Kevin no ha podido superar la marcha de Lindsay, pese a que ya hace un año. Esta vez, él es su propia causa perdida. Lindsay, sin embargo, ha retomado su vida aplicando todo lo aprendido en Madrid.
Victoria ha decidido que hay más vida tras Stesha...
—Pues a mí estas estrellas me parecen iguales que las de Madrid... —les dije, por molestarlos más que nada, en realidad, las estrellas me daban igual.
—Pues a mí me parecen más bonitas —aseguró Lindsay.
—Pues yo no veo nada con tanta luz —se quejó Victoria, sentándose en el suelo.
Nos habíamos tumbado en el césped de Central Park, pero ella llevaba razón en que la luz no dejaba ver mucho del cielo. Aun así, supuse que no podía haber mejor compañía y esas mierdas.
—¿Por qué me miras así, morena? —pregunté, porque ella no quitaba la vista de encima mía.
—Recordaba lo cabreada que estaba contigo la última vez que estuve aquí.
—Pues espero que se te haya pasado, porque no me apetece que me apuñalen otra vez —me reí un poco, tirando de su mano para que cayese contra mí—. ¿Quieres que busque una foto de estrellas en mi móvil para ti?
—Déjalo, tonta.
Se abrazó un poco contra mí y nos quedamos en silencio un buen rato. En realidad, se estaba bien allí. Hacía una brisa muy ligera veraniega y el suelo era mullido y agradable. Me quedaría a dormir justo en ese sitio, si mis amigos me fueran a dejar...
—Aún me parece mal que hagas cosas con mi hermana —aseguró Kevin, pero él tenía abrazada a Lindsay y le masajeaba el brazo con cariño y cara pensativa.
—¿Qué tramas, Juan Arturo Lorenzo Augusto de Mendoza y Jiménez? —cuestioné, porque le conocía muy bien para saber que algo estaba pasando por su cabeza.
—Nada, pensaba en que lleváis razón en que aquí no hay una mierda de estrellas. ¿Qué tal si nos vamos al campo mañana?
—Si no puedo ir en tacones, paso —aseguró Lindsay.
—¿Acampada? —preguntó Victoria interesada.
—Sí, habrá que aprovechar que estáis aquí... ¿Linda?
No la dejó responder, antes de besarla con suavidad. Y supe que la rubia iba a ceder a los «encantos» de mi amigo. Yo pasé de ellos, porque no me interesaban, y besé a Victoria con ganas.
Aún no había decidido si era lesbiana, bisexual o solo Victoria-sexual. Pero la quería, joder, la quería tanto que no quería ni imaginarme pasar un solo día sin ella.
Quería pasar el resto de mi vida buscando lugares desde los que mirar las estrellas, a su lado, solo para ver su sonrisa feliz y su preciosa cara sonrojada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Pues hasta aquí esta bilogía! Sé que se os ha hecho corta, a mí también, pero no lo es, son los problemas de publicar a diario jajaja
¿Qué os ha parecido? Dudas, comentarios, sugerencias, críticas... Es el momento de decir lo que queráis. ^^
Recordad que podéis seguir leyendo sobre esta familia en Casi en sintonía y El castigo por tus pecados. Y que sigo publicando Crónicas de Morkvald y Cuando robes un zapato.
¡Nos vemos!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
