Final

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Narra Park Jimin:

Era algo asi como un lugar húmedo y cerrado, el calor que penetraba mi piel provocaba una desidratación peligrosa, mi lengua aspera e inútil podría ser testigo de ese sentir, al igual que mi cuerpo cubierto por una capa transperante de sudor. Fijé repentinamente mis ojos en la cerradura de ese gran lugar, tenía unas terribles ganas de escapar y correr libremente hacia el exterior, pero las cadenas en mis muñecas y talones me lo impedían.

He estado atado en esta silla por mucho tiempo, mis muñecas han estado tan apretadas que la sangre no circula como se debe en esa área, tal vez eso explicaba los moretomes que se formaban en esa área con el tiempo.

-O-Oye- sentir como mi garganta se rasgaba con tan sólo hacer el mínimo esfuerzo de hablar, era de lo peor. Mi cuerpo se debilitaba y yo no estaba haciendo nada al respecto. Ellos, ellos solo me permitieron hablar y ni eso podía hacer en estos momentos.

-¿Que quiere tu perra ahora Jeon?- no era el único que esperaba su muerte dentro de esta edificio avandonado, pues Jeon y su amigo llamada Ravi, estaban en la misma posición que yo. Él y Jeon estaban setados cerca de mi, pero en sus manos desatadas y sus pies eran libres de moverse como a ellos se les antojara.

Pensé en actuar con violencia cuando Jeon se levantó de su asiento y se acercó a mi rostro para besar mis labios con ternura, robando mi inocencia una y otra vez.

-¿Pasa algo pequeño?- vi su cabeza y mirada fijarse en mi con curiosidad, parecía estar interesado en mi estado físico actual pero, aún asi no era lo suficiente como para que se preocupara por mis brazos llenos de manchas verdosas y púrpuras. Yo lo intenté todo, me estremecí para tratar de soltarme, grité hasta más no poder jodiendo mis cuerdas vocales y me incliné hacia un lado para poder mantener una buena posición. Lamentablemente todo fue inútil.

-¿P-puedo salir? T-Tengo que ir al baño, u-urgentemente- levanté mis orbes brillantes y algo humedecidas havia la mirads intensa del mayor, mis ganas de romper estas cadenas oxidadas y utilizarlas como arma en contra de ellos dos no paraban de crecer. Mis niveles de violencia no eran los mismo que antes, ahora si podía sentir la energía negativa influir en mi cuerpo y fuerza. Si los quiero matar, los mataré...

-Oh cariño- una sonrisa algo descarada fue la respuesta que ya me esperaba del estúpido de Jeon. -Sabes lo mucho que te amo y adoro, pero tampoco tengo tiempo para cuidar a bebés como tu. Si quieres usar el baño, tendrás que esperar a nuestro avión directo a Japón. Allí no podrás escaparte como tu pequeña mentecita cree que lo hará- solté un profundo suspiro al escucharle hablar con tanto razonamiento. De alguna manera, él ya sabía las palabras y cosas que pensaba -No soy estúpido Jimin...-

-Yo no te dije estúpido, yo sólo quiero ir al baño y quedarme en Corea...¿Porque debo ir a Japón con ustedes?-

-Porque tu serás nuestro boleto privado a las competencias más importantes entre mafiosos- fruncí mi ceño confundido, a lo que el dedo índice de Jeon se encargó de levantar mi mirada y conectarla con la suya.

-Entiendelo, desde que fuiste a Alemania xonmigo no eres el mismo. Ahora eres fuerte, violento y rebelde. Eso te hace nuestra pequeña máquina asesina, quien acabará con toda nuestra competencia en Japón- al escuchar sus palabras mi instinto humano me hizo negar varias veces. Me frustraba la idea de que me iban a utilizar de nuevo para asesinar a más hombres, como si fuera un arma blanca que mata a todo lo que toca.

-No quiero matar a personas inocentes, Jeon.-

-No lo harás, los demás guerreros que te esperan en Japón son criminales; una mezcla intensa de violadores, vándalos, droga adictos y homicidas que no le temen a nada...tal y como tu eres- él parecía complacido en lo que me había convertido, como so fuera su más preciado objeto que tanto glorificaba.

Oreo «Yoonmin» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora