12.- Vestidos de novia

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Lindsay

—¿De verdad tenemos que hacer esto aquí? —pregunté a mi abuela, cuando me empujó al cajón para que una de sus costureras me ajustase el dobladillo.

—¿Vives aquí? Sí. Pues lo hacemos aquí.

Puse los ojos en blanco, subiéndome al cajón sin rechistar. Mis padres no estaban en su casa, así que podríamos haber ido allí para hacerme las pruebas del vestido de boda, pero mi abuela quería hacer la prueba en mi nuevo piso para provocar a Kevin, aunque eso no lo había reconocido, claro.

—Es horrible... —rezongó.

Estaba diciendo algo más, pero la verdad es que había desconectado. Me di cuenta, cuando la costurera me tendió la mano, de que querían que bajase del cajón, por undécima vez. En cualquier caso, estaba más que acostumbrada a los cambios de vestuario de mi abuela, así que me dejé hacer, mientras me preguntaba si Kevin se cabrearía porque estuviéramos haciendo aquello allí. Teníamos el salón que compartíamos invadido de vestidos de boda, zapatos y complementos. Sinceramente, si yo entrase a casa y me la encontrase así, me mosquearía.

—A ver este.

Me quitaron entre dos de las tres costureras el vestido y mi abuela les señaló otro para que me lo pusiera. Yo me dejé hacer, tratando de no quejarme. Y, quizá fue porque nunca jamás olvidaba una prenda, o porque estaba esperando que mi abuela hiciera algo así desde que había aparecido con todo aquello, pero se me encendió el sentido femenino.

—¿Este vestido no es el de la sesión de fotos del año pasado con Kevin?

—¿Sí? —Mi abuela se hizo la despistada, y me quedó claro que era así—. Pruébatelo, a ver si es.

Ya me habían puesto la mitad, y no pude evitar que acabasen de ponérmelo. Y me pareció la peor idea del mundo. ¿Cómo me iba a casar con el vestido con el que me había hecho fotos con Kevin? No pude evitar pensar en aquella sesión de fotos, cuando me levantó entre sus brazos y rozamos nuestros labios... Hacía un año, pero sentía que había pasado el día anterior...

Entonces me había dicho: «no te vayas». Y yo no había querido entenderle, pero ahora me preguntaba si hablaba de volver a Nueva York. ¿Me lo estaba pidiendo? ¿Quería que me quedase en Madrid con él y no lo había entendido? ¿Por qué mierda no podía decírmelo directamente?

—No llores, querida —me regañó mi abuela—. Yo también creo que es el vestido perfecto. —Me dio una palmadita en la mano entonces y se me escapó un gemido—. ¿O el problema no es el vestido, sino el novio?

—No digas tonterías. —Me limpié una lágrima de la mejilla—. Mason me quiere, y Kevin no.

—¿Y a quién quieres tú?

—A Mason, por eso me voy a casar con él. Y no con el vestido que usé para hacerme fotos con Kevin, por muy perfecto que sea.

—¡Que tonta eres! —me regañó, pero empezó a dar órdenes para que arreglasen los dobladillos.

No le respondí, porque seguro que era verdad. Yo era tonta. Peor, era aún peor. Llevaba un año y medio esperando que Kevin me dijese: «te quiero, Lindsay», o mejor, «te quiero, Linda». Y ya está, no me casaría con Mason, y me quedaría con Kevin. Iría a Madrid, o África o dónde el quisiera. Le daría todo mi puto dinero por oír esas tres palabras.

Pero Kevin no me quería. Y yo era estúpida por seguir esperando. Lo de tonta se me quedaba corto. Era como si no dejase de tropezar con la misma piedra, y encima, le daba las gracias cada vez que me tiraba al suelo.

—Quiero quitarme este vestido —le pedí a mi abuela.

De hecho, quería quitármelos todos. Me costaba respirar, no podía pensar con claridad y me dolía el estómago.

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora