19.- Tu nombre en las estrellas

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Lindsay

Los Torres me habían «adoptado» aquella noche. Vicky se había ido a casa de Stesha a dormir, para que yo pudiera quedarme en su habitación. Le había asegurado que no hacía falta, que podía quedarme en el sofá, pero se había negado totalmente.

Sin embargo, tras una hora dando vueltas en la cama, había decidido que no podía dormir. Así que me había bajado a buscar algo que tomarme para relajarme. No quería pensar en lo que había hecho y los nervios me estaban revolviendo el estómago. Pensé que quizá encontrase una tila o algo, pero lo primero que vi fue alcohol, así que me cogí una cerveza y salí al patio a tomármela.

Agarré una manta del sofá antes de salir y me tumbé en una hamaca, envolviéndome lo mejor que pude. Me bebí media lata de un trago y luego me subí la manta hasta la barbilla. Ni siquiera sabía que iba a hacer con mi vida a partir de entonces. Había pasado los últimos nueve meses saliendo con Mason y construyendo una vida con él. Y, luego, había renunciado a todo, por seguir a Kevin de vuelta a Madrid.

Por seguir a alguien que no me quería.

Por una idea estúpida y romántica que nunca iba a pasar. Apoyé la cabeza mejor en la hamaca y clavé la mirada en las estrellas. Pensé que encontraría una respuesta en las estrellas, pero lo único que tenía claro era que llevaba dos años enamorada de Kevin y él solo consideraba que yo era una causa perdida que debía rescatar.

Casi me reí cuando se me cruzó la idea de volver a ser una causa perdida para que me hiciera caso. Pero no estaba tan loca aún. Ni tan necesitada de atención, ¿no? Quizá un poco sí.

—¿No puedes dormir? —me sobresaltó Kevin.

—¿Y tú? —respondí, alzando la cabeza hacia él.

—No.

Se sentó en la hamaca a mi lado. Y se subió la capucha de la sudadera, para no helarse. Faltaba menos de una semana para navidades y hacía un frío horrible. Por suerte no había llovido ni nada, y los asientos estaban secos.

—¿En qué piensas? —me preguntó.

—¿Sinceramente? —me reí un poco sin pretenderlo.

—Siempre, Linda.

—Pensaba en que problemas me puedo meter para que me hagas caso —reconocí—. Lo de salir a helarme ha parecido buena idea...

—Yo siempre te hago caso, Lindsay. Te recuerdo que fui hasta Nueva York detrás de ti y me las apañé para conseguir que vivieras conmigo y joderte tu boda.

Le miré mal, pero él se limitó a reírse. Al final puse los ojos en blanco y me decidí a ignorarle. Sí, había hecho todo aquello, pero no me había dicho que me quería.

Se levantó de golpe y, cuando pensaba que se iba a largar, me empujó un poco para que me sentase. No entendí lo que pretendía hasta que se sentó detrás de mí, con las piernas abiertas para que yo pudiera apoyar la espalda en su pecho. Se tumbó un poco y yo quedé tumbada sobre él.

—Quería la manta, no te flipes —se burló un poco, haciéndome reír.

—La manta no te quería a ti, estaba muy a gusto conmigo —me quejé—. Vas a cargarte la tumbona.

Bah, que compren otra, mis padres tienen pasta —bromeó.

Tiró de la manta para arroparse él también y me acarició los brazos con las yemas de los dedos. Yo solo pude cerrar los ojos y disfrutar de su olor que parecía envolverme, de sus caricias, de su pecho duro bajo mí, y de la situación en general.

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora