29 - LOS TÚNELES

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Peter

—¿Estás preparado?

Asiento un poco nervioso. Nos vamos a introducir en los túneles de la inquisición y no sabemos qué nos vamos a encontrar en estos. Por lo que comentó Tiff, aparte de la tecnología que poseen, son muchos y fuertemente armados, por lo que debemos extremar las precauciones. 

Sebastián dirige el mando al suelo de la cabaña y la trampilla se abre. Entramos muy despacio. Observo que los pasillos están muy iluminados y eso me desagrada. Nos movemos mejor en la oscuridad y, por lo que veo, no hay demasiados rincones para esconderse en caso de que nos encontremos con alguien.

Avanzamos muy despacio en la dirección en la que se supone está el Hotel. No necesitamos brújulas para eso. Sebastián tiene un increíble sentido de la orientación y estoy convencido de que ha cogido el camino correcto.

Caminamos durante aproximadamente una hora hasta que comenzamos a sentir presencias. Eso es bueno y malo a la vez. Tenemos que evitar por todos los medios que sepan que estamos aquí. ¡Menos mal que Sara se ocupó de ocultar bien nuestras auras!

Nos encontramos en una encrucijada donde salen cuatro pasillos más. Sebastián se concentra y afina su olfato. Enseguida me hace una señal para que le siga y se introduce en el primero de la derecha.

Hadas.

Asiento al recibir su mensaje mental. Está claro que vamos por el buen camino. Si está en lo cierto, una vez las localicemos, los lobos se ocuparán del resto y podremos volver a casa.

Volver a casa... Hace tres días que me he ido y estoy deseando volver ya.

Sebastián me hace un señal de que me detenga justo delante de una puerta. Ésta es de hierro y se adivina una pequeña compuerta en la parte de arriba, como si fuera una celda.

Abro la compuerta y lo que veo me deja con la boca abierta. Es una estancia enorme. Dentro de ella hay más de una docena de hadas en unas condiciones deplorables. Se les ve sucias, hambrientas y demacradas. Se me hace un nudo en el estómago. Las hadas son las criaturas más bellas y puras que existen. ¿Cómo han podido tratarles de esa manera?

¿Quieres que rompa la puerta? —pregunto mentalmente a Sebastián. Éste niega.

Demasiado arriesgado —me responde —. Nos descubrirían enseguida. Mejor vámonos. Debemos seguir investigando. Ahora que sabemos dónde están, nos podremos organizar. Mañana iremos a hablar con los lobos.

Suspiro derrotado. Me hubiera encantado poder sacarlas de aquí ahora mismo. Se les ve tan débiles, tan agotadas, pero Sebastián tiene razón. Debemos organizarnos bien. Aún no sabemos con qué nos vamos a encontrar en estos túneles.

Volvemos sobre nuestros pasos y avanzamos por el pasillo siguiente. Enseguida llegamos a una sala completamente blanca. Las paredes son de cemento y están pulcramente pintadas. Se ve todo muy aséptico.

Hay varias puertas y Sebastián decide abrir una de ellas. Dentro hay un hada sujeta a un montón de aparatos. Parece dormida. ¿Qué demonios le están haciendo? Abrimos un par de puertas más y en todas la misma escena. ¡Es realmente desolador!

Ignoramos el resto de las puertas, ya que hay indicios de que hay humanos en ellas y no queremos ponernos en evidencia.

Sebastián me hace una señal para que salgamos de allí y asiento encantado. Creo que ya ha visto suficiente.

Entramos en el pasillo siguiente. El lugar a donde llegamos es muy similar al que hemos visto antes, pero aquí el color que predomina es el gris. Enseguida vemos un montón de cámaras y sensores, por lo que decidimos no avanzar más.

DC VII: LAS MONTAÑAS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora