8.- Abandono parental

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Victoria

Entré a casa bostezando. Me había levando muy temprano para sacar a Sisi a pasear antes de ir a clase. La rutina era un rollo. Solté a la perra al abrir la puerta de casa y la perdí de vista enseguida. Yo cerré para ir a por la mochila e irme a clase. Cuando Kevin vivía en casa él solía sacar a la perra por la mañana y, que no estuviera, también era un rollo.

Me paré en seco al llegar al salón, porque mis padres estaban allí, y eso era raro, porque normalmente a esas horas ya estaban currando. Aunque más raro era verlos con mochilas y chaquetas de cuero, la verdad.

—¿Dónde vais? —pregunté dudosa.

—A pasar el finde fuera. Volveremos el domingo, o el lunes —explicó mi padre, dándome un beso en el pelo y recogiendo las mochilas para salir de allí.

—¿Y qué pasa conmigo? —dudó, siguiéndolos hasta el garaje.

—¿Qué te pasa? —preguntó mi padre.

—¿Me vais a dejar sola? ¡Que soy una niña! —me quejé, bajando las escaleras detrás de mi padre. Mi madre se rio a mi espalda.

—Si te da miedo dormir sola, puedes ir a casa de la abuela, de Abram, Carlos, Raúl o Jessica —explicó mi madre—. ¿Necesitas más casas? La abuela te espera para comer después de clase, por cierto. Luego puedes quedarte, o ir dónde quieras.

—Pero ¿de qué vais? —resoplé—. No podéis dejarme sola, ¿y si me pasa algo? Que soy menor de edad... ¿Os da igual?

—Sí —se rio mi padre de mí.

—Claro que no, cariño. ¿Quieres que te llevemos a casa de alguien? —ofreció mi madre.

—No, da igual. Pero podíais haberos largado cuando estaba Kevin...

—No seas tan quejica... —me regañó mi padre—. Con tu edad yo dormía en un parque. Tú tienes al menos seis casas para elegir. De nada. Sube a la moto, Lu, antes de que siga quejándose.

—Vaya padres... —resoplé con un puchero.

—Si quieres que nos quedemos, dilo y lo haremos —ofreció mi madre.

—¿Qué haces? ¿Y si lo dice? —preguntó mi padre horrorizado—. Victoria, mírame. —Me sujetó de los hombros para que le mirase a los ojos—. ¿Te da miedo quedarte sola? Invita a Stesha. ¿No quieres ver a Stesha? Andrea y Carlos tienen dos habitaciones libres, y la abuela otras dos y ella se siente sola y quiere verte. Deja que nos vayamos, somos humanos, también necesitamos despejarnos y tiempo en pareja... A solas. Somos buenos padres, te hemos cuidado bien, eres mayor, tienes que aprender a quedarte sola.

—¿Es que ya no queréis estar conmigo? —Hice un pucherito.

—Podemos quedarnos, Vicky —suspiró mi padre derrotado, pasándose una mano por el pelo y despeinándose.

—Que es broma —me partí de risa—. Pasadlo bien. Pero no me abandonéis para siempre.

—Que tonta eres —se quejó mi padre, pero me dio un beso en la mejilla y volvió a recoger las mochilas para guardarlas en las dos motos.

Mi padre tenía siempre la suya allí, pero la otra no tenía ni idea de dónde había salido, quizá mi padre la había traído del trabajo, o a lo mejor la habían comprado. A saber, en cualquier caso, yo llegaba tarde a clase.

—Tened cuidado —pedí a mi madre, abrazándome a ella.

—¿Eso no tenemos que decírtelo nosotros? Escríbenos para decirnos dónde vas a dormir, ¿vale?

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora