14 - DUDAS

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—Espera. Te has manchado de chocolate.

Drogo acerca su mano a mi cara y, con mucha delicadeza, me la limpia con el dedo. En ese momento me entra una sospecha.

—Me has dibujado un bigote, ¿no?

—Pues sí. Y te sienta muy bien. Estás muy graciosa.

Rápidamente cojo una servilleta y me limpio mientras Drogo se parte de risa. Enseguida me uno a él. No puedo enfadarme, ya que yo habría hecho lo mismo.

En ese momento comienzo a tener nauseas. Me pongo de pie y salgo corriendo en busca de un baño. Por suerte, había uno cerca.

Cuando salgo, regreso al sofá y veo a Drogo que me mira preocupado.

—¿Te encuentras bien? —pregunta mientras me acurruco en su regazo y él me abraza.

—Sí —respondo con voz débil —, pero esto es normal durante el embarazo. O eso creo.

—Entonces descansa —me indica dándome un suave beso en el cabello —. Yo cuidaré de ti.

Me acomodo en su duro torso e intento relajarme un poco, pero es imposible. Hasta ahora no era consciente del todo de que estaba embarazada. No he mostrado ningún síntoma, excepto esa horrible sed de sangre, pero ahora... Ahora mi cuerpo empieza a cambiar y eso es algo que me asusta.

—¿Drogo?

—¿Sí?

—¿Me querrás igual cuando esté gorda y fea?

Una carcajada se le escapa, cosa que me molesta bastante.

—¿Pero cómo puedes decir esas tonterías? —pregunta divertido.

—Porque va a ser así —respondo indignada —. Mi cuerpo está empezando a cambiar y dentro de poco engordaré y se me hincharán los pies y las tetas y no sé cuantas cosas más.

—Tetas más grandes. Mmmmm... ¿Me dejarás morderlas? —contesta con su pícara sonrisa.

—Hablo en serio —protesto mientras le soy un golpe en el pecho. Él se parte de risa.

—No deberías preocuparte por eso, cosita —me indica más tranquilo —. Aunque tu cuerpo cambie, seguirás siendo la más hermosa para mí. Además, es temporal. En cuanto nazcan los bartholitos volverás a ser la misma.

—¿Y si no es así? ¿Y si me salen estrías y me cuelgan las carnes?

Él me coge la barbilla y me obliga a mirarle.

—Escucha, Cris —me dice con ternura —. ¿Crees que sólo eres eso para mí? ¿Un cuerpo bonito? Pues déjame decirte que no es así. Me encanta todo de ti. Y si te queda alguna marca del embarazo, te aseguro que eso te hará aún más hermosa porque será la prueba del milagro que estás haciendo dando vida a nuestros hijos. Eso hace que te quiera aún más.

Le miro embobada. La verdad es que cada vez me sorprende más.

—Además —continúa despreocupado —. Eso debería darte igual. Las vampiresas no tienen estrías.

Me río. Tiene razón. Esa es una de las ventajas de ser vampiresa, un cuerpo perfecto por toda la eternidad.

—Debes pensar que soy una idiota, ¿no? —pregunto avergonzada.

—Por supuesto que no —responde con dulzura —. Es sólo que tienes las hormonas disparadas, lo que te provoca extraños cambios de humor. Efecto secundario del embarazo.

—¿Y tú cómo sabes eso? —inquiero sorprendida.

—Para cuidarte bien tenía que estar informado, así que me he leído algunos libros.

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora