3.- ¿Y el anillo pa cuándo?

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Lindsay

—¡Eh, Linds! —Mason debía llevar rato llamándome, antes de sujetar mi mano para que le prestase atención.

Alcé la mirada hacia él y vi al camarero esperando a nuestro lado. Cogí la carta, pero volví a dejarla enseguida.

—Vino y carne, lo que sea, me da igual, pero que esté grasienta y no sangre.

—¿Segura? —dudó Mason, cuando el camarero se alejó.

Yo asentí un par de veces. Solo me saltaba la dieta una vez cada quince días, y solía ser para comer pizza, pero necesitaba grasa en ese momento. El maldito Kevin iba a conseguir que engordase, y yo no llevaba un año a base de lechuga para poder modelar de forma profesional con mi abuela como para engordar por su culpa.

—Linds, ¿me estás escuchando?

—No, perdona —reconocí con sinceridad.

—¿Qué te pasa, cariño?

El camarero volvió para servirnos un par de copas de vino con mucha ceremonia. Y yo guardé silencio mientras lo hacía, desesperadamente despacio.

—Mis padres han decidido que me odian otra vez —expliqué—. Esta vez no se les ha ocurrido nada mejor que meter a Kevin a trabajar en el hotel. —Me acabé la copa de un trago—. Y encima lo ponen en recepción conmigo. ¿Qué mierda les pasa?

Mason me miró serio, parpadeando un poco y me pareció que le había escandalizado mi modo de actuar, aunque al final me sonrió y cogió mi mano de nuevo.

—Creía que era tu primo.

—Y lo es, más o menos. No tiene importancia, es que no le soporto y no quiero tenerle que aguantarle en casa y en el trabajo.

—Pues déjale en recepción y te vas a pasear por el hotel —bromeó y no me pareció tan mala idea.

—Puedo hacerle trabajar y vaguear...

Sonreí con la idea, quizá no estaba tan mal que Kevin estuviera por allí. Ni siquiera hacía falta que me quedase en el hotel, podía salir por detrás e irme a la peluquería o algo...

—¿Ves? No es para tanto —se rio, sin soltar mi mano sobre la mesa—. ¿Más problemas que solucionar?

—Me gustaría sacarle de mi casa, pero creo que mis padres antes me echarían a mí. Le tienen en muy alta estima.

—Siempre puedes salir tú... —sugirió, mientras el camarero nos dejaba la comida delante.

—¿Y dónde quieres que vaya? —me reí sin mucho humor—. ¿Has visto los precios en esta ciudad? No quiero mudarme a un piso de mierda, ni tener que compartir con alguien que puede ser peor que Kevin...

—Me he pasado de sutil, supongo... Iba a dejar esto hasta el postre, pero creo que es un momento genial.

Se arrodilló a mi lado, sin soltar la mano que me tenía sujeta. Yo le miré como una idiota, boqueando. Luego miré alrededor, qué vergüenza. La gente nos miraba y comentaban entre susurros. ¿No tenían vida o qué?

—¿Qué haces, Mason?

—Cásate conmigo, Lindsay —pidió, sacando una cajita con un anillo del bolsillo de sus pantalones.

Yo miré el pedrusco enorme y luego a Mason. Y no supe que decirle. Le quería, me gustaba estar con él, era genial, pero no era Kevin y no le quería tanto como a él. Seguía enamorada del maldito greñas.

Sin embargo, no quería volver con él, lo nuestro no era posible. Y Mason era genial. Sonreí un poco, porque parecía empezar a preocuparse, y me abracé a él.

Tu nombre en las estrellas - Bilogía Estrellas 2 - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora