22.- Calabozo

524 92 5
                                    

Victoria

Miré por el retrovisor para comprobar que el coche de policía seguía pegado a mi culo. Cogí aire y aceleré, buscando la forma de perderlos.

De verdad que yo no pretendía meterme otra vez en una carrera ilegal, pero quizá tenía un problema mental, o algo. Así que cuando Omar me llamó para ir a una, yo había mirado el dinero de la apuesta navideña, y que aún tenía sobre el escritorio, sin saber en que usarlo y había aceptado.

Incluso, cuando me quejé de no tener moto, él se ofreció a prestarme una. Al parecer, estaba muy impresionado conmigo por haber ganado dos carreras y quería ir a medias con los beneficios. Según él, se ponía de los nervios corriendo y siempre perdía.

Así que quedé con él a un par de calles de mi casa y dejé que me llevase de paquete en su moto hasta el polígono dónde iban a hacer la carrera. Mis padres pensaban que había salido a cenar con Stesha, y ella, que me iba con Ricky. Mi novia se quejó un poco porque pasase de ella para irme con un chico, pero al final, me había deseado que lo pasase bien. Yo fui a ver a mi amigo para dejarle a la perra y asegurarme de que me cubriese si Stesha preguntaba.

Y no es que quisiera esconderme de mi novia, es que no quería que se metiera en líos por subirse a la moto conmigo, otra vez. Yo quería sentir la adrenalina, la emoción y todo eso, pero ella no tenía por qué arriesgarse.

Cuando, solo dos minutos después de empezar la carrera, había visto las luces azules, me había dado cuenta de que había sido una suerte mentir a Sty. Y me había salido de la carrera, para que no me pillasen. Sin embargo, en los laterales del polígono, había más coches de policía esperando y un par empezaron a seguirme cuando pasé la línea que yo había considerado la salvación.

Me planteé dar otra vuelta por el polígono, en orden de delitos, seguro que salir a la ciudad era aún peor, pero claro, por allí no los iba a perder, y para colmo, me arriesgaba a toparme con otro coche de policía de frente.

Al final, crucé la ciudad lo más rápido que pude, procurando ir por las avenidas más grandes, y salí a la autopista en cuanto tuve oportunidad. Había pocos coches, porque era tardísimo, pero, aun así, tuve que serpentear para poder adelantar. Sabía que tenía ventaja sobre los coches de policía, porque podía meterme mejor entre los vehículos, y, pese a ello, no lograba perderlos.

—¡Vamos, joder! —le grité a la moto, o al aire o a la vida en general.

Vi el control un poco más adelante, me estaban esperando, coño. Como me pillasen iba a acabar en la cárcel. Se me llenaron los ojos de lágrimas solo de pensarlo y tuve que parpadear varias veces para despejarme la vista. Usé un coche de escudo y conseguí colarme entre uno de los coches de policía y el arcén, para volver por una salida de la autopista a la ciudad. Rocé la moto contra el quitamiedos, pero la mantuve estable.

Y cuando hice el semicírculo de salida, me encontré de frente con un coche de policía bloqueando por completo el carril. Tuve que frenar, porque esta vez no había hueco para huir ni rozándome entera contra el quitamiedos.

Me di cuenta de que no tenía espacio suficiente para parar y, lo último que necesitaba, era herir a un policía o dañar la propiedad pública o alguna mierda así. Tuve que girar la moto un poco, y tumbarme para acabar de pararla. La rueda delantera se hizo polvo contra el quitamiedos de cemento y yo rodé por el suelo arañándome entera.

—Ponte boca abajo, las manos sobre la cabeza —ordenó el policía y yo obedecí dolorida.

—Menuda carrerita nos has hecho dar, ¿eh? —se burló otro policía, mientras el primero me clavaba la rodilla en la espalda para esposarme.

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora