2 - EXTRAÑO COMPORTAMIENTO

126 16 10
                                    

Peter

Aprovechando que todos se van a esquiar, me voy al rincón del piano. Necesito estar a solas y pensar un rato. Cuando llegamos anoche, Tiff se había ido ya a dormir y eso me preocupa. ¿Desde cuándo duerme tanto? Por lo general, apenas lo hace, ni siquiera después de una larga noche de caza. Para colmo, durante el desayuno no se ha separado de Vincen. Si lo que quiere es ponerme celoso, está claro que lo está consiguiendo, aunque me resulta mejor actriz de lo que suponía. Mejor la evito. No quiero pasarlo mal sin necesidad.

Una triste y amarga melodía surge de mis dedos. No sé porqué, pero soy incapaz de tocar nada alegre. Está claro que mi ánimo se refleja en mi música.

—Eso es muy bonito, pero muy triste.

Me doy la vuelta y me encuentro de frente con ella. ¿Qué hace aquí?

—¿Querías algo, Tiff?

Ella se acerca con una sonrisa y se apoya en el piano.

—Sólo quería darte las gracias. 

—¿Por?

—Por hacerme volver con Vincen. Tenías razón. Es el hombre al que quiero y con quien debo estar.

Las palabras de Tiff me dejan de piedra. ¿En serio me está dando las gracias por dejarle? ¿Qué ha pasado con lo que sentía por mí? ¿Es que me estaba engañando? Todo esto me parece muy raro.

—De nada —respondo pasándome la mano por el pelo tratando de parecer tranquilo —. Y me alegro de que seas feliz, porque lo eres, ¿no?

—Sí...  —responde poco convencida. Eso me hace sospechar que aquí sucede algo que no es normal. —Bueno. Te dejo que sigas con tu música.

—Espera —le llamo. Ella se vuelve. —¿Te importa si te hago una pregunta?

—No. Dime —contesta intrigada.

—¿Por qué le quieres?

Mi pregunta parece sorprenderle, ya que se queda muda y pensativa durante un buen rato. Eso me mosquea. Cuando quieres a alguien sabes de sobras porqué. No necesitas tanto tiempo para pensártelo, ¿no?

—No sabría explicarlo —responde un poco nerviosa —. Le quiero y punto. No creo que sea algo que se pueda describir.

Su contestación no me convence en absoluto, por lo que decido ir más allá.

—Entonces, ¿ya no sientes nada por mí?

Nuevamente se queda pensativa. ¿Qué le pasa? ¿Por qué tiene que pensárselo tanto? Yo creo que no es tan difícil. Sí o no. No hay más opción.

—Creo que no he sentido por ti más que una bonita amistad —contesta de repente —. Fue tu encanto vampírico lo que me confundió. Ahora estoy con quien tengo que estar.

Se da la vuelta y abandona la sala sin decir nada más y dejándome todavía más confundido de lo que estaba. Este comportamiento no es propio de ella. Tiff es una persona que le da mucha importancia a los sentimientos y, normalmente, no se corta a la hora de expresarlos, todo lo contrario que yo. Creo que eso es lo que más me atrae de ella, pero ahora... Parece como si estuviera analizándolo todo, como si se hubiera vuelto de repente más cerebral. Esta no es la Tiff que yo conozco y no voy a parar hasta que averigüe qué es lo que le pasa.

—¿Sospechas de Vincen?

La voz de Sebastián me sobresalta. ¿De dónde ha salido?

—¿Por qué preguntas eso? —inquiero molesto.

—A mí también me resulta extraño el comportamiento de Tiff —contesta acercándose al piano —. No quiero sacar conclusiones precipitadas, pero... lleva una pulsera que se parece demasiado a la que llevaba Cris cuando le secuestraron.

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora