54 - DESPEDIDA

110 18 9
                                    

—Bueno jovencitos. Es hora de que volváis a donde pertenecéis.

—¿En serio? ¿No podemos quedarnos un poquito más? Porfa, Drogo.

—Porfa, Drogo.

—Pofa. Dogo.

Me río al ver la cara de pena que ponen los pequeños. Son los tres igual de teatreros.

—Dijimos que estaríais hasta que Cris se despertara y ya lo ha hecho. ¿Es que acaso te has olvidado de lo que hablamos?

Minidrogo observa a su yo mayor con cara de pena, pero Drogo en esto es imperturbable. Por mucho que nos duela a todos, los pequeños deben volver a su época.

—En serio. ¿Cómo me he podido volver tan aburrido?

Toda la sala estalla en una carcajada ante la cara de pasmo de Drogo. Hay que reconocer que a descaro nadie gana a su miniyo.

—Si no te gusta como soy, tienes ciento cincuenta años para cambiarlo —le reprende —. Y ahora despediros. Es hora de que volváis.

—Vale, vale —responde minidrogo con cara de aburrido —. Tienes razón, pero dame un momento. Hay algo que quiero darle a Cris.

El pequeño desaparece de la habitación dejándonos a todos sorprendidos. Enseguida vuelve con una caja en las manos.

—Toma Cris —dice entregándomela —. Lo he hecho con mis propias manos para que tuvieras un recuerdo mío.

Intrigada, abro la caja para encontrarme con una agradable sorpresa. Dentro de ésta hay una preciosa bufanda de piel de zorro. 

—Es precioso, Drogo. Gracias. Me encanta. —El pequeño sonríe feliz. —Y está muy bien terminada. ¿En serio lo has hecho tú? —pregunto desconfiada.

—¡Por supuesto! —responde orgulloso —. Yo mismo lo cacé y he curtido la piel. Me ha costado mucho, pero no me importa si es para ti. Y si no me crees, se lo puedes preguntar a Ana.

—Es cierto —corrobora Ana —. Se ha pasado las noches en la alacena haciéndola. Eres todo un artista, Drogo —continúa mirando al pequeño —. Debo reconocer que te ha quedado muy bien.

Ana acaricia su rubia cabecita y él sonríe orgulloso.

—Gracias Ana. Y también tengo algo para ti, por guardarme el secreto.

Minidrogo le guiña un ojo y deposita en su mano un pequeño llavero con forma de cola de zorro.

—Es precioso, Drogo. Muchas gracias —contesta emocionada dándole un beso en la mejilla. 

—Oye tú. Deja de ligar con mi novia —salta minijustin empujándole.

—No estoy ligando con ella —le responde minidrogo molesto —. ¿Para qué iba a hacerlo si ya tengo a Cris? ¿Tan tonto eres que no distingues un ligue de una amistad?

—No. No lo soy. Pero me molesta que te lleves tan bien con ella —responde cruzando los brazos enfadado.

—Justin —le llama su yo mayor. Éste se acerca a él intrigado. —Haznos un favor y deja de preocuparte por tonterías. Te aseguro que Drogo en ningún momento ha tenido ninguna intención con Ana que no sea una bonita amistad.

—¿Estás seguro? —pregunta minijustin desconfiado.

—Completamente. ¿Es que no ves lo tonto que está por Cris? Creo que aunque tuviera cien mujeres más hermosas delante, no le haría caso a ninguna de ellas.

—Dudo que existan tantas mujeres más hermosas que mi cosita —comenta Drogo haciéndonos reír.

—¿Ves? —continúa Justin —. Deberías dejar de ser tan duro con Drogo. No puede evitar el ser tan atractivo para las chicas y es algo que deberías asumir. De no hacerlo, eso podría estropear nuestra amistad y no queremos que eso pase, ¿no?

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora