Lindsay
Jugué con el borde del velo que estaba colgado de mi armario para que no se arrugase. Quedaban unas doce horas para la boda, y aún no tenía nada claro.
Kevin no iba a ayudarme, o eso decía. Mis padres habían vuelto y, aunque no se emocionaron por la boda ni me ayudaron con los preparativos, al menos no se opusieron más.
Sin embargo, siempre me había imaginado casándome con el hombre de mis sueños, en un lugar precioso, con mi padre llevándome al altar. No sé, no esperaba que mis padres tuvieran cara de aburrimiento, mientras yo me planteaba si me había equivocado de chico y él lo organizaba prácticamente todo.
Y, ¿cómo iba a querer Mason mi dinero, si él estaba pagando toda la boda? Claro que, por otro lado, no sospechaba de él, porque estaba pagando todo... ¿Y si solo pretendía eso? Me estaba volviendo loca y, de pronto, doce horas parecía muy poco y yo me sentía al borde del ataque de ansiedad.
Por si mi cacao mental, además, no fuera suficiente, llevaba un mes acostándome con Kevin. Por la mañana me sentía la peor persona del mundo, pero era yo la que me colaba en su habitación por las noches, porque seguía enamorada de él como una idiota. Pero él no me quería, ¿qué iba a hacer? ¿Me iba a casar con Mason y seguiría siéndole infiel eternamente? No, Kevin me había dicho que se iría tras mi boda y no volvería a Nueva York.
Podía tener a uno u otro, pero no a los dos. Y a mí me gustaban los dos. No solo eso, sabía que con Kevin no tenía futuro, él no quería, solo le gustaba, quería protegerme... Y Mason estaba allí y dispuesto a compartir su vida conmigo...
—¡Linda, el Capitán América está aquí! —me llamó Kevin.
Dejé el velo en paz, porque al final lo iba a ensuciar antes de poder ponérmelo, y salí a ver a Mason. Kevin no se había molestado en levantarse del sofá y tenía un par de libros de clase abiertos sobre sus piernas. Mason me miraba con una sonrisa cariñosa, la misma sonrisa de siempre. Era el mismo chico del que llevaba diez meses enamorada. ¿Por qué no iba a salir bien? Kevin se iría, yo me quedaría con Mason y todo sería como antes, y seríamos felices.
—Hola, Linds. —Se acercó a darme un beso y yo le respondí tratando de emocionarme, como antes de que Kevin volviese—. ¿No vas a salir?
Miró mi chándal casi con desaprobación. Yo no solía ser de las que se ponían el pijama al llegar a casa, pero estaba cansada y quería estar cómoda. Otra costumbre adoptada de Kevin, que me miró ligeramente en ese momento.
—Sí, más tarde —mentí—. ¿Tú te vas ya?
—Sí, los chicos me están esperando abajo, pero quería venir a desearte una feliz despedida de soltera.
—Gracias, tú pásatelo bien también.
Tuve que esforzarme mucho para sonreírle, y él miró un poco a Kevin y luego de vuelta a mi chándal.
—¿Segura de qué está todo bien? —insistió. Yo me limité a asentir—. ¿Te vienes a mi despedida, Kevin?
—Paso, tengo que estudiar. ¿No da mala suerte ver a la novia el día antes de la boda?
—Bueno, no creo que nada nos vaya a ir mal. —Mason me sonrió de nuevo y me dio otro beso en los labios—. ¿Estás nerviosa?
—Mucho.
Nerviosa estaba, quizá lo que me faltaba era emoción. Pero parpadeé un par de veces para aclararme la vista y le dirigí una nueva sonrisa.
—Pues si tu primo no quiere salir, te dejo que te prepares, cariño. —Me dio otro beso muy suave—. ¿Nos vemos mañana delante del altar?
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Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️
RomanceKevin no ha podido superar la marcha de Lindsay, pese a que ya hace un año. Esta vez, él es su propia causa perdida. Lindsay, sin embargo, ha retomado su vida aplicando todo lo aprendido en Madrid. Victoria ha decidido que hay más vida tras Stesha...