6 - SORPRESA

116 18 6
                                    

—Cosita... cosita...

—Mmmmmmmm

—Venga, cosita. Despierta. Ya hemos llegado.

Abro los ojos y lo primero que veo es esa preciosa mirada avellana. Sonrío. Me encanta despertarme así.

—Toma. Ponte el abrigo. Hace mucho frío.

Cojo la prenda que Drogo me tiende y me la pongo. Al salir del coche, una ráfaga de aire helado me da de lleno en la cara haciendo que me encoja.

—Sí que hace frío, sí —comento temblando. Él se ríe.

—Vamos al Hotel. Allí entrarás en calor.

Me coge de la cintura y nos introducimos en el establecimiento. Por suerte, todavía está todo el mundo en las pistas y nos nos encontramos con nadie. Una vez cogida la llave, subimos a la habitación. Es muy acogedora y, tal y como había dicho Drogo, está caliente.

—¿Y ahora qué hacemos? —pregunto mientras me quito algo de ropa. Hace mucho calor aquí.

—Esperar. Son las ocho y, según Sebastián, hasta las diez no se reúnen.

—Entonces, ¿tenemos dos horas? —pregunto con una pícara sonrisa.

Su respuesta no se hace esperar. Comienza a quitarse la ropa mientras que yo no puedo evitar morderme el labio ante semejante espectáculo. Sólo son dos horas, pero las pienso aprovechar muy bien.

En cuanto dan las diez en el reloj, nos vestimos y nos dirigimos a la habitación que nos han indicado. Llamamos a la puerta y Sebastián nos abre. En cuanto entramos, vemos las caras de felicidad de Peter y Sara que corren hacia nosotros.

—Chicos —dice Peter emocionado mientras corre a abrazarme.

—Tranquilo —le recrimina Drogo separándolo de mí —. No vayas a aplastar a los bartholitos.

—¿Bartholitos? —saltan Peter, Sara y Sebastián a la vez. Eso nos hace reír.

—Sí, Bartholitos —contesta Drogo orgulloso mientras pasa su brazo por mi cintura para poner la mano en mi barriguita. Yo coloco la mía sobre ésta feliz.

—¡Menuda sorpresa! —exclama Peter emocionado —. Enhorabuena, chicos.

—Sí, enhorabuena —dice Sara también emocionada —. Y supongo que ahora habrá boda.

—Por supuesto —contesto mostrándole el anillo. Eso le emociona aún más.

En ese momento me doy cuenta de que Tiff está agarrada del brazo de Vincen y ni se ha acercado. Eso me mosquea. No es propio de ella.

—¿Y tú Tiff? ¿No dices nada? —pregunto como si nada.

Ella me mira de una manera muy extraña. ¿Es envidia lo que refleja su rostro? Para mi desgracia, es Vincen el que abre la bocota.

—Enhorabuena, Cris —me dice en tono sarcástico mientras aplaude muy despacio —. Parece que por fin has encontrado a alguien que te aguante. Aunque conociéndote, no me extraña que hayas tenido que buscar un vampiro. Ningún hombre normal te soportaría.

Eso me ofende mucho y a Drogo también. Tengo que sujetarle y dedicarle una mirada tranquilizadora para que no haga ninguna tontería. Puedo con este desgraciado y se lo voy a demostrar.

—¿Acaso estás celoso? —le indico con sorna —. ¿Y qué si es un vampiro? Es mucho más hombre de lo que tú nunca serás.

Él estalla en una carcajada y yo tengo que coger aire para no saltar.

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora