2.- El retorno de las mariposas

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Victoria

—Se te está poniendo peor —se lamentó Gema sujetándome la barbilla para mirarme el ojo amoratado.

Yo me mordí el labio, mirándola muy cerca. Me había dado un codazo mientras jugábamos un partido amistoso de Vóley en el parque. Al día siguiente empezábamos las clases y habíamos querido ir a disfrutar del último rato de libertad.

—No me duele —reconocí con sinceridad—. Tengo una alta tolerancia al dolor.

—En realidad ha sido culpa tuya. Me pones nerviosa.

—¿Yo? —La miré sin entender nada.

—Eres la mejor del equipo con diferencia, quería impresionarte.

Estaba muy cerca de mí y aún no me había soltado la barbilla. Me pareció que sus mejillas oscuras se teñían un poco de rojo, aunque no estaba segura. Y yo seguía sin entender nada.

—¿A mí? Yo solo juego para divertirme, no es que le de mucha importancia a la forma de hacerlo.

—No solo eres la mejor jugadora —me dijo y esta vez tuve claro que sus mejillas se habían teñido de rojo—. También eres la más guapa.

Parpadeé como una idiota, sin apartar la mirada de sus ojos oscurísimos. Era una chica guapísima, aunque desde que Stesha y yo lo habíamos dejado o lo que fuera, más de un año antes, no me había vuelto a fijar así en ninguna chica.

Sin embargo, tomé aire a solo un palmo de distancia de ella y me lo planteé durante un segundo. Tenía la piel oscura y el pelo muy rizado y peinado en todas direcciones. Era algo más alta que yo, pero no demasiado, así que solo tuve que moverme un poco hacia delante y levantar la cabeza para juntar nuestros labios.

Fue un beso suave y tierno, no trató de meterme mano, ni nada. Y tampoco profundizamos más. Nos separamos solo un par de segundos después y esta vez tuve claro que hasta yo estaba roja.

—Creo que ya tienes mejor el ojo —bromeó, acariciándome la mejilla con un pulgar.

—Ha dejado de arderme —me reí.

—¡Joder, creía que no te dolía, de verdad que lo siento mucho! —se lamentó y yo me partí de risa.

—No te preocupes, Gema. Tengo que irme a casa, Sisi estará desesperada por salir a pasear.

Le di un último beso, muy rápido, como despedida. Ella me sonrió un poco y yo sentí que me sonrojaba aún más.

—Te acompaño, por si te duele más o algo...

—¿Para mirarme con lástima? —bromeé, pero caminé a su lado.

—O para llevarte en brazos, lo que prefieras.

—Creo que podré llegar sola, pero agradezco tu esfuerzo, y tu compañía.

Le dirigí una sonrisa. Gema se había mudado a Madrid unos meses atrás y desde entonces jugaba en mi equipo de Vóley, aunque iba a otra clase. Desde el principio me había parecido una chica divertida, simpática y muy responsable.

Aunque, sinceramente, no me había planteado enrollarme con ella ni nada parecido. En realidad, no es que me hubiese planteado estar con nadie en el último año, la verdad. Desde que había visto a Stesha con Kevin, y me había roto el corazón, no me había gustado nadie. Pero Gema era maja, guapísima y seguramente no iba a enrollarse con mi hermano, que, estando en Nueva York, también le sería más difícil.

Me paré bruscamente al girar la esquina y llegar a la calle dónde vivía. Gema siguió andando sin darse cuenta de que mi corazón se había saltado un latido. Como si de alguna forma pudiera saber que estaba pensando en ella, Stesha estaba sentada en la acera justo delante de mi chalet.

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora