509. La Fría Cara De La Muerte

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Unos pisos mas abajo de la imponente Torre de Polis, en otra de las estancias destinadas al decimotercer clan, el Clan Skykru, Octavia la Canciller de Arkadia y líder del Pueblo Celeste permanecía sumergida en las profundas y calientes aguas que algunos de los siervos de la Torre se habían encargado de llevar a la alta y alargada bañera y que en nada se habían vuelto rojas y oscuras.

Aquellos cortes, moretones, contusiones y magulladuras en su desnuda piel no eran nada en comparación con el inmenso dolor que sentía en su interior por la perdida de Lincoln.

Ninguna guerra, ninguna muerte significaba tanto para ella como lo hacía su aquella.

Su perdida había desarmado todo cuanto ella era, todo cuanto había construido. Sus sentimientos, sus emociones, sus sentidos, todo ello se había desvanecido, se había perdido en el vacío tal como lo había hecho la vida del trikru.

Su sed de sangre, de venganza era tal que dudaba alguna vez poder saciarla por entero.

Lo que le había hecho a Neil Macallan, lo que le había hecho a su hermano, a la reina trakara, a aquellos guerreros no era nada en comparación con lo que quería hacerle al resto del mundo, un mundo que con su despiadada crueldad le había arrebatado lo más importante de su vida.

Ahora estaba sola, completamente sola en el mundo.

Comandaba a una gente que la había condenado solo por nacer, que nunca la había apreciado ni querido, que habían dado muerte a su madre por tenerla, cuya negligencia de su hermano había provocado su detención y que la enviasen a la tierra con otros fugitivos a los que les consideraban delincuentes.

Un pueblo hostil y desagradecido. Un pueblo detestable y desobediente que se había visto obligado a unirse a la Coalición de la Comandante para no perecer y el cual había tardado mucho en conciliar y liderar.

Tantas vidas perdidas, tanto dolor causado.

Tanto sufrimiento...

¿Para qué? ¿con qué sentido? ¿por qué pasar por todo aquello? ¿quien salía victorioso allí? ¿cambiaba el mundo de algún modo el hacerlo? ¿por qué obedecer a Heda y hacer las cosas bien si su única recompensa era perder a la única persona a la cual había amado y la había querido en su vida?

Había visto aquellas miradas en la cara de los Natblidas, en la cara de Derrick, en la de la reina Ontari y le daba exactamente lo mismo.

No, no obedecería más. Haría lo que quisiese en cada momento sin rendir cuentas de ello a nadie y su gente obedecería o sufriría las consecuencias.

Nadie más la pillaría nunca por sorpresa, ya no tendría nada que temer porque se iba a convertir en la despiadada mano de la muerte y nunca, jamás nadie volvería a herirla.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora