53 - SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

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Ana

—La cena está lista. ¿Vienes?

Asiento y, con una gran sonrisa, acompaño a Justin hasta el comedor. He dejado todos los aparatos en marcha listos para utilizarlos en cuanto terminemos de cenar. La verdad es que estoy deseando ver como marchan los bartholitos.

Una vez llegamos, están todos allí. Parece ser que aunque sólo las chicas comamos, la cena es un lugar de reunión para la familia. Eso me emociona. Aunque también podría ser porque nadie quiere perderse la ecografía de Cris.

Nicolae nos sirve las hamburguesas y, tras repartir copas de sangre entre el resto de la gente, llama nuestra atención golpeando su copa con una cuchara.

—Tengo algo muy importante que contaros —anuncia con una sonrisa mientras mira de reojo a Ágata y ésta asiente. Eso me impresiona. Parece ser que van a hacer público lo suyo. —Después de mucho meditarlo, Ágata ha decidido quedarse con nosotros.

Todos aplauden la decisión emocionados. Todos menos Justin, que mira a Nicolae con recelo.

—¿Y por qué nos das tú la noticia? —pregunta mosqueado.

Ágata suspira.

—Verás, hijo. Hay algo que deberías saber —contesta nerviosa cogiendo a Nicolae por el brazo —. Nicolae y yo estamos juntos.

Justin abre los ojos como platos incapaz de asumir la información que acaba de recibir. Da un puñetazo en la mesa y sale de la habitación a toda velocidad. No me parece correcta su actitud, por lo que decido ir tras él. Le encuentro en los columpios.

—¿Se puede saber qué te pasa? —le reclamo molesta —. ¿Es que no te alegra que tu madre sea feliz?

—¿Feliz? —responde enfadado —. ¿Con Nicolae? ¡No me hagas reír! Mi madre siempre ha sido fiel a mi padre. Seguro que Nicolae le ha engañado de alguna manera para que esté con ella y no pienso parar hasta llegar al fondo de la verdad.

Sacudo la cabeza suspirando. Justin es muy cabezota y le va a costar asumir la realidad, pero tengo que intentarlo. Debo lograr que acepte la relación de su madre. Sólo de esa manera podrán ser felices.

—Estás muy equivocado —le indico en tono suave —. Nicolae y tu madre se quieren mucho. Llevan demasiado tiempo juntos como para considerarse un engaño.

—¿Y tú cómo sabes eso? —pregunta mirándome molesto. Yo trago saliva.

—Nicolae me contó su historia —respondo con la cabeza gacha. No puedo sostener la dureza de su mirada. 

—¿Lo sabías y no me habías dicho nada? 

Su enfado va creciendo y empiezo a pensar que me he metido en un callejón sin salida. No sólo no va a aceptar lo de su madre, sino que es posible que lo nuestro se termine.

Trago saliva nerviosa y suelto un pesado suspiro.

—Prometí a Nicolae que no lo haría. Y aunque no lo hubiera hecho, tampoco hemos tenido tiempo.

—Gracias por abrirme los ojos —escupe poniéndose en pie —. Ahora ya sé que nunca podré confiar en ti.

Echa a correr hacia el bosque dejándome completamente hundida. Aprieto los ojos intentando contener las lágrimas, pero es misión imposible. En pocos segundos éstas surcan mis mejillas.

Un dedo se apresura a limpiarlas.

—¿Quieres que hable con él?

—¿Crees que querrá hablar contigo?

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora