𝐋𝐮𝐫𝐤 ━ Tommy Lee

27. Help.

Capítulo 27.

"I have been here many times before"

—Así que... dime, ¿qué sientes que es lo mejor que has tenido en la vida? —ella le preguntó mirándolo fijamente mientras movía un peón delante de él.

Tommy observó el movimiento que ella hizo en la tabla de ajedrez y se sorprendió a lo que ella rió.

—Yo diría que... —hizo una pausa y miró hacia el cielo pensativo—; mi batería, sería un completo fracasado —sonrió—. ¡No, no, no, no, no, no, mi batería junto con la montaña rusa que yo mismo inventé! —hizo una pausa—. ¡The Crüecifly!

Ella elevó las cejas y sonrió al verlo tan emocionado.

—¡No! —exclamó—. ¡Tener un sello discográfico y millones de copias de álbumes vendidos es una jodida locura!

—Tienes razón, es una completa locura —miró el tablero y se puso en alerta en el momento en que Tommy puso en peligro a su reina.

Aubrey movió con rapidez el alfil y empujó la pieza de la reina del baterista. Tommy abrió sus ojos de par en par sin poder creerlo.

—¡Jaque mate! —exclamó mostrándole una enorme sonrisa.

—¡Tramposa, eso no es cierto! —gruñó Tommy.

—¿Te gustaría ver como repito mi jugada?

—¡No, no quiero ver una maldita mierda! —se mostró molesto y después empujó con su brazo las otras piezas del ajedrez haciendo que se cayeran al suelo.

—Eres un pésimo perdedor —dijo acariciando su mejilla con suavidad.

Tommy hizo un pequeño puchero a la vez que dejaba que Aubrey acariciara su mejilla.

—¿Qué me dices de ti? —preguntó de repente.

—¿De que hablas? —frunció el ceño.

—¿Qué sientes que es lo mejor que has tenido en la vida? —dijo mirándola fijamente.

—Pues... —se quedó callada por unos segundos—. Creo que...

—¡Aubrey! —un grito proveniente de la cocina se escuchó provocando que ambos jóvenes se exaltaran.

—Ya regreso —dijo haciendo una pequeña mueca.

La muchacha se levantó de la cama del larguirucho y se dirigió lo más rápido que pudo a la cocina.

—¿Qué pasó? —preguntó al llegar.

En cuanto llegó a la cocina, se encontró con la última persona a la que quería ver. Su pulso comenzó a acelerarse, su respiración se volvió agitada, sus manos comenzaron a temblar y su mandíbula casi cae al suelo.

—Hola hermana —le sonrió esa persona a la que más miedo le tenía en este mundo.

—¿Qué haces... aquí? —tartamudeó un poco con cierto temor.

—Anne, esa no es la forma de recibir a tu hermano —la reprendió Mick—. Te llamé porque Les Paul dijo que vendría, no te informé el día, porque me pidió que fuera una sorpresa —le guiñó el ojo.