496. ¡Id!

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Las nubes habían ido alejándose en el cielo del Paso del Edén dando paso a una redonda y blanca luna que resplandecía en lo alto.

Darshan tomó pequeños puñados de hojas secas lanzándolas al fuego y el crepitar de las llamas rápidamente se avivó y las consumió. El chico tomo de uno de los cuencos unos polvos rojos y los espolvoreo sobre el fuego mientras murmuraba unas bajas palabras haciendo que las lenguas de fuego se volviesen rojas.

Rashesh que machacaba algunas hojas dentro de otro cuenco mezcladas con unos polvos negros se volvió a mirar a Yham que estaba de pie junto al cuerpo tendido de Halena en el suelo.

El Nohara le tendió el cuenco y ella lo sostuvo entre sus manos. Después, se dispuso a recoger una de las afiladas dagas del suelo y la Natblida trago nerviosamente sin apartar sus ojos de ella.

Rashesh tomo la mano de Yham y la miro a los ojos justo antes de deslizar la hoja dolorosamente por su palma haciendo que su piel se abriese y su caliente sangre brotase de ella.

Yham hizo una débil mueca de dolor atenta a todos los movimientos del Nohara y este cerro su mano apretándola hasta que de entre ella un pequeño reguero de sangre cayó sobre las hojas y el polvo negro manchándolos.

Halena que estaba tumbada sobre una vieja manta sobre el frío suelo no perdía detalle de ninguno de los dos.

Rashesh introdujo sus dedos en la mezcla y después los llevo a la frente de Yham dejando un rastro de pintura negra desde lo alto de su frente hasta su nariz. Hizo lo mismo con sus mejillas y por ultimo con su barbilla dejando rastros de aquella mezcla por toda su cara.

El desagradable e intenso olor que desprendía el ungüento hizo que Yham arrugase la nariz por un segundo y tuviese que reprimir las ganas de quitárselo.

Rashesh la hizo agacharse junto al cuerpo de Halena y dejando el cuenco en el suelo comenzó a recitar algo en voz muy baja, hundiendo los dedos en la mezcla y cubriendo con la negra sangre de Yham, los polvos y las machacadas hojas la frente de Halena, las palmas de sus manos y la planta de sus pies dejo el cuenco a un lado sobre la tierra y tomando otro cuenco humeante con un color extrañamente singular derramo aquella aceitosa mezcla sobre la mano de abierta de Yham, la cual condujo al vientre desnudo de Halena y presiono contra su piel marcándola con la mezcla de la viscosa sustancia y la sangre de la Natblida Caminante.

Darshan que les miraba arrodillado junto a la hoguera saco del fuego la hoja de otro cuchillo la cual había estado calentándose y se dirigió a ellos.

Halena supo que aquello iba a doler.

En cuanto Yham también la vio lo supo igual.

Rashesh tomó con cuidado la empuñadura de la mano de su hermano y la sostuvo con fuerza.

Darshan bordeo el cuerpo de Halena y tomando la mano de Yham la hizo tumbar en el suelo junto a Halena pero a la inversa.

Yham obedeció, y Halena respiro hondo sabiendo lo que vendría a continuación.

Darshan puso la mano de la Caminante de Sueños sobre la de la Anorah y las unió con un extraño cordón de cuero con algunos viejos grabados encima.

Halena cerro sus ojos preparada para lo que vendría a continuación y Yham tembló nerviosa y expectante nada preparada para ello.

—No tendréis mucho tiempo ninguna de las dos si no consigues vencerla, Halena —le recordó Rashesh pausadamente tendiéndole a su hermano un cuenco con una especie de agua ambarina que Darshan se inclinó dándole de beber un gran sorbo a Yham, dirigiéndolo después a Halena la cual se terminó su contenido.

En cuanto ambas volvieron a posar su cabeza en el suelo, el oscuro cielo estrellado de la alta montaña se movió ante ellas y una sensación extraña las invadió a ambas expandiendo el interior de su pecho provocada por la agria mezcla.

El rostro de Darshan al igual que el de Rashesh se desdibujo nublándose ante ellas y el corazón que latía con fuerza en el pecho de ambas pareció ralentizarse.

Los ojos de Halena se cerraron y los de Yham hicieron lo propio. El cuerpo entero le tembló y Yham trato de abrir los suyos sin llegar a conseguirlo sumida en un ajeno sopor.

—Recuerda, Halena trataré de daros todo el tiempo que pueda pero tendrás que ser rápida, precisa... —la hipnotizante voz del Nohara pronunciaba las palabras serenas y despacio haciéndolas llegar a su mente—. Yham, quédate cerca pero no intervengas, sabes ya a donde debes conducirla...

Darshan que trago al verlas así miro a su hermano que parecía sumamente concentrado en su cometido.

—Tened mucho cuidado con ella y no os fíes de nada de lo que veáis, ese es su mundo, sabe como desenvolverse allí, vosotras sois las foráneas y no dudara en mataros si tiene ocasión.

—No lo permitáis —dijo finalmente Darshan sosteniéndole la mirada a su hermano durante unos instantes.

—¡Id! —dijo Rashesh bajando la empuñadura con fuerza atravesando la palma de la mano de Halena y la de Yham con la ardiente hoja a la vez con tanta fuerza que la punta atravesó la manta quedando clavada en la tierra arrancando a las dos un grito de dolor atroz.

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 4... (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora