagaría un punto en que cruzaría la línea y alguien definitivamente la mataría.

Aranae parecía buena candidata para ello pero Aden tampoco se sentía demasiado inclinado a no hacerlo él mismo. El caso era que ahora tenía una excusa para acercarse a ella y poder hablarle.

Aden llamo a la puerta de sus estancias privadas y permaneció a la espera. Volvió a intentarlo, y le extrañó el no recibir ninguna respuesta. A lo mejor, la Anorah no se encontraba allí en ese momento. Quizás sus guardias le habían informado de lo ocurrido y ella había decidido bajar para tratar ese tema con ellas.

La buscaría por el resto de la Torre.

Mientras se alejaba por el pasillo para acceder a las escaleras se cruzó con Rashesh que no había tardado en seguirle desde el salón al advertir sus intenciones.

—¿Ya estás otra vez? ¿Qué te dije de acercarte a ella? —pregunto el Nohara caminando decidido para ir a ver a Halena.

—No está ahí —respondió Aden pasando de largo por su lado—. No la encontrarás si es lo que esperas.

—Te equivocas —dijo Rashesh ignorándole mientras seguía su camino—. Puedo sentirla, claro que está ahí dentro.

Aden que se detuvo, se volvió y no supo entonces porque su llamada no había surtido efecto.

A medida que Rashesh se acercaba la puerta una fuerte punzada de dolor le detuvo, haciendo que casi cayera. Su rodilla fue a parar al suelo y Aden cambio su expresión acercándose rápidamente al Nohara.

—¿Qué es lo que pasa?

Rashesh se llevo la mano al pecho sintiendo toda clase de emociones, sensaciones y sentimientos oscuros provenientes del otro lado de la puerta y emitiendo un quejido de dolor logro ponerse en pie con su ayuda intentando serenarse.

—No —murmuro el Nohara mirando algo asustado hacia la puerta. Aden que se dio cuenta de ello le miro y miro hacia la puerta apartándose de él para abrirla.

Encontró a Halena boca abajo tendida sobre la blanca piel de oso que servía de alfombra sobre un pequeño charco de sangre caliente y fresca.

—¡Halena! —gritó Aden corriendo hacia ella agachándose en el suelo para darle la vuelta. Sus ojos se abrieron al ver que aquella sangre provenía de su boca, su nariz y sus ojos y miro inmediatamente a Rashesh—. ¿Qué pasa? ¿qué le está ocurriendo?

Rashesh que tuvo que luchar contra todo cuanto estaba absorbiendo se acerco a ellos.

—Llevémosla a la cama —ordenó el Nohara tomando parte de su cuerpo junto a Aden conduciéndola hasta ella.

Al dejarla entre las mantas sobre el mullido colchón, Rashesh llevo los dedos a su cuello tomándole el pulso y después a su muñeca queriendo comprobarlo.

—Trae agua —le ordeno el Nohara al Natblida viendo a Aden correr al baño para conseguirle algo de agua a Halena—. ¡Vamos, rapido!

—¿Halena? —intentó despertarla Rashesh tomándola de la cara para tratar de despertarla—. ¿Halena me oyes? ¿puedes oírme? —insistió aún mas al no conseguir que abriese los ojos—. ¡Halena, yo sé que estás ahí, despierta!

Aden llego corriendo desde el baño con un valde de agua y lo dejo sobre la mesilla. Rashesh la incorporo un poco y miro a su alrededor viendo el saco de piel que habían traído de la montaña con las cosas que habían utilizado aún dentro.

—Traeme esa bolsa.

Aden obedeció sin hacer preguntas precipitadamente y no tardo en dejarla a su lado sobre la cama, después Aden reacomodo los almohadones y Rashesh pudo dejar a Halena inconsciente sobre ella.

Durante un momento rebusco en el interior de la bolsa y saco un pequeño recipiente con algunas flores azules secas. Aden se sentó en el borde de la cama junto a Halena y le siguió con la mirada angustiado.

El Nohara tomo el cuenco de la mesilla y lo introdujo en el balde llenándolo de agua para luego esparcir los restos de las azules flores machacadas. Regresando a la bolsa tomo un tarro con algunas especias más y sacando de él un cuchillo levanto la palma de su mano rajándola con la afilada hoja antes de dejar caer algo de su sangre sobre la mezcla.

—Espera, no —sacudió la cabeza Aden cambiando su cara al verle hacer eso—. ¿Qué crees que estás haciendo?

Ignorándole Rashesh mezclo bien todo dentro del cuenco y acercándose a la cama tomo el rostro de Halena levantándolo ligeramente para verter el contenido dentro de su boca.

Aden se le quedo viendo asqueado con horror en la mirada al ver lo que hacía con ella.

Rashesh se aparto de ella y le aparto a él con la mano obligándole a mantenerse alejado de ella.

Durante unos breves instantes nada ocurrió, un segundo después el cuerpo de Halena convulsiono ligeramente y espesas y rojas lagrimas resbalaron por su cara.

—¿Qué le está pasando? —exigió saber Aden de pie junto al Nohara que la miraba muy atento—. ¿Halena?

Rashesh que la contemplaba fija y atentamente, ignoro la mirada del Natblida y vio como de pronto la Anorah abría los ojos y volviéndose hacia un lado comenzaba a vomitar sangre.

Aden palideció y Rashesh se adelanto sujetándola para que no cayese escuchándola exhalar y toser en busca de algo de aire.

—Tranquila, tranquila Halena, tranquila —murmuro el Nohara deslizando la mano por su espalda tratando de aliviarla de algún modo—. Expúlsalo, expúlsalo todo.

Aden que se fijo en la sangre en el suelo la cual parecía espesarse como el barro puso una cara y volvio a posar sus ojos sobre ella.

No tenía ni la menor idea de lo que aquella sangre contenía, de lo que contenía aquella mezcla que el Nohara le había dado pero verla de aquella manera podía darle cierta idea.

Estaba sufriendo.

Algo estaba afectando a la primogénita de Heda, algo muy profundo que venía del interior de esta.

—Tardarás algún tiempo pero te pondrás bien, te lo prometo —le dijo Rashesh acariciando su espalda viendo condensarse todas aquellas densas emociones brotando oscuramente de ella.

La oscuridad era eterna, era etérea pero un Nohara, un buen Wadesh o Wadesha siempre era capaz de capturarla, de verla y eso era cuanto estaba haciendo.

Tratando de sacarla de algún modo de ella.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora