15 - APAGÓN

80 16 6
                                    

Pam

¿Qué narices ocurre? Ahora que estaba en lo más interesante del libro me quedo sin luz. 

Lentamente me levanto y me acerco a la ventana. El cielo está oscuro y una enorme ventisca de nieve se está empezando a formar. Seguramente ese será el motivo del apagón.

¿Y ahora qué hago? Se suponía que iba a estar todo el día leyendo pero apenas hay luz. ¡Y eso que todavía no es mediodía!

La puerta se abre y aparece Helen con una linterna.

- ¿Estás bien? - Pregunta preocupada. Yo asiento. - Toma. - Continúa tendiéndome una linterna. - Debido a la tormenta todo el mundo ha vuelto de las pistas. Tendrás que ayudarme a orientarlos por el Hotel.

Asiento y salgo de la habitación detrás de ella. Por lo menos me voy a sentir útil. No me apetecía nada quedarme en la habitación encerrada y sin luz.

La recepción es un caos. Apenas se ve nada excepto por unas pocas velas y la luz del hogar. Un montón de jóvenes gritan intentando que les hagan caso mientras el recepcionista trata de que haya calma. En cuanto nos ve aparecer sonríe y se dirige al gentío.

- Señores, por favor, ha sido un apagón momentáneo. Enseguida estará resuelto. Mientras tanto mantengan la calma y acomódense en la parte baja del Hotel hasta que hayamos solucionado el problema. Si tienen alguna urgencia por la que deban ir a sus habitaciones o desplazarse a algún sitio nuestros empleados les acompañarán.

Enseguida todos comienzan a dispersarse por los sillones y las mesas. Ayudo a Helen a encender más velas y echar troncos a los hogares. Parece que todo está más tranquilo. Aún así nos colocamos al principio de las escaleras a esperar por si alguien nos necesita.

En esos momentos una duda llega a mi mente. Normalmente en los Hoteles tienen generadores de emergencia para evitar que estas cosas sucedan. ¿Por qué aquí no? Decido preguntarle a Helen. No creo que se moleste por ello.

- Perdona. - Digo acercándome a ella. - ¿No deberían haberse puesto en marcha los generadores de emergencia?

Para mi sorpresa ella sonríe.

- Están en marcha pero son más necesarios en otra parte del Hotel. - Contesta en voz baja. - La maquinaria no se puede detener.

Dice esto último guiñándome un ojo y eso me deja intrigada. La única explicación lógica que le veo a esto es que los chicos tenían razón y que hay un gran centro tecnológico escondido aquí. Ya tengo ganas de verlo.

En ese momento se acerca a nosotras una rubia con mala cara.

- Vosotras. - Salta en tono autoritario. - Llevadme a mi habitación. Tengo que cambiarme de ropa. - Helen y yo nos miramos sorprendidas. ¿De qué va esta tía? - ¿Es que hablo en chino? Venga, guiadme.

Me vuelvo hacia la rubia con cara seria.

- Disculpa... - Hago una pausa para que me diga su nombre. Parece que le cuesta procesarlo. Está claro que es la típica rubia tonta sin cerebro que se cree la más guapa del reino.

- Samantha. - Responde mientras se echa el pelo hacia atrás. Lo dicho. Tonta perdida.

- Gracias, Samantha. - Contesto todo lo educadamente que puedo. - Verás. No sé si habrás entendido bien al recepcionista pero nosotras estamos para atender urgencias.

- Y esto es una urgencia. - Salta ofendida. - El Hotel está lleno de chicos guapos y no puedo ir con estas pintas.

Helen y yo estallamos en una carcajada.

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora