Victoria
—Lo primero, que conste que no aprobamos lo que hiciste —me dijo mi madre, y por la cara de mi padre, deduje que era ella la que menos lo aprobaba. Yo asentí formal—. Y lo segundo, es que esto ha sido idea de tu padre...
—¿Qué era eso de ser un equipo y blablablá? —bromeó mi padre, haciéndome reír—. Da igual, ha sido idea mía.
Estábamos entrando a lo que me había parecido una especie de estadio, y cuando llegamos a un garaje descubrí lo que era: un circuito de carreras. ¡Uno de verdad! Mi padre me tendió una chaqueta de cuero negra y azul que tenía en la mano y unos guantes a juego.
—¿De verdad?
Los miré con los ojos muy abiertos. No quería tentar la suerte, pero me había metido en una carrera ilegal, arriesgando mi vida y la de Stesha, y me estaban regalando cosas y dejándome montar en moto. Aquello no parecía un castigo para nada. Y tampoco me lo había parecido la semana que me había pasado de clase a casa, y de casa a clase. La verdad es que había estado de lo más tranquila.
—¿Cuál te gusta? —preguntó mi padre, señalando una fila de motos en la que yo ya había reparado.
Pasé los dedos por encima de la chapa de la que tenía más cerca. Todas eran bonitas, de colores brillantes y formas elegantes. No quería elegir una, por mí, habría montado en todas. Pero si tenía que elegir... Me paré frente a una negra, con líneas de color azul eléctrico. Era estrecha y parecía rápida.
—Esta —le dije, y mi padre buscó una llave de las muchas que había en un cajetín de la pared y me la lanzó—. ¿De verdad puedo? —Miré a mi madre, que supuse que tendría la última palabra.
—No queremos premiar lo que hiciste, Vicky, pero si es lo que te gusta, tampoco te lo vamos a prohibir. Y si las opciones son que lo hagas dónde podamos vigilarte, o un polígono industrial, con gente peligrosa, pues ya ves.
—Vamos, que le des caña —ordenó mi padre.
Y yo obedecí. Él me ayudó a sacarla fuera y yo le pasé a mi madre la chaqueta y me puse la chupa de cuero nueva y los guantes. Mi padre me pasó un casco negro. Yo me abracé a él y luego a mi madre. Aquel era el mejor regalo del mundo.
—Ten cuidado —pidió mi madre, tras darme un beso en el pelo.
—¿Cómo has conseguido esto? —pregunté a mi padre.
—Pagando mucho. Tenemos un par de horas. Aprovéchalas.
Yo asentí y no perdí más tiempo. Me puse el casco y subí a la moto. Arranqué y disfruté del ronroneo del motor. La pista era bastante grande y ovalada, di la primera vuelta despacio para descubrir todas las curvas y el camino exacto. Vi a mis padres sentados en las gradas, pero no pude mirarlos mucho.
La segunda vuelta aceleré más. La sensación, el aire, la libertad, la vibración de la máquina debajo de mí... Era lo más increíble del mundo. La tercera vuelta la di aún más rápido, quería comprobar cuanto aceleraba aquel cacharro. Era tan fácil manejarlo, que era casi como si volase.
Había perdido la cuenta de las vueltas que llevaba, cuando vi a mi padre de nuevo en la pista. No podía haber pasado las dos horas, ¿no? Sentía que acababa de subirme a la moto. Paré despacio y conseguí frenar a un par de pasos de él, que sonreía un poco.
—¿Qué tal?
—Es genial, fantástico, mejor que el fútbol y los besos —aseguré.
Y luego me sonrojé, por suerte no podía verme mucho la cara con el casco.
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Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️
RomanceKevin no ha podido superar la marcha de Lindsay, pese a que ya hace un año. Esta vez, él es su propia causa perdida. Lindsay, sin embargo, ha retomado su vida aplicando todo lo aprendido en Madrid. Victoria ha decidido que hay más vida tras Stesha...