La estrellada noche se cernía sobre Mistra Sa'rayah capital de Azgeda y única Nación del Hielo de toda la Coalición.
La pálida luz de la blanca y redondeada luna hacía relucir la nieve que se extendía hasta donde alcanzaba la vista y comenzaba el aciago y helado mar.
La monumental Fortaleza del Hielo, una enorme edificación de piedra negra se erigía en medio del helado páramo haciendo vislumbrar desde cualquier punto más o menos alto su espectacular e inigualable grandeza.
Las pesadas botas de los guerreros trigedas que no iban a caballo se hundían en la nieve mientras avanzaban por ella bajo el peso de sus imponentes cuerpos armados hasta los dientes con todo tipo de rudimentarias armas las cuales habían aprendido a manejar desde que eran prácticamente niños.
Situados ante ellos a caballo con una separación de más de treinta metros Treior, Keryon, Aranae y Aden encabezados por Roan y Ontari, príncipe y reina regente de Azgeda marchaban rumbo a la Fortaleza viendo a lo lejos las numerosas hogueras de los salvajes trakaras que se extendían por la nieve tanto frente como detrás de sus puertas.
Había llegado el momento de enfrentarse a ellos, de erradicarles de sus tierras y recuperar Azgeda.
El enorme ejercito trigeda formado por los Clanes Trikru, Sangedakru, Trishana Kru, Ouskejon Kru, Skykru, Floukru, Ingrarona Kru, Delphikru, el Clan Yuljeda, el Podakru, los Wasterlanders, los Boudalan Kru y por ultimo el Louwoda Kliron Kru junto con algunos guerreros Azgedakrus, que habían logrado huir a tiempo de la invasión a sus tierras rebasaban las blancas y espesas tierras a caballo y a pie respaldando a los Natblidas de Heda y a algunos de los regentes allí presentes dispuestos a dar sus vidas por ellos y defenderse del enemigo invasor.
Al abrigo de la oscuridad avanzaron hasta alcanzar una prudente distancia de la Fortaleza y tanto los Natblidas como Ontari y Roan detuvieron allí sus caballos haciendo detener el avance también y a sus guerreros.
Compartiendo algunas miradas a lo lejos entre ellos ante aquel tenso silencio, escucharon salir de la Fortaleza algunos gritos que rasgaban el cielo de la noche y cuando lograron ver mas allá se dieron cuenta de que las hogueras allí presentes frente a la empalizada eran en realidad guerreros azgedakrus atados a gruesos troncos que ardían sin control formando varias equis que bordeaban sus gruesos muros fuera.
Tras ellos los trakaras alertados por su presencia se detenían y volvían sus cabezas hacia la inmensidad de la nieve ocupada y de pronto se hizo el silencio llego al otro lado de la ardiente muralla humana.
Ontari sostuvo las riendas de su caballo con fuerza sin apartar sus ojos de las enormes puertas de la Fortaleza a lo lejos tras las flameantes llamas de terror y muerte que embargaban a los suyos, y Roan endureció su mirada haciendo adelantar su caballo unos pasos por delante del de ella.
Aranae situada tras ellos afianzo su caballo cuyas patas se hundieron poderosamente en la nieve y dirigió su mirada hacia la izquierda y luego hacia su derecha viendo como a lo lejos Keryon y Treior mantenían a sus hombres detrás refrenando aquellas ansias de dura contienda.
Aden también hacía lo mismo al otro lado de Keryon contemplando aquella muralla de horror con dureza.
Mucho más allá de Treior, Octavia y más allá aún Derrick lucían impávidos y fieros con todos aquellos guerreros tras ellos.
El bronco sonido de aquellas enormes puertas al abrirse enseguida capto la atención de todos, trigedas y trakaras que dirigieron su mirada a ellas.
Varios caballos brotaron de las puertas junto con fieros y fornidos salvajes trakaras que parecían escoltar algo muy preciado, una encapuchada mujer que azotó las riendas con fuerza dirigiendo a su caballo hacia ellos.
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Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)
Fanfiction#1º Premio The 100 Awards 2016. #Premio Prime 2017 Distinción Fluidez En La Trama. #1º Premio Fanfic PremiosParati17. #Nominación Triologías Premios Pluma 2017. #3º Premio Fanfic Saturno Awards 2019. Una guerra se avecina, la diosa Ina Anak no se de...