531. Saldrá de Esta, Saldremos de Esta

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La Torre de Polis hogar de la Coalición y de la Heda de los Catorce Clanes y su heredera, se imponía tan alta, tan inmensa en medio de la aglomeración propia de la gran capital que casi alcanzaba la pálida luna blanca y resplandeciente en la noche.

La madrugada y las circunstancias habían hecho que todos o casi todos los habitantes e invitados del lugar se retirasen a descansar, pero algunos de ellos eran incapaces de conciliar siquiera el mínimo sueño.

Lexa kom Trikru, la cual no se había separado de la confortable cama de Halena, su hija permanecía cerca de ella sentada a su lado en un viejo sillón de piel de antaño perteneciente probablemente a algún predecesor suyo.

La Comandante de la Sangre observaba el pálido y enfermizo rostro de la niña que le había arrebatado el corazón algún tiempo atrás colmandola de una de las mayores y mejores sensaciones que había experimentado en su vida, otorgandole el preciado y valioso regalo de ser madre.

Imaginarse ahora, toda una vida sin ella, le resultaría todo un tormento con el que no soportaría lidiar.

Tras su encuentro con ella, Halena le había contado sin entrar en muchos detalles todo lo ocurrido en cuanto a la contienda se refiere, pero incluso Lexa pudo darse cuenta de que era incapaz de abordar algunas cosas y de que la debilidad se apoderaba por momentos no solo de su cuerpo, sino también de su mente.

Fuese como fuese, Halena se había enfrentado a uno de los males más absolutos que ella conocía y por alguna extraña razón, este había sucumbido de su mano.

Ahora su pequeña parecía lidiar con las consecuencias de aquellos actos, y ella con la culpabilidad y el pesar de no haber podido estar a su lado.

Jamás se lo perdonaría a sí misma, si algo le hubiese sucedido ella simplemente no...

El sonido de la puerta al abrirse tras de si, hizo que Lexa girase la cabeza. Clarke entraba y cerraba tras de si con cuidado con una bandeja entre las manos.

Lexa la vio acercarse sigilosamente antes de dejarla sobre la mesilla de noche, fijandose en su cansado rostro y en el de la niña, la cual parecía librar una dura batalla entre sueños.

Parecía tiritar, y una fina pelicula de sudor le cubría el rostro y el cuerpo haciendo que la tela se le pegasen. Lexa volvió a escucharla gimotear y se inclinó cubriendole la frente y el cuello con el paño humedo que tenía en la mano.

—No logró entenderlo —murmuró la Comandante afectada viendola sufrir de aquella manera impotentemente—. Debería estar mejor, Rashesh dice...

—¿Por qué no me dejas a mi con ella y tratas de tumbarte y descansar un rato? —le dijo Clarke acercandose a ella viendola de aquella forma—. Necesitas descansar, Lexa.

—No, lo que necesito es que ella este bien —repuso ella arropandola mejor al verla tiritar de esa manera.

Clarke que la miró con preocupación supo lo que sentía y que le sería difícil lograr separarla de su lado ahora que habían vuelto pero sinceramente, le preocupaba el estado en el que se encontraba.

—Rashesh dice que...

—¿Qué? ¿qué es lo que dice? —replicó Lexa con dureza al volverse a mirarla—. ¿Qué se pondrá bien? ¿qué lo superará?

Aquel tono pillo por sorpresa a Clarke.

—Lexa, calmate. Nadie tiene la culpa de lo que ha pasado, él solo intenta ayudar. Él sabe cosas que nosotras no entendemos y...

—Yo debería haber estado aquí con ella. Nunca debí irme de Polis.

—Lexa...

Lexa que sencillamente guardo silencio sacudio la cabeza no queriendo pensar más en ello. Quizás si ella hubiese estado, aquello nunca habría ocurrido o no a su hija, en cambio se fue, se marcho y todo por hacerles caso a ella y a Clarke.

—Lo superará —quiso consolarla Clarke confiando plenamente en que así sería—. La ayudaremos a hacerlo.

La Heda de los Catorce Clanes sintió como el corazón se le encogía y sus fuerzas flaqueaban por un instante, pero Clarke no iba a dejarla caer y buscando su rostro con la mano la obligó a devolverle la mirada.

—Ahora somos una familia y juntas superaremos esto —prometió la skykru tomando su mano con firmeza—. Halena es una chica muy fuerte, saldrá de esta.

Lexa que se la quedo mirando quiso pensar lo mismo, incluso lo deseo pero fue incapaz de verbalizarlo antes de sentarse a orillas de la cama posando sus ojos en la bandeja que había traído Clarke, viendo sobre ella un cuenco con agua y una copa llena de la sangre del Nohara, no quería ni pensar en qué efectos podría estar teniendo todo aquello en su organismo, pero solo quería que parara.

Fuese como fuese, ella no se separaría de ella y no se apartaría hasta saber que su pequeña estaba al fin a salvo de todo mal, al menos del que ella podía controlar.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora